Con nuevos sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) en Italia y el Japón, el número total de sitios designados a nivel mundial supera el centenar

FAO.-

Tres nuevas designaciones SIPAM de la FAO —una en Italia y dos en el Japón— ponen en valor la agrobiodiversidad, los conocimientos tradicionales y el patrimonio cultural.

©Fotografía cortesía de SIPAM Gestión Sostenible del Agua y Sistema Agrícola, Forestal y Ganadero del Área de Okuizumo, Japón.

Una antigua mina de arena ferrosa transformada en un sistema agroforestal y pastoril en terrazas, un paisaje de huertos de cítricos rodeados de muros de piedra en el Japón y un emblemático sistema de terrazas mediterráneo en las escarpadas laderas costeras de Italia son las últimas incorporaciones a los Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM), lo que eleva a más de 100 el número de sitios de este tipo en todo el mundo, en el año en que la FAO celebra su 80.º aniversario. 

Estos sistemas fueron designados oficialmente en el marco de este programa principal de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) durante una reunión del Grupo Asesor Científico de los SIPAM celebrada el 26 de agosto. Con estas tres nuevas incorporaciones, la red mundial del patrimonio agrícola cuenta ahora con 102 sistemas en 29 países, en el Japón se ha alcanzado la cifra de 17 sitios y en Italia, la de tres. 

Estos sistemas dinámicos y resilientes reflejan una rica agrobiodiversidad, conocimientos tradicionales y culturas y paisajes muy valiosos, gestionados de forma sostenible por agricultores, ganaderos, pescadores y comunidades forestales de formas que apoyan los medios de vida locales y la seguridad alimentaria. 

“La FAO tiene el honor de dar la bienvenida a estos nuevos sitios excepcionales a la familia de los SIPAM. Cada sitio es un testimonio del ingenio y la resiliencia de las comunidades rurales y agrícolas, y muestra prácticas agrícolas sostenibles que se han mantenido y adaptado cuidadosamente a través de generaciones”, afirmó el Sr. Kaveh Zahedi, Director de la Oficina de Cambio Climático, Biodiversidad y Medio Ambiente de la FAO. 

Los huertos de limones y el sistema agrícola en terrazas de Amalfi

Encaramadas en las empinadas terrazas de la costa italiana de Amalfi, comunidades agrícolas centenarias han dado forma a un impresionante paisaje de limoneros, olivos y viñedos asomados al mar. El emblemático limón “Sfusato amalfitano” se cultiva bajo pérgolas de castaños utilizando técnicas manuales y es recolectado por los llamados “agricultores volantes”, un término acuñado por la forma en que hacen equilibrios y caminan por las pérgolas durante la recolección. 

Las terrazas construidas con muros de piedra seca evitan la erosión, estabilizan el terreno y ayudan a regular el agua y la temperatura. Este territorio alberga hasta 800 limoneros por hectárea, con un rendimiento que alcanza las 35 toneladas utilizando métodos de bajos insumos y sin plaguicidas. También es rico en biodiversidad, con más de 970 especies de plantas, incluida flora mediterránea poco común. 

Las mujeres desempeñan un papel fundamental, contribuyendo al trabajo agrícola y a las tradiciones de este sistema. El sistema de terrazas también es un sitio reconocido como Patrimonio Mundial de la UNESCO, y constituye un poderoso ejemplo de agricultura de montaña sostenible en el Mediterráneo. 

El sistema de huertos de mikan con terrazas de piedra de la región de Arida-Shimotsu, en la prefectura de Wakayama del Japón 

En la región montañosa de Arida-Shimotsu, en la prefectura de Wakayama del Japón, generaciones de familias de agricultores han cultivado mikan (Citrus unshiu) durante más de 400 años. Este sistema tradicional se basa en huertos con terrazas de piedra, adaptados a las pendientes pronunciadas y al clima subtropical húmedo de la región. Las terrazas mantienen funciones vitales del suelo y el agua, y sustentan más de 30 variedades de mikan (un tipo de mandarina) adaptadas a los microclimas locales. 

Arraigado en la agricultura familiar a pequeña escala y en métodos probados a lo largo del tiempo, el sistema preserva los conocimientos tradicionales, la biodiversidad y la resiliencia al cambio climático. Las técnicas tradicionales y los muros de piedra seca ayudan a regular el drenaje, retener el calor y prevenir los daños causados por el frío, mientras que la apicultura, la silvicultura y los cultivos intercalados con hortalizas contribuyen a la seguridad alimentaria y la resiliencia económica.

Los festivales, las tradiciones culinarias y las historias relacionadas con las variedades de mikan reflejan las prácticas culturales y los valores colectivos de Arida. 

Gestión sostenible de los recursos hídricos y sistema agrícola, forestal y ganadero readaptado a partir de la producción de hierro Tatara en la zona de Okuizumo, en el Japón. 

En la región japonesa de Okuizumo, los suelos degradados por la antigua extracción de arena ferrosa se transformaron en arrozales en terrazas alimentados por canales de riego centenarios gestionados por la comunidad. Allí, los agricultores desarrollaron un sistema circular único que combina el cultivo de arroz, la silvicultura, el pastoreo de ganado y el cultivo de alforfón, reutilizando los recursos locales. 

El elemento central de este sistema es el papel que desempeña la vaca negra japonesa, que proporciona ingresos gracias a su carne de alta calidad y suministra estiércol para enriquecer los suelos de los arrozales. El alforfón, adaptado a las laderas de las tierras altas, es un cultivo cultural clave junto con el arroz y las hortalizas. 

A pesar de retos como la despoblación, el sistema sigue siendo resiliente gracias a los fuertes vínculos culturales, la gestión del paisaje y la innovación arraigados en la comunidad local.

Sitio Fuente: FAO