Movimientos sociales y pueblos indígenas se oponen a la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU y piden un verdadero cambio de los sistemas alimentarios
SISTEMAS ALIMENTARIOS.
Por una transformación real de los sistemas alimentarios para los pueblos y el planeta.
Antes del momento de balance de la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas que se celebrará la próxima semana, los mayores movimientos mundiales por la justicia alimentaria, las organizaciones de productores de alimentos de pequeña escala y de pueblos indígenas, que representan a millones de personas en todo el mundo, han hecho pública una nueva declaración en la que denuncian el controvertido enfoque de las Naciones Unidas para hacer frente al hambre y la malnutrición.
En una rueda de prensa celebrada el 17 de julio, representantes de la Respuesta Autónoma de los Pueblos a la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU destacaron las acciones urgentes y coordinadas que serían necesarias para superar las crisis mundiales del hambre, y responder a los derechos y demandas de los más afectados por las crisis del hambre, el clima y la salud.
«La Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU no sólo ha pasado por alto nuestros derechos y las causas estructurales de las crisis», afirma Saúl Vicente, del Consejo Internacional de Tratados Indios, «… La intención de los organizadores de la Cumbre es vendernos el proyecto corporativo e industrial como transformación».
Los movimientos y organizaciones que se oponen a la Cumbre piden que se abandonen urgentemente los modelos industriales impulsados por el sector corporativo y se opte por sistemas alimentarios biodiversos, agroecológicos y comunitarios que den prioridad al interés público por encima de los intereses comerciales.
«Hay que garantizar los derechos de los pueblos a acceder y controlar la tierra y los recursos productivos, y promover los modelos de producción agroecológica y las semillas campesinas», demanda Ibrahima Coulibaly, presidente de la Red de Organizaciones de Agricultores y Productores Agrícolas de África Occidental (ROPPA)
Hace dos años, la Cumbre de la ONU desencadenó una contramovilización mundial sin precedentes. La principal preocupación de las críticas de la Cumbre era —y sigue siendo— la creciente influencia de las corporaciones y sus organizaciones intermediarias en el seno de las Naciones Unidas.
«No confundas a la cabra con el jardinero, dice un proverbio campesino», advierte Patti Naylor, de la National Family Farm Coalition: «A los gigantes corporativos de la agricultura, la alimentación y los datos no les importa la gobernanza democrática en la ONU, sólo la utilizan para sus beneficios. Como la cabra, las corporaciones se comerán la ensalada y las rosas, si no se les detiene».
Un cambio real de los sistemas alimentarios para las personas y el planeta es posible y necesario, pero con las cifras actuales del hambre, la ONU no cumplirá su Objetivo de Desarrollo Sostenible de acabar con el hambre para 2030. Esta crisis continua y sistémica es producto de fallos y omisiones de las políticas, y el resultado de seguir un camino problemático que exacerba las desigualdades y las dependencias, destruye el medio ambiente y la biodiversidad, y causa efectos indirectos que agravan las crisis globales de la deuda y del clima.
«En las dos últimas décadas, personas de todo el mundo han presentado estrategias concretas y eficaces para hacer frente a las crisis climática y alimentaria basadas en el respeto a la diversidad social y racial, la justicia y los derechos humanos y colectivos. Entre ellas destacan la soberanía alimentaria, la agroecología, la revitalización de la biodiversidad, los mercados territoriales y la economía social y solidaria», afirma Shalmali Guttal, de Focus on the Global South. «Las pruebas son abrumadoras: las soluciones de los productores de alimentos a pequeña escala y los pueblos indígenas no sólo alimentan al mundo, sino que también promueven la justicia económica, social y de género, el empoderamiento de los jóvenes, los derechos de los trabajadores y una verdadera resiliencia ante las crisis. ¿Por qué los responsables políticos no les escuchan y no les prestan el apoyo adecuado?»
Un nuevo informe de FIAN publicado en paralelo a la declaración, «Transformación de los sistemas alimentarios – ¿En qué dirección?» pide una revisión urgente de la arquitectura de la gobernanza alimentaria mundial para garantizar una toma de decisiones que dé prioridad al bien público y al derecho humano a la alimentación.
«Las comunidades en primera línea de la crisis alimentaria están siendo utilizadas por las corporaciones como coartada para aumentar sus beneficios. La tragedia es que los responsables políticos en la cumbre del sistema alimentario están ignorando las ideas mucho más eficaces de los movimientos sociales sobre cómo acabar con el hambre.»
Raj Patel, IPES-Food.
«En estos tiempos de hambre creciente y crisis múltiples es más urgente que nunca que los gobiernos y la ONU nos escuchen» dice Perla Álvarez de La Vía Campesina. «Les hacemos un llamamiento: cambien de rumbo, y apoyen nuestras demandas y esfuerzos por un futuro de soberanía alimentaria basado en los derechos humanos y los principios de la agroecología, el cuidado, la justicia, la diversidad, la solidaridad y la rendición de cuentas.»
Descargar la declaración aquí o más adelante.
Sitio Fuente: El Poder del Consumidor