El tronco encefálico: la estructura más antigua del cerebro humano que aún dirige nuestra supervivencia
NEUROCIENCAS.
Cuando hablamos del cerebro humano, solemos pensar en la corteza cerebral: esa capa externa repleta de pliegues que nos permite razonar, planificar y crear arte. Sin embargo, bajo esa superficie se esconde una estructura mucho más antigua, compartida con reptiles, aves y mamíferos: el tronco encefálico, considerado la parte más primitiva del cerebro.
Foto: Wikimedia Commons.
¿Qué es el tronco encefálico?
El tronco encefálico es la región que conecta el cerebro con la médula espinal. Se sitúa en la base del cráneo y está formado por tres áreas principales: el mesencéfalo, la protuberancia y el bulbo raquídeo. Su origen evolutivo se remonta a hace más de 500 millones de años, en los primeros vertebrados acuáticos.
Funciones vitales del cerebro primitivo.
A diferencia de la corteza cerebral, que procesa pensamientos complejos, el tronco encefálico regula funciones automáticas e indispensables para la vida:
- Respiración
- Latido cardíaco
- Presión arterial
- Reflejos básicos como tragar, toser o parpadear
- Ciclos de sueño y vigilia.
En otras palabras, sin el tronco encefálico no podríamos mantenernos con vida ni un solo minuto.
El “cerebro reptiliano” y la evolución humana.
El tronco encefálico forma parte de lo que algunos neurocientíficos, como Paul MacLean en su teoría del cerebro triuno, llamaron el “cerebro reptiliano”. Aunque hoy esta teoría se considera simplificada, ayuda a comprender cómo el cerebro humano se fue construyendo capa tras capa. Primero, un núcleo encargado de la supervivencia; después, el sistema límbico que gestiona emociones; y finalmente la corteza prefrontal, donde residen nuestras capacidades cognitivas superiores.
Relevancia médica y científica.
La importancia del tronco encefálico no es solo evolutiva, sino también clínica. Lesiones en esta zona pueden ser fatales, ya que interrumpen las funciones vitales más básicas. Además, la investigación actual en neurociencia busca comprender cómo estas estructuras ancestrales se comunican con la corteza cerebral moderna, revelando claves sobre el sueño, la conciencia y los estados vegetativos.
Que podamos respirar sin pensarlo, dormir de manera cíclica o reaccionar ante un peligro inmediato se lo debemos pues al tronco encefálico. Esta estructura ancestral del cerebro humano nos recuerda que, por muy avanzados que sean nuestros pensamientos, seguimos dependiendo de un legado evolutivo compartido con criaturas que nadaban en los océanos hace cientos de millones de años.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings