Haití: la FAO y el CERF lanzan una iniciativa de emergencia para reforzar la seguridad alimentaria rural en medio de choques climáticos, deportaciones y desplazamientos masivos de la población
FAO.
El dinero en efectivo, las semillas, el forraje y la capacitación salvarán vidas y ayudarán a las comunidades a reconstruir sus medios de subsistencia.
Una mujer porta un saco de semillas distribuido por la FAO en Perches (Haití). ©FAO/Nour Azzalini.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia de las Naciones Unidas (CERF), han puesto en marcha una iniciativa de emergencia en los departamentos del Norte y Centro de Haití para proporcionar ayuda crucial a los hogares más vulnerables y con inseguridad alimentaria, que se enfrentan al aumento de los desplazamientos, la crisis de deportación y el empeoramiento de los choques climáticos.
La iniciativa se dirige a los desplazados, los deportados de la República Dominicana y las comunidades que los acogen, y permite a las familias producir sus propios alimentos al tiempo que aumenta su resiliencia frente a los peligros naturales recurrentes.
Este apoyo llega en un momento decisivo. Casi uno de cada dos haitianos se encuentra en la Fase 3 (crisis) o superior (emergencia o peor) de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), según el análisis de la CIF de septiembre de 2024, y la gran mayoría vive en zonas rurales y depende de la agricultura y la ganadería. Esto significa que las familias se saltan comidas o comen menos para poder salir adelante, pero siguen enfrentándose a déficits alimentarios y riesgos de malnutrición, mientras que otras se enfrentan a una escasez extrema de alimentos y se ven obligadas a tomar medidas desesperadas para sobrevivir.
Gracias al CERF, la iniciativa ayudará a 1 500 hogares rurales vulnerables —unas 7 500 personas— en campamentos de desplazados y a familias que acogen a deportados en los municipios de Dondon, Plaine du Nord (Norte), Belladère y Lascahobas (Centro).
Las medidas clave incluyen:
- Apoyo a la producción de alimentos de emergencia: Mil doscientos hogares rurales (6 000 personas) reciben nueve toneladas de frijoles negros, tres toneladas de semillas de manís adaptadas a condiciones secas y 600 000 esquejes de pasto elefante. Se espera que estos insumos generen más de 250 toneladas de alimentos en 90 días —suficientes para alimentar a 8 000 hogares durante seis meses— y mejoren la diversidad de la dieta. Las familias están recibiendo también transferencias de efectivo incondicionales que les permiten cubrir sus necesidades alimentarias inmediatas y evitar la venta de los insumos agrícolas suministrados.
- Rehabilitación de los medios de vida: Trescientas personas se ocupan de la restauración de más de 19 kilómetros de canales de riego que no funcionaban, devuelven el agua a entre 100 y 300 hectáreas de tierras agrícolas, y construyen 200 refugios diseñados para albergar y proteger 1 200 cabras u otro ganado menor. Estas labores no solo refuerzan las capacidades locales de producción, sino que también ofrecen oportunidades de ingresos muy necesarias y benefician a unas 1 500 personas de 300 hogares.
- Capacitación en agricultura climáticamente inteligente: Cuatrocientos agricultores recibirán capacitación directa en prácticas y técnicas agrícolas climáticamente inteligentes que ayuden a impulsar la productividad y a adaptarse al agravamiento de la crisis climática.
Los municipios seleccionados se encuentran entre los más afectados por las tensiones climáticas y sociales. Belladère es un importante punto de entrada para más de la mitad de los deportados de la República Dominicana y acoge a un gran número de desplazados internos, mientras que un reciente aumento de la violencia en la zona de Lascahobas ha deteriorado aún más los mercados locales y las actividades agrícolas.
“En Haití, la producción de alimentos de emergencia y la preparación ante los choques climáticos no es solo una respuesta de emergencia inmediata: es la única forma eficaz de producir un efecto duradero y generar empoderamiento en las vidas de las comunidades rurales”, aseguró el Sr. Pierre Vauthier, Representante de la FAO en Haití. “Esta iniciativa de emergencia ayuda a hacer frente a las necesidades urgentes al tiempo que sienta las bases para la preparación a largo plazo ante los desastres en las comunidades locales, y permite a los agricultores producir alimentos, proteger sus activos y adaptarse a un clima cambiante”.
La FAO y el CERF combinan la ayuda inmediata con medidas de creación de resiliencia a largo plazo y trabajan mano a mano con las comunidades rurales para proteger los medios de vida, reforzar la seguridad alimentaria y sentar las bases para la recuperación y la estabilidad.
Sitio Fuente: FAO