¿Percibimos siempre los mismos colores? El impacto del envejecimiento ocular en la percepción cromática
CIENCIAS DE LA SALUD / OFTALMOLOGÍA.
A lo largo de la vida, aunque nuestro cerebro mantiene la constancia del color, los cambios fisiológicos en el ojo—como el amarilleamiento del cristalino, la reducción del tamaño pupilar y la pérdida de sensibilidad de los conos—modifican sutilmente la forma en que vemos los colores, especialmente los tonos azules y verdes.
Sin embargo, la adaptación neural y la memoria del color nos permiten “recordar” el blanco, rojo o verde de un semáforo con la misma fidelidad que en la juventud, compensando en gran medida estos cambios físicos.
La percepción del color es un proceso complejo que involucra la interacción de la luz, los fotorreceptores de la retina y el procesamiento cerebral. A medida que envejecemos, varias estructuras oculares sufren modificaciones que pueden alterar la cantidad y calidad de la luz que llega a los conos y bastones, cambiando así la forma en que interpretamos los matices del entorno.
Cambios fisiológicos en el ojo que afectan la visión cromática.
Amarilleamiento y opacificación del cristalino.
Con la edad, el cristalino acumula pigmentos amarillos y proteínas desnaturalizadas, lo que atenúa especialmente las longitudes de onda cortas (azules). Este amarilleamiento provoca que los objetos azules parezcan más verdosos o apagados.
Reducción del diámetro pupilar.
La pupila se vuelve más pequeña y menos reactiva, dejando entrar menos luz globalmente. Por ello, las personas mayores requieren hasta tres veces más iluminación que los jóvenes para percibir correctamente los colores.
Disminución de la sensibilidad de los conos S.
La pérdida específica de sensibilidad de los conos S (responsables de detectar azul) es más pronunciada que la de los conos M y L, lo que reduce la discriminación de tonos azules.
Estudios científicos sobre percepción del color y envejecimiento.
Cambios en el umbral periférico y central.
Un estudio de PLOS One midió la agudeza visual cromática (CVA) en 15 colores y halló que, aunque los umbrales centrales apenas cambian con la edad, los umbrales periféricos para el azul aumentan significativamente en mayores de 60 años.
Respuestas de la corteza visual primaria.
Investigaciones en humanos muestran que la corteza visual primaria pierde sensibilidad a la saturación del color, contribuyendo a una menor intensidad percibida de todos los colores en edad avanzada.
Estudios de resonancia estocástica.
Se ha explorado la estimulación mediante ruido visual (resonancia estocástica) para mejorar la detección de señales débiles en el ojo envejecido, con resultados prometedores para ampliar el campo visual cromático.
Adaptaciones neuronales y constancia del color.
Aunque el ojo recibe menos luz y con distinto espectro, el sistema visual central reajusta la percepción para mantener la “constancia” del color: sabemos que un semáforo rojo sigue siendo rojo incluso si el cristalino lo filtra ligeramente. Esta calibración permanente del cerebro ayuda a que, subjetivamente, veamos los mismos colores a lo largo de la vida.
Implicaciones prácticas y recomendaciones.
- Iluminación adecuada: Usar luz cálida de mayor intensidad en el hogar y espacios de trabajo de personas mayores para compensar la pérdida de luz.
- Diseño accesible: Evitar combinaciones de colores con contraste bajo en señalización y materiales didácticos dirigidos a mayores.
- Chequeos oftalmológicos: Revisiones regulares para detectar cataratas y otras patologías que amplifican la alteración cromática.
Si bien los cambios físicos en el ojo modifican la forma en que la luz entra y estimula los receptores, la plasticidad neuronal y la constancia del color permiten que, en la práctica, sigamos percibiendo los colores de manera muy similar a lo largo de la vida. Comprender estos mecanismos es clave para diseñar entornos más accesibles y garantizar la seguridad y el bienestar visual de la población envejecida.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings