Es posible que el megalodón no fuera tan grande como creíamos, de acuerdo con una reciente investigación

CIENCIAS DEL MAR / BIOLOGÍA MARINA.-

Un estudio propone que el enorme tiburón de la antigüedad era más esbelto que un tiburón blanco. Pero no todos los paleontólogos están de acuerdo.

Esta ilustración del megalodón podría estar equivocada. Este antiguo tiburón depredador se extinguió hace unos 3.6 millones de años y ha sido comparado con los modernos tiburones blancos. Sin embargo, nuevas estimaciones sugieren que el megalodón tenía un cuerpo más delgado y largo. Fotografía de Illustration by Jose Antonio Peñas, Science Photo Library.

Cierra los ojos e imagina al antiguo y abominable megalodón.

Probablemente estés imaginando un gran tiburón blanco de proporciones gigantescas, ¿verdad? No obstante, un estudio reciente sugiere que el tiburón más grande del mundo podría haber sido más largo y esbelto de lo que se pensaba.

“Los estudios anteriores se limitaban a suponer que el megalodón debía de parecerse a una versión gigantesca del gran tiburón blanco moderno, sin ninguna prueba”, señala Kenshu Shimada, paleontólogo de vertebrados de la Universidad DePaul de Chicago.

Tanto el gran tiburón blanco como el megalodón (Otodus megalodon) tienen prominentes estrías en los dientes, similares a las de un cuchillo de carne. Esto hizo pensar en un principio a los científicos que los grandes blancos (Carcharodon carcharias) eran los descendientes directos del megalodón, como se conoce a la bestia en la popular franquicia cinematográfica.

- Más sobre animales: Datos asombrosos sobre las moscas domésticas: viven en todo el mundo

Sin embargo, investigaciones más recientes han sugerido que el megalodón pertenecía a una rama diferente del árbol genealógico de los tiburones. Y aun así, la comparación con los blancos se mantuvo, aunque solo fuera por falta de una alternativa mejor, dice el paleontólogo.

Pero en un estudio publicado en febrero en la revista Palaeontologia Electronica, Shimada (junto a dos docenas de expertos) propone que el megalodón habría tenido un plan corporal mucho menos fornido que los tiburones blancos de pecho de barril.

Los científicos también han podido hacer una nueva estimación de la longitud total del megalodón, que en su punto más extremo podría haber alcanzado los 24.3 metros de longitud. Las estimaciones anteriores lo situaban en 15 metros como máximo. Eso significaría que los megalodones más grandes podrían haber sido casi del tamaño de una ballena azul.

“Nuestro nuevo valor representa la estimación máxima más razonable posible (de la longitud total) del megalodón basada en los datos y registros fósiles actuales”, señala Shimada.

Estimar la longitud del megalodón requiere trabajo detectivesco.

--

Izquierda: Nunca se han descubierto fósiles de mandíbulas de megalodón. Las réplicas que se ven en muchos museos se basan en estimaciones del tamaño a partir de dientes u otros fósiles parciales. Fotografía de Alexander Demianchuk, Reuters, Redux
Derecha: Al igual que el gran tiburón blanco, el megalodón tenía dientes dentados, lo que llevó a los paleontólogos a pensar que estaban emparentados. Fotografía de Doug Perrine, Nature Picture Library.

En el caso de algunas criaturas antiguas, los científicos disponen de esqueletos completos con los que reconstruir su aspecto en vida. Pero en el caso del megalodón, la tarea es mucho más difícil.

El registro fósil solo contiene vértebras, dientes, escamas y algunos fragmentos de cartílago de megalodón. Algunos paleontólogos han utilizado dientes o columnas vertebrales de tiburones blancos para calcular el tamaño que podría haber tenido el antiguo tiburón. Pero partes enteras del megalodón siguen siendo un misterio, como la cabeza, la cola y las aletas. (Así que si alguna vez te has tomado una foto delante de una mandíbula de megalodón en un museo, estabas delante de una suposición, porque nunca se ha encontrado una mandíbula del megalodón).

Para rellenar los huecos, Shimada y sus colegas desarrollaron un nuevo método para estimar la longitud del cuerpo del leviatán, utilizando una columna vertebral casi completa de Bélgica y otra incompleta de Dinamarca. Comparándolas con los planos corporales de otras 170 especies de tiburones, tanto vivas como extinguidas, pudieron estimar el tamaño de la cabeza y la cola de ese megalodón en concreto: unos 1.8 metros y 3.6 metros de largo. En total, el ejemplar belga tendría 16.4 metros de largo.

Sin embargo, como una de las vértebras del hallazgo de Dinamarca era considerablemente mayor que la vértebra más grande de la espina dorsal belga, los científicos pudieron aumentar sus estimaciones para llegar a la nueva e impresionante longitud total.

El megalodón podría ser más delgado de lo que se creía.

A continuación, los científicos intentaron determinar cuál habría sido la “proporción de finura” del megalodón. “En términos sencillos, la proporción de finura es una medida de la delgadez de un cuerpo o un objeto”, explica el paleontólogo.

Una vez más, el equipo recurrió a mediciones de tiburones vivos y muertos. Los tiburones vivos más grandes, como el tiburón ballena y el tiburón peregrino, tienen cuerpos más delgados, lo que les confiere una mayor eficiencia hidrodinámica cuando surcan el océano. Pero si se escalara el plan corporal de un gran tiburón blanco hasta alcanzar longitudes similares a las del megalodón, el animal resultante tendría más dificultades para nadar por el agua.

“Aunque todavía necesitamos pruebas fósiles directas, nuestro nuevo estudio sugiere que es más probable que el megalodón fuera más esbelto que el gran tiburón blanco moderno en términos de proporción corporal desde el punto de vista hidrodinámico”, detalla Shimada.

Jack Cooper, que no participó en el nuevo estudio pero que también ha intentado calcular el tamaño del megalodón, elogió a los autores por la nueva estimación del tamaño corporal del fósil belga, así como por su método de no utilizar solo un análogo (como el gran blanco) para hacer esos cálculos.

“Sin embargo, el apoyo a una forma corporal esbelta es, en el mejor de los casos, provisional”, sostiene Cooper, paleobiólogo de la Universidad de Swansea (Gales).

“¿Podría el megalodón haber sido más esbelto que las reconstrucciones anteriores? Claro que es posible”, considera el experto. “Pero el estudio no dice rotundamente cuánto más esbelto ni descarta definitivamente interpretaciones anteriores”.

- Descubre: Cómo el cambio climático afecta la migración de serpientes venenosas

El megalodón pudo haber tenido la cría de tiburón más grande de la historia.

-

Una nueva estimación del plan corporal y la longitud sugiere que los megalodones podrían haberse parecido a una versión gigante de un tiburón limón (uno que se muestra en las Bahamas). Fotografía de David Doubilet, Nat Geo Image Collection.

Aunque cada una de estas estimaciones seguirá siendo provisional hasta que se encuentren fósiles de megalodón más grandes y mejores, Shimada y sus colegas sospechan que el gigante oceánico en realidad se habría parecido mucho más a un colosal tiburón limón.

Originario de las costas que rodean América del Norte y del Sur, así como de África occidental, “el tiburón limón tiene un cuerpo de tiburón convencional”, dice el paleontólogo. “Una especie de 'tipo medio' en el mundo de los tiburones”.

Los científicos también hicieron otras afirmaciones basadas en las pruebas de que disponen. Por ejemplo, los análisis hidrodinámicos basados en la nueva forma del cuerpo también sugieren que, incluso a tamaño natural, el megalodón no habría sido más rápido que los tiburones blancos actuales.

Asimismo, contando las bandas de crecimiento de las vértebras, estiman que los megalodontes recién nacidos habrían medido entre 3 y 4 metros de longitud en el momento de nacer. De ser cierto, significaría que el megalodón tuvo las crías más grandes de la historia de los peces.

Los jóvenes megalodones podrían haber crecido rápidamente durante sus primeros siete años de desarrollo, justo hasta el momento en que habrían superado la posibilidad de ser presa de los grandes tiburones blancos. Se trata de un área de estudio importante, ya que muchos científicos creen que la competencia con los blancos es parte de lo que condujo a la extinción final del megalodón.

Cooper consideró que el aspecto de la cría más grande es ”bastante emocionante”, pero señaló que la idea de que los megalodones jóvenes crecieran más rápido para superar a los grandes blancos es “altamente especulativa”.

“En resumen, todo lo que se presenta aquí es interesante, pero debe tomarse con cautela hasta que pueda comprobarse empíricamente o se encuentre un esqueleto completo de megalodón que confirme una cosa u otra”, sostiene el paleobiólogo.

No se trata de ser el pez más grande.

En los últimos años, el público se ha volcado de lleno en la investigación del megalodón. Pero tanto Cooper como Shimada coinciden en que la obsesión por el tamaño máximo y la respuesta a cuestiones hipotéticas, como si el megalodón podría vencer en una pelea a la ballena extinta conocida como Livyatan, son distracciones.

Esas cosas “hacen caso omiso de la biología bastante asombrosa que hemos aprendido sobre esta especie icónica y real que existió, y la reducen a lo que solo puedo describir como un personaje de videojuego”, comenta Cooper.

Por ejemplo, otro estudio reciente del que es coautor Shimada ha hallado pruebas geoquímicas que sugieren que el megalodón pudo haber sido, al menos en parte, de sangre caliente. Y esta ventaja puede haber permitido al depredador perseguir a las ballenas más lejos y en aguas más frías, preparando el terreno para alcanzar tamaños descomunales.

Con tan pocas pruebas fósiles, es posible que el megalodón no se pareciera en nada a ninguna de estas estimaciones.

“Esta posibilidad no puede descartarse hasta que se encuentren esqueletos completos o casi completos en buen estado de conservación”, insiste el paleontólogo. Hasta entonces, “estamos limitados por los datos”.

Por: Jason Bittel.

Sitio Fuente: National Geographic en Español