Esto sabemos de la extraña señal del “planeta infierno”

COSMOLOGÍA.-

Una misteriosa e intermitente señal, originada en el “planeta infierno”, ha intrigado a los científicos desde hace dos décadas.

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En 2004 un grupo de científicos descubrió a 55 Cancri e, también conocido como “Janssen”. Se trata de un exoplaneta que orbita una estrella, llamada Copérnico, a sólo 41 años luz de distancia. Las condiciones de este mundo son tan extremas y hostiles para la vida, que rápidamente se le conoció de otra manera: “planeta infierno”.

Este cuerpo celeste es en realidad un lugar de lava y diamante. Sus temperaturas, en la superficie, alcanzan los 3 mil 498 grados Celsius. Sin embargo, estos aspectos no son los principales en el radar del interés científico. Resulta que una señal de luz que nos llega a la Tierra, procedente del “planeta infierno”, forma un pequeño eclipse. El punto es que, aunque la luz se ve claramente cuando este exoplaneta está por ocultarse detrás de su estrella, no siempre se le nota y, otras tantas, desaparece repentinamente.

Una solución al enigma.

El astrofísico Kevin Heng ha realizado un estudio sobre este fenómeno para ofrecer una explicación a la misteriosa señal que nos llega desde “planeta infierno”.  Lo que el especialista sostiene es que la cercanía del exoplaneta a su estrella está provocando que la atmósfera de este se pierda y se recupere constantemente.

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Esta intermitencia de la señal, que aparte muestra variaciones en su intensidad, estaría entonces explicándose por la inestable situación atmosférica de 55 Cancri e. De ahí que en nuestro planeta se registre tan extraña emisión de luz.

En este caso, el calor extremo al cual está sujeto ese planeta acaba expulsando los mismos gases liberados por 55 Cancri e. La consecuencia de dicha interacción es que no se logran retener estos elementos atmosféricos. Por un periodo, el “planeta infierno” queda descubierto de su manto gaseoso, esperando a que empiece otro proceso de desgasificación geoquímica.

Por el momento, tal y como reconoce Heng, la idea presentada es todavía una hipótesis. La esperanza para comprobar este supuesto descansa en las futuras observaciones del  James Webb, ya que este ayudaría a medir la temperatura y la presión de la atmósfera temporal.

Por: Alberto Milo.

Sitio Fuente: National Geographic en Español