Exponen el esplendor novohispano en lo terrenal y espiritual
INAH / MUSEOS.
- El Museo Nacional del Virreinato exhibe más de 200 piezas, entre óleos, indumentaria civil y religiosa, mobiliario, platería, cerámica, porcelanas.
- La exposición estará abierta al público hasta el 30 de mayo.
La herencia más refinada del periodo novohispano, en términos de arte, la dejó la clase dominante, representada por los dos estratos privilegiados del poder en la Nueva España: la administración virreinal y el clero, clases que ostentaban la potestad de lo “terrenal” y lo “espiritual”.
Esa magnificencia virreinal, reflejada en la suntuosidad del ajuar doméstico, en las exquisitas prendas y objetos eclesiásticos, así como en la decoración de las casas, mezcla del refinamiento oriental y la sofisticación hispanomusulmana, derivada de la consolidación de las rutas comerciales establecidas entre China, Filipinas, España y la Nueva España, puede apreciarse en la exposición Terrenal y espiritual. Esplendor novohispano, que exhibe el Museo Nacional del Virreinato (MNV), en Tepotzotlán, Estado de México.
Organizada por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el MNV, la muestra es una mirada a la vida cotidiana de la sociedad virreinal y del clero, y al auge económico alcanzado desde la segunda mitad del siglo XVII, cuando las ciudades florecieron creando una sociedad compleja y cosmopolita.
Dentro de esa atmósfera de la vida civil y religiosa que se exhibe, destaca la habilidad de los gremios de la rama textil, como sastres, tejedores y bordadores, así como de los escultores, pintores, carpinteros y artesanos que crearon magnificas obras de arte durante el periodo virreinal.
Directivos del MNV informaron que en la exposición se pueden admirar extraordinarios objetos de uso cotidiano, tanto por la calidad de sus materiales como por la maestría de su factura, los cuales han sobrevivido al paso del tiempo por el cuidado en su resguardo.
“Se trata de una muestra didáctica, la cual no solamente busca mostrar la opulencia de las clases privilegiadas de la Nueva España, sino también exhibir un conjunto de piezas de gran valor estético que aporten información cultural y generen deleite y emoción por encima de discursos academicistas alejados del espectador no especializado”, indicaron.
Por su parte, integrantes del equipo curatorial de la exposición, detallaron que son más de 200 piezas de los siglos XVI al XIX, entre textiles, mobiliario, platería, cerámica, porcelanas, entre otras, divididas en tres módulos.
El montaje está conformado, en su mayoría, con piezas del propio acervo del Museo Nacional del Virreinato, las cuales no habían sido exhibidas en mucho tiempo, además de otras que fueron facilitadas para la exposición por instituciones como los museos Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, y Franz Mayer, así como por coleccionistas privados.
El primer módulo, enfocado al esplendor novohispano, presenta delicados vestidos y abrigos bordados con hilos de oro y seda, del siglo XVII, mismos que aparecen representados en pinturas que también integran el montaje; y fina joyería y espejos, cuya posesión era sinónimo de poder y gran prestigio para la familia que los tenía.
El segundo apartado está dedicado al gobierno, la riqueza y el poder, y tiene como hilo conductor el periodo virreinal situado a partir de 1535; incluye pinturas de virreyes que ostentaron cargos militares y fungieron como presidentes de la Real Audiencia, en el siglo XVIII, por lo que fueron elegidas para la muestra no solo por su papel histórico, sino también porque muestran la indumentaria que portaban estos personajes.
También se expone el Cedulario de Puga, del oidor, en 1559, de la Real Audiencia de México, Vasco de Puga, quien elaboró una colección de reales provisiones, cédulas, instrucciones y demás textos legales de la Nueva España, los cuales regularían a los indios, la distribución y pago de los diezmos, las encomiendas y todo lo relativo a la administración de la sociedad novohispana, cuyo orden jurídico fue relevante en ese momento.
La opulencia de la época se debe al comercio con China, Filipinas y España, que permitía el ir y venir de productos, de manera que la Nueva España se volvió cosmopolita. Esta riqueza se expresa en la exposición con elementos cotidianos como el mobiliario de una casa: sillas, mesas, muebles decorados al estilo taracea (incrustación de carey, nácar y hueso a la madera), así como con utensilios de cocina: objetos de vidrio soplado y vajillas de porcelanas, platería, alhajeros, etc.
En el último módulo, dedicado al ajuar sagrado de la Iglesia, se exponen objetos de la indumentaria eclesiástica, como botas de prelado, zapatillas, una mitra y una casulla, ambos bordados con entorchados de oro y plata, así como piedras preciosas; y diversos objetos de plata: coronas con potencias y piedras preciosas, puertas de sagrario, crucifijos, candelabros y un exvoto acompañado de 200 “milagritos” de plata.
Asimismo, se presenta una colección de cálices de oro y plata con incrustaciones de coral y perlas, además de un altar de calamina, con 17 piezas, entre candelabros, custodia u ostiario, copón, patera, entre otras.
Toda esa belleza visual del ajuar, de los objetos y ornamentos eucarísticos buscaba crear la devoción en los fieles, pero también era una demostración del poder e importancia de la Iglesia.
La exposición Terrenal y espiritual. Esplendor novohispano permanecerá hasta el 30 de mayo, y puede visitarse atendiendo las medidas sanitarias pertinentes, de martes a sábado, de 11:00 a 17:00 horas. Costo: 85 pesos.
Sitio Fuente: INAH