Cineastas hablan de la realidad y los desafíos del cine documental en el FICG
UdeG. FICG / DOCUMENTALES.
El mexicano Juan Manuel Sepúlveda dijo que hay un “boom” del documental, lo que puede ser un riesgo y volverse complaciente.
“Nuestra única obligación es hacer buen cine, finalmente estamos vinculados a una materia que se llama realidad que nos implica ciertos cuidados éticos, políticos, pero sobre todo y hablando en términos de creer en el poder revolucionario de la cinematografía, creo que esa revolución debería ser sensible, es decir, abrir otras maneras de relacionarnos desde lo estético con la vida, esa es la prioridad a la hora de abordar un proyecto”, expresó el realizador mexicano Juan Manuel Sepulveda.
Al participar en la charla “Cruzando historias, cine documental desde México y España”, que formó parte de las actividades de DocuLab y Talents Guadalajara en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG-36), expresó que en los últimos 15 años ha existido en el documental un boom sobre las formas de producción que no se ciñen en los paradigmas establecidos de la ficción.
“Hay que preguntarse porqué se da este boom del documental y es porque hay una fuerza creativa muy grande en muchas partes del mundo, pero sobre todo, porque la realidad vende y vende mucho y de alguna manera al cine industrial le conviene este refresh; cualquier espectador se cansa de esos paradigmas y cuando les muestras un documental, quiere ver documentales, sin embargo, tenemos el riesgo de que las plataformas nos endulcen el oído pensando que invirtiendo tanto en documental se van a diversificar las formas y si uno ve documentales ahora responden al esquema tradicional”, consideró.
Dijo que además pesan mucho las obligaciones que se le imponen al documental y no solo como cineastas, sino también a quienes lo consumen porque de repente, el documental se volvió necesariamente un discurso sobre la verdad o si no, colabora en la conversación de lo políticamente correcto, lo que se califica como un cine que no es documental.
“Estar tan desligados de la televisión en términos de las obligaciones impuestas por ella, ha generado una especie de culto al autor en términos de que no tiene que rendirle cuentas a nadie, se vuelve una especie de hijo rebelde, que alimenta sus propios discursos con un grupo de colegas que se hace cada vez más chiquito”, precisó.
Consideró que el cine documental es cada vez más sumiso al ego, ya que todos quieren hacer cine documental para pasearse en una alfombra roja, para demostrarles a los colegas que se es un cineasta en potencia.
“Es el primer riesgo que yo le veo, ya no lo estamos viendo como una profesión o un oficio, lo veo sumiso en cuanto a las agendas políticas y más complaciente”, expresó.
El documentalista Joan López Lloret expresó que no son libres de nada, ya que siempre hay muchas circunstancias que hacen que el documental no sea como se quiere.
“Eso es fuerte y cómo convives con ello, a veces es complicado hacer un documental completamente libre, sin dinero, porque yo reivindico que quienes lo hacen deben recibir un sueldo”, apuntó.
Explicó que la mayoría de festivales en el mundo buscan unas narrativas más esenciales que la televisión y existe una especie de divorcio con ese medio que debe solucionarse para poder seguir produciendo juntos.
Texto: Laura Sepúlveda / Fotografía: Gustavo Alfonzo.
Sitio Fuente: UdeG