Más automatización = más trabajo cualificado
ORIENTACIÓN LABORAL / NUEVAS TECNOLOGÍAS.
La pandemia ha marcado una aceleración en los cambios que ya se estaban produciendo en la sociedad, pero que ahora parecen destinados a estructurarse. En particular, en lo que respecta al menos a los países más avanzados, la digitalización ha dejado de ser un objetivo al que aspirar para convertirse en una condición necesaria para existir.
El impacto de las tecnologías avanzadas en los sistemas de producción es definitivo. Un análisis reciente de Google Cloud mostró que el 71% de las empresas manufactureras del mundo recurrieron a tecnologías disruptivas, como inteligencia artificial y RPA (Robotic Process Automation), durante los meses de la emergencia sanitaria. Por otro lado, una encuesta de McKinsey asegura que el 60% de las empresas planea automatizar algunas tareas que actualmente realizan los empleados en un futuro próximo.
El mercado de la automatización se está expandiendo con una tasa de crecimiento anual de alrededor del 40% y superará los 25 mil millones de dólares para 2027. La tendencia a la automatización ya es un hecho que obliga a repensar el mercado laboral, para fomentar la formación de nuevas competencias profesionales capaces de gestionar, sin subirla, la nueva era del trabajo.
La automatización no es una amenaza.
La relación entre tecnología y empleo todavía presenta aspectos fuertemente divisivos. El debate se remonta a siglos atrás: el primer y más famoso tecnófobo fue Ned Ludd, el trabajador que, en un ataque de ira, destruyó un telar mecánico en el Londres victoriano.
Hoy, una acción de reskilling es necesaria a todos los niveles, no tanto para evitar un conflicto entre robots y trabajadores similar al que generó el ludismo, sino para aprovechar al máximo las oportunidades ofrecidas por la revolución digital. De hecho, el Foro Económico Mundial (FEM, 2018, ‘The Future of Jobs Report’) estima cambios en la relación hombre-máquina de tal alcance que la proporción de trabajo humano caerá del 71% en 2018, a un 58% (42% para las máquinas) en 2022.
Sin embargo, hay que disipar el falso mito de la destrucción del empleo por sustitución tecnológica. Por el contrario, el así llamado ‘Reinstatement effect’ indica que cuanto más se invierte en robótica, más crece el número de trabajadores que realizan actividades complementarias. Si por un lado el FEM avisa de que para 2025 la mitad de los trabajos actuales serán realizados por robots, con una pérdida de 75 millones de empleos, por el otro, asegura que los robots crearán 133 millones de puestos de trabajo más especializados, con un saldo positivo de 58 millones de nuevos empleos.
El auge de la RPA.
Cuando hablamos de automatización de procesos de trabajo estamos hablando de RPA, es decir, del uso de diferentes herramientas, plataformas, robots y software para automatizar procesos de negocio generalmente caracterizados por procedimientos bien definidos y repetibles, basados en datos moderadamente estructurados. Un ejemplo que se utiliza con frecuencia es la verificación de facturas, solicitudes de reembolso u otros documentos similares.
Según Forrester, en 2019 la RPA, y en particular sus aplicaciones basadas en inteligencia artificial, ya involucraron alrededor del 40% de las empresas estadounidenses. Gartner, por su parte, prevé que las inversiones en RPA alcanzarán los 2,4 mil millones de dólares en 2022, así como Deloitte espera la adopción universal de la RPA en los próximos cinco años. Ya no cabe duda, el camino está marcado y se trata de llegar preparados a la cita con el cambio.
Gracias a su velocidad de implementación y costes asequibles que la caracterizan, la RPA ha entrado en muchos sectores, de la sanidad a la construcción. En concreto, según el Gartner State of RPA Survey, el 50% de los proyectos se refiere a la función de Gestión corporativa de las TIC/Sistemas, el 35% a Finanzas/Contabilidad, el 33% Operaciones y Producción, el 31% a Atención al cliente y, con porcentajes más bajos, la RPA entra en todas las demás unidades de negocio, desde la gestión de documentos, a la migración de datos o las ventas.
La necesidad y oportunidad de formarse.
Este salto adelante provocado por la automatización pone de relieve la necesidad de nuevas habilidades, con las empresas que desde hace años denuncian el desajuste de competencias, o la falta de congruencia entre las competencias que posee la fuerza laboral actual y las buscadas por las organizaciones.
En España, pese a ser el país de la UE donde más han crecido las contrataciones de profesionales TIC, la escasez de especialistas aún provoca fugas de actividad estimadas en más de 300 millones de euros anuales y más de 3.500 empleos anuales. Es evidente que el espacio para aprovechar es enorme.
Así, el proceso de reskilling representa una inversión segura para los trabajadores. De cara a las empresas, la clave será apostar por la formación continua para afrontar los cambios rápidos e inesperados. Por otro lado, los futuros trabajadores pueden escoger trayectorias escolares especializadas, enfocadas a adquirir las competencias requeridas, tanto de software como hardware.
Este es el caso de los másteres o las distintas certificaciones que se pueden realizar tras cursar titulaciones técnicas como:
- Licenciado, ingeniero o con título de grado en Ingeniería Mecánica.
- Ingeniería de Software.
- Ingeniería Eléctrica y Electrónica.
- Ingeniería en control y automatización.
- Ingeniero Informático.
- Ingeniería Industrial.
- Ingeniería en telecomunicaciones.
La formación es la solución para ser protagonistas y artífices del futuro del trabajo.
Sitio Fuente: Universia México