Inauguran la exposición 'La máscara de Calakmul, universo de jade, crisol de una cultura'

MUSEOS

- La serie de exposiciones temporales denominada Una pieza, una cultura inicia con la exhibición La Máscara de Calakmul. Universo de jade, en el Museo Nacional de Antropología
- A través de las nuevas tecnologías, se busca acercar las obras maestras de las culturas de México a nuevos públicos.

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La Máscara de Calakmul es una pieza funeraria elaborada en mosaico de jade, concha y obsidiana gris. Foto Colección Archivo Digital MNA-INAH.

La serie de exposiciones temporales denominada Una pieza, una cultura inicia con la exhibición La Máscara de Calakmul. Universo de jade. Al  inaugurarla, Teresa Franco, directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señaló que a través de una sola pieza altamente significativa, es decir, a través de una de sus obras maestras, se explican múltiples elementos del pensamiento y la cosmovisión de una de las grandes culturas: la maya.

La titular del INAH expresó que la muestra que se presenta en el Museo Nacional de Antropología (MNA) recurre a las nuevas tecnologías para acercar las obras más representativas de las antiguas civilizaciones de México a nuevos públicos, especialmente a los jóvenes.

“Queremos aprovechar estas tecnologías como herramienta para transmitir de formas novedosas la información académica que es producto de la investigación y la conservación de la más alta calidad. Esa es nuestra tarea: transmitir, difundir de manera atractiva eso que todos los días arqueólogos, antropólogos, epigrafistas, paleontólogos, estudiosos del mundo natural, realizan en casi todos los sitios de la República, pero particularmente en la zona maya, en donde tenemos 100 proyectos en marcha”.

Acompañada de César Moheno, secretario técnico del INAH; José Enrique Ortiz Lanz, coordinador nacional de Museos y Exposiciones, y Antonio Saborit, director del MNA, Teresa Franco dijo que las dos primeras salas se consagran a una experiencia que apela a los sentidos del público mediante recursos visuales, sonoros y museográficos que producen un espacio lírico; después, en un tercer espacio, el visitante puede permanecer solo, con la máscara, frente a una obra maestra, en un ambiente de intimidad.

Añadió que la cultura maya es un patrimonio vivo, de rostro elocuente, con miles de personas que se expresan y escriben en maya, que producen una enorme artesanía y se desarrollan en la ciencia y en la literatura. “Ese rostro de jade es en realidad el crisol de una cultura. Cada uno de los elementos de la máscara guarda su propio significado y, al mismo tiempo, se relacionan entre sí, son parte de una suma compleja”.

Al indicar que la cosmogonía maya no es un pensamiento lineal, sino que en ella, la naturaleza y la divinidad, lo animal y lo humano, la vida y la muerte, son planos que se entrelazan y conviven continuamente, agregó que los tres niveles del cosmos —celeste, terreno e inframundo— son estratos que tienen fronteras claras, pero que están en permanente conjunción.

Teresa Franco destacó la importancia de crear —por vez primera— una exposición que favorece el pleno acceso a las personas con alguna discapacidad, al poner a su alcance un video en lenguaje de señas; un cedulario en Braille con todos los contenidos de la exposición; una cinta guía para invidentes y personas que requieren desplazarse con bastón; recursos táctiles; libre acceso para discapacidad motriz, con rampas con pendientes mínimas y cómodas en los cambios de nivel, además de instruir al personal de guías y custodia del museo para la mejor atención de los visitantes.

Asimismo, mencionó el trabajo de la curadora Pilar Cuairán, quien demuestra el talento y la creatividad de los cuadros jóvenes que se van incorporando al Instituto y aseguran un cambio generacional de muy alta calidad y con ganas de compartir y abrirse a un diálogo vasto, nacional e internacional.

Por su parte, Antonio Saborit, director del MNA, comentó que la iniciativa de exponer el corpus de una cultura, a partir de una sola pieza, es hoy una realidad indiscutible que se demuestra en esta exposición.

Al evocar el pensamiento poético de Carlos Pellicer para referirse a la desmesura y singularidad de la selva, con sus verdes, noches, jaguares, vientos, rayos, flores y pájaros, dijo que estos versos son como un abrazo de bienvenida a la muestra. “Tal vez la idea de buscar una cultura en una sola pieza sea un legado más del Pellicer al que apasionaba jugar con la luz en el interior de una sala de museo. Lo relevante es lo que nos trasciende al asomarnos a los ojos de esta máscara”.

A lo largo de la exposición, escritores tan valiosos como Rosario Castellanos, Octavio Paz —Premio Nobel de Literatura 1990—, Carlos Pellicer, y libros sagrados como el Popol Vuh y el Chilam Balam de Chumayel, invitan a entender la cultura maya desde su obra.

La Máscara de Calakmul es una pieza funeraria elaborada en mosaico de jade, concha y obsidiana gris, hallada en la Tumba 1 de la Estructura VII, en la zona arqueológica del mismo nombre, en el estado de Campeche, cuya antigüedad se ubica entre 660 y 750 d.C.

La curadora, Pilar Cuairán, indicó que, por su belleza y connotación sagrada, el jade era el componente esencial de las máscaras funerarias de los soberanos mayas, cuyo ajuar funerario les otorgaba la identidad que debían portar en su paso al inframundo, y la máscara les daba el rostro del dios del maíz.Añadió que el jade era una piedra asociada al agua y se le relacionaba con el cielo y el mar primordial de la creación, como símbolo de aliento vital, fertilidad y renacimiento. Las orejeras de la máscara tienen la forma de una flor de cuatro pétalos que representa un modelo mesoamericano.

Para los mayas, el primer hombre fue modelado de los tres granos primordiales de maíz, por lo que este cultivo constituye hasta hoy el sustento principal de este pueblo y elemento central de las culturas de México, finalizó la curadora.

Sitio Fuente: INAH