Frío o calor para los problemas musculares: ¿cuál es la mejor opción según la ciencia?
CUIDADO DE LA SALUD.
Cuando surge un dolor muscular, uno de los primeros pensamientos es cómo aliviarlo rápidamente. Dos de los métodos más populares son aplicar frío o calor en la zona afectada, pero la elección adecuada puede ser confusa.
Cada uno de estos tratamientos tiene un efecto diferente en los músculos y tejidos, y saber cuándo aplicar frío o calor es clave para una recuperación más efectiva.
¿Cuándo aplicar frío?
La terapia de frío, también conocida como crioterapia, es un método que reduce la inflamación y el dolor al disminuir el flujo sanguíneo en el área afectada. Es especialmente útil en las primeras fases de una lesión o dolor muscular, cuando el área afectada tiende a inflamarse e hincharse.
Situaciones en las que el frío es efectivo:
1. Lesiones agudas: Es decir, lesiones que han ocurrido recientemente, como esguinces, distensiones o golpes. En estos casos, aplicar frío en las primeras 48 horas ayuda a reducir la hinchazón.
2. Inflamación: Cuando el dolor va acompañado de hinchazón evidente, el frío reduce la acumulación de líquidos y baja la temperatura en los tejidos, disminuyendo la inflamación.
3. Dolor muscular después del ejercicio intenso: Si sientes dolor muscular después de una actividad física intensa, el frío puede ayudar a reducir el dolor y acelerar la recuperación.
Cómo aplicar el frío correctamente.
El frío se puede aplicar mediante compresas de gel, bolsas de hielo o incluso una bolsa de verduras congeladas. Para evitar quemaduras por frío, siempre cubre el hielo o la compresa con una toalla o tela delgada. Aplica el frío durante unos 15-20 minutos, repitiendo varias veces al día si es necesario. No se recomienda aplicar frío durante más de 20 minutos, ya que puede causar daños en la piel o tejidos subyacentes.
¿Cuándo aplicar calor?
La aplicación de calor, o termoterapia, aumenta la circulación sanguínea y relaja los músculos. Esto es especialmente útil en casos de dolor muscular crónico o tensión muscular que no presenta inflamación aguda. El calor ayuda a mejorar la flexibilidad de los músculos y alivia la rigidez en las articulaciones.
Situaciones en las que el calor es efectivo:
- Dolor muscular crónico: Si sufres de dolor muscular crónico, el calor puede ser una gran opción para aliviar el malestar, ya que relaja los músculos y aumenta el flujo sanguíneo.
- Tensión muscular: El estrés y la tensión pueden causar dolor muscular, especialmente en áreas como el cuello, hombros y espalda. El calor ayuda a relajar estos músculos tensos y a reducir el dolor.
- Rigidez articular: La aplicación de calor mejora la flexibilidad y la movilidad en las articulaciones, por lo que es una buena opción para aliviar la rigidez en zonas como la espalda baja o el cuello.
Cómo aplicar el calor correctamente.
El calor se puede aplicar mediante compresas de gel calientes, almohadillas eléctricas, toallas calientes o incluso baños de agua caliente. La recomendación es no aplicar el calor durante más de 15-20 minutos cada vez para evitar quemaduras o irritaciones en la piel. Si utilizas una almohadilla eléctrica, asegúrate de no dormirte con ella encendida para evitar posibles accidentes.
Frío y calor: ¿cuándo combinarlos?
En algunos casos, alternar entre frío y calor puede ser beneficioso. Esta técnica, llamada "contraste", implica aplicar frío para reducir la inflamación inicial, seguido de calor para relajar los músculos y mejorar la circulación. Esta estrategia puede ser útil en casos de dolor muscular que persiste más allá de las primeras 48 horas tras una lesión.
Por ejemplo, puedes aplicar frío en una primera fase para reducir la inflamación inicial y después de un par de días aplicar calor para mejorar la movilidad y reducir la rigidez.
¿Qué dice la ciencia sobre el frío y el calor?
Los estudios clínicos muestran que tanto el frío como el calor pueden ser efectivos para reducir el dolor y mejorar la recuperación muscular, aunque su aplicación depende del tipo y momento de la lesión. La ciencia respalda el uso de frío en las primeras fases de las lesiones agudas, ya que ayuda a reducir la inflamación y previene el daño a los tejidos cercanos. Por otro lado, la termoterapia es más beneficiosa en situaciones de dolor muscular crónico y tensión, ya que favorece la circulación y la relajación muscular.
Es importante destacar que, en casos de dolor o lesiones graves, siempre es mejor acudir a un profesional de la salud. Fisioterapeutas y médicos pueden determinar el mejor tratamiento y orientar sobre cuándo utilizar frío o calor, y si es necesario seguir otro tipo de terapia adicional.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings