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Jean-Baptiste Biot: el sabio que unió la luz, el magnetismo y los cielos

HISTORIA DE LA CIENCIA.-

Jean-Baptiste Biot (1774–1862) fue uno de los grandes pioneros de la ciencia del siglo XIX. Físico, astrónomo y matemático francés, su trabajo abarca desde la óptica y el electromagnetismo hasta la meteorología y la geodesia. Aunque su nombre suele quedar eclipsado por el de su colaborador Félix Savart, Biot fue un verdadero puente entre la física clásica de Newton y la ciencia moderna de Maxwell y Faraday.

Foto: Wikimedia Commons.

Primeros años y formación de un sabio.

Nacido el 21 de abril de 1774 en París, Biot destacó desde joven por su talento en las matemáticas. Estudió en la École Polytechnique, la cuna de los grandes científicos franceses de la época, y muy pronto comenzó a impartir clases en la misma institución. Su curiosidad intelectual lo llevó a interesarse por prácticamente todos los campos de la ciencia: desde la teoría de la luz hasta la medición precisa del tamaño y la forma de la Tierra.

El electromagnetismo y la ley de Biot-Savart.

En 1820, el descubrimiento de Hans Christian Ørsted sobre la relación entre electricidad y magnetismo abrió una nueva era científica. Biot, junto a su colega Félix Savart, llevó a cabo experimentos cruciales que permitieron formular la ley de Biot-Savart, una de las piedras angulares del electromagnetismo.

Esta ley describe cómo una corriente eléctrica genera un campo magnético a su alrededor, estableciendo las bases teóricas sobre las que James Clerk Maxwell construiría, décadas después, sus famosas ecuaciones. En esencia, Biot contribuyó a revelar que la electricidad y el magnetismo no eran fenómenos separados, sino manifestaciones de una misma realidad física.

La luz y la polarización: cuando la física se encuentra con la química.

Biot también desempeñó un papel fundamental en el estudio de la polarización de la luz. Descubrió que algunas sustancias orgánicas —como el azúcar y ciertos cristales— rotan el plano de polarización de la luz al atravesarlas. Este fenómeno, conocido como actividad óptica, sigue siendo esencial en química, biología y farmacología moderna.

Gracias a estos hallazgos, Biot ayudó a demostrar que la estructura molecular de las sustancias puede influir directamente en sus propiedades ópticas, abriendo un campo de investigación completamente nuevo.

Mirando al cielo: el astrónomo y explorador científico.

Biot no se conformó con los laboratorios. Participó activamente en expediciones geodésicas, incluyendo misiones a España y Laponia, con el objetivo de medir con precisión el meridiano terrestre. En 1804, junto a Joseph Gay-Lussac, se convirtió en uno de los primeros científicos en ascender en globo aerostático para estudiar la atmósfera y medir la variación del magnetismo terrestre con la altitud.

Sus observaciones astronómicas también fueron notables: estudió meteoritos y fue uno de los primeros en sostener científicamente que procedían del espacio exterior, una idea que en su tiempo resultaba extremadamente polémica.

Jean-Baptiste Biot murió en París el 3 de febrero de 1862, dejando tras de sí una herencia científica impresionante. Su nombre fue grabado en la Torre Eiffel junto al de otros 71 científicos franceses, y también fue inmortalizado en la unidad de medida “Biot” (Bi), utilizada en electromagnetismo.

Además, el cráter Biot en la Luna y el asteroide (2559) Svoboda-Biot rinden homenaje a su contribución al conocimiento del universo.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings