El tabaquismo entre los más jóvenes, una epidemia lejos de ser erradicada

ADICCIONES.-

Un nuevo estudio europeo evidencia el aumento entre 1990 y 2009 de fumadores que empezaron antes de los 16 años con respecto a las dos décadas anteriores.

Un adolescente se enciende un cigarro. Getty images

El eco de las alarmas sobre los efectos dañinos del tabaco suena repetidamente. Un reciente estudio que concluía que el humo roba cada año un millón de años de vida a los españoles es solo uno de los últimos ejemplos. Pero Europa todavía está lejos de erradicar esta epidemia, al menos según una nueva investigación internacional sobre las edades de inicio al tabaquismo en 17 países de la región entre 1970 y 2009. Pese a constatar una reducción global de los fumadores en la franja más de riesgo para empezar (16-20 años), los autores destacan conclusiones preocupantes. En las últimas dos décadas analizadas, los menores que empezaron a fumar antes de los 16 años, en particular las chicas, aumentaron en la mayoría de las regiones europeas, según afirman. El estudio subraya que también las tasas de adolescentes fumadores más mayores "son todavía inaceptables" y que solo los países del norte reflejan una tendencia claramente opuesta a la mayoritaria.

La investigación, publicada en PLOS ONE, tenía el objetivo de analizar "la historia de 40 años de tabaquismo" a partir de distintos estudios epidemiológicos, según explica por teléfono el autor principal, Alessandro Marcon de la Universidad de Verona (Italia). Su equipo recogió así datos sobre más de 119.000 personas, recopilados en cuatro décadas. Los países de los que procedía la información fueron divididos en cuatro macroáreas: sur (Italia, España y Portugal); este (Estonia, Polonia y Macedonia); oeste (Bélgica, Francia, Alemania, Holanda y Suiza) y norte (Reino Unido, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega e Islandia). Los investigadores se centraron en estudiar la evolución de las edades de iniciación al tabaquismo, un aspecto "importante para desarrollar estrategias de prevención", según asegura el artículo.

Los autores partían del hecho de que la mayoría de los fumadores empiezan en la adolescencia. El último Eurobarómetro sobre tabaco, publicado en 2017, afirma de hecho que el 37% de los europeos fumadores (uno de cada cuatro) empezó entre los 15 y los 17 años, mientas que el 41% entre los 18 y los 25. Según esta encuesta, los que han empezado antes de los 15 años son el 15% (en 2015 fueron un 19%, en 2012 un 17%).

Marcon asegura que los datos sobre los hábitos con respecto al tabaquismo en la población menor de 16 años es mucho menos detallada que para las otras franjas de edad. Para limitar esta carencia, el proyecto que lideró, financiado por la UE y coordinada por el Imperial College de Londres, se basó en las respuestas retrospectivas a entrevistas presenciales o por correo realizadas con personas de más de 20 años de edad. Se consideraron válidas las respuestas de quien aseguró haber fumado durante al menos un año.

Diferencias abismales entre norte y sur de Europa.

"Los datos sobre los menores de 16 años nos ha sorprendido", asegura Marcon. El estudio refleja que a lo largo de las décadas analizadas se redujo el número de las personas que inician con el hábito, pero aumentó el de los que empiezan muy temprano. Así, si en los setenta empezaban a fumar entre los 16 y los 20 años más de 100 de cada 1.000 varones y casi 90 de cada 1.000 mujeres al año, en la primera década del nuevo milenio los que iniciaron fueron poco más de 50 de cada 1.000 varones y poco más 55 de cada 1.000 mujeres. Pero la edad media de inicio bajó de los 18 a los 16 años en chicos y de los 19 a los 15 en chicas. El número de los menores que empezaron entre los 11 y los 15 años aumentó para ambos sexos, menos en el norte de Europa.

Las diferencias entre las tendencias de los países nórdicos y los de Europa del sur y oeste es abismal, según el estudio. A partir de 1990, en Italia, Portugal y España no solo aumentó la tendencia a coger el vicio antes de los 16 años, sino que también se estancó la disminución de los que empezaban a partir de esa edad (alrededor de 80 varones y 60 mujeres de cada 1.000 personas en 2005). En los países del norte, este índice se había reducido con respecto a los años setenta de 90 cada 1.000 adolescentes a 20 cada 1.000.

Esteve Fernández, del Instituto Catalán de Oncología, duda de que la división en cuatro macroáreas sea la solución mejor para analizar las tendencias de inicio al tabaquismo en Europa. "Por ejemplo, el grupo sur combina Portugal, Italia y España, y sabemos que la dinámica del tabaquismo en estos tres países es bastante diferente", afirma. También Joan Soriano de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) se centra en las diferencias geográficas. "Si se comparan norte, sur, este y oeste hay una gran variabilidad de cómo fuman los jóvenes", asegura. Fernández agrega que el tipo de datos disponible "hace menos precisas algunas estimaciones" con respecto a la última década tomada en consideración, porque el número de jóvenes que contestaron a las encuestas es reducido.

El enfoque hacia los más vulnerables al tabaquismo.

Pese a estas observaciones, ambos expertos muestran preocupación por la tendencia del tabaquismo entre los más jóvenes contraria a lo deseable. "Evidentemente, a pesar de conocerse sobradamente los efectos del tabaco, las campañas de educación y prevención a estas edades son muy importantes, y en la mayoría de países son deficientes", afirma Fernández. El especialista subraya también que el precio del tabaco es "el principal determinante del consumo", sobre todo entre los menores, y que en el sur de Europa es mucho más bajo que en el norte.

Otra posible causa de esta situación podría ser el aumento de consumo de cannabis y, en consecuencia, de jóvenes que se enganchan al tabaco por mezclarlo con esa sustancia, según mantiene Fernández. Los hábitos de familiares y amigos influencian la conducta de los niños y adolescentes, y "mensajes de riesgo como fumar mata no les dicen nada. A veces incluso son un aliciente porque experimentan el riesgo", comenta por su lado Soriano.

Para Fernández el tabaquismo empieza entre hombres con más poder económico y luego se difunde entre las clases más desfavorecidas y las mujeres. Esta tendencia es común en muchas zonas de Europa en el siglo XXI, añade. Soriano asegura que cuando mejora la situación económica de un país, la edad de la pubertad se adelanta, sobre todo para las chicas. Estos factores sirven para explicar por qué el aumento de personas que empiezan antes de los 16 años es mayor para ellas, explican. El catedrático de la UAM recuerda también que en las últimas décadas han aumentado las campañas publicitarias de las tabaqueras enfocadas a mujeres que asocian el hábito del tabaco a la emancipación. "Subliminalmente aún se incluye el mensaje de que la mujer liberada, trabajadora e independiente fuma", afirma.

Alessandro Marcon advierte de que los menores de 16 años que empiezan a fumar estarán expuestos durante más tiempo a los riesgos del tabaco. "Serán más sujetos a la adicción a la nicotina y para ellos será más difícil dejar de fumar", observa. "El cuerpo, y sobre todo el aparato respiratorio y el sistema inmune, se desarrollan al menos hasta los 25 años. La contaminación y el humo a edades tan precoces hacen que el desarrollo físico y mental de los niños sea perjudicado", añade Soriano. Los tres especialistas consultados señalan algunas medidas útiles para frenar el consumo de tabaco. Entre ellas, la de aumentar el precio del tabaco, usar cajetillas neutras sin publicidad, proteger y ampliar áreas libres de humo, sobre todo si frecuentadas por menores, limitar la difusión de máquinas expendedoras y vigilar sobre la difusión y los efectos de productos como los cigarrillos electrónicos.

Sitio Fuente: El País