Cuando el Sol ametrallaba con plasma el sistema solar
ASTROFÍSICA.
En la superficie de la Tierra no solemos darnos cuenta, pero el Sol expulsa de vez en cuando enormes masas de plasma al espacio.
Estas eyecciones de masa coronal a menudo ocurren junto con erupciones solares, y a veces se extienden lo suficiente como para perturbar la magnetosfera terrestre, generando fenómenos como las tormentas geomagnéticas, con consecuencias que incluso pueden incluir ocasionalmente daños en las redes eléctricas y en otras infraestructuras.
Recreación artística de una eyección de masa coronal emitida desde la estrella estudiada. La parte más caliente y rápida de la eyección se muestra en azul, mientras que la parte más fría y lenta se muestra en rojo. Imagen: NAOJ.
Se cree que cuando el Sol y la Tierra eran jóvenes, el nivel de actividad del Sol en eyecciones de masa coronal era muy superior a la actual y que tales expulsiones de plasma pudieron influir incluso en el surgimiento de la vida en la Tierra y en las vicisitudes posteriores de esa vida, tanto promoviendo una evolución química capaz de conducir a la aparición de la vida, como dañándola. De hecho, estudios previos han revelado que estrellas jóvenes muy similares a como era el Sol en su juventud, producen con frecuencia potentes erupciones que superan con creces las mayores del Sol en la historia moderna.
Todo apunta a que las eyecciones de masa coronal del Sol en aquella época ejercieron una gran influencia ambiental en la Tierra, Marte y Venus. Sin embargo, ha estado poco claro hasta qué punto las erupciones en estas estrellas jóvenes van acompañadas de eyecciones de masa coronal similares a las que generaba el Sol en su juventud.
A fin de aclararlo, un equipo internacional liderado por Kosuke Namekata, de la Universidad de Kioto en Japón, y Kevin France, de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, se propuso comprobar si las estrellas jóvenes de la misma clase que el Sol producen eyecciones de masa coronal comparables a las del Sol.
La investigación del equipo se nutrió de observaciones simultáneas en la banda ultravioleta con el telescopio espacial Hubble y observaciones en luz visible con telescopios terrestres en Japón y Corea del Sur. Su objetivo fue una estrella similar al Sol, pero muy joven, en el sistema EK Draconis. El Hubble observó líneas espectrales de emisión en la banda del ultravioleta lejano, sensibles al plasma caliente, mientras que los tres telescopios terrestres observaron simultáneamente la línea espectral H-alfa, que permite detectar gases más fríos. Estas observaciones espectroscópicas simultáneas en múltiples longitudes de onda permitieron al equipo de investigación captar en tiempo real tanto los componentes calientes como los fríos de la eyección de masa coronal.
Estas observaciones proporcionaron la primera evidencia de una eyección de masa coronal a dos temperaturas muy distintas proveniente de EK Draconis. El equipo descubrió que plasma caliente a 100.000 grados centígrados fue eyectado a velocidades de entre 300 y 550 kilómetros por segundo, seguido aproximadamente diez minutos después por un gas más frío, a unos 10.000 grados centígrados, eyectado a 70 kilómetros por segundo. El plasma caliente transportaba mucha más energía que el plasma frío, lo que sugiere que en la infancia de nuestro sistema solar, las eyecciones de masa coronal fuertes y frecuentes del Sol pudieron generar fuertes ondas de choque y partículas energéticas capaces de erosionar o alterar químicamente las atmósferas planetarias primitivas.
Otros estudios teóricos y experimentales respaldan el papel crucial que las eyecciones de masa coronal más potentes pueden desempeñar en la generación de biomoléculas y gases de efecto invernadero, esenciales para el surgimiento y mantenimiento de la vida en un planeta joven. Por lo tanto, este descubrimiento será de gran utilidad para profundizar en las condiciones que en la Tierra condujeron al surgimiento de vida y las que en otros mundos puedan quizá también propiciar la aparición de la vida.
El estudio se titula “Discovery of multi-temperature coronal mass ejection signatures from a young solar analogue”. Y se ha publicado en la revista académica Nature Astronomy.
Por: Redacción.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings