Día de Muertos en Janitzio: entre la tradición y el turismo oscuro

México: GEOGRAFÍA.-

Las transformaciones de esta famosa celebración reconocida como patrimonio de la humanidad, desde la mirada de la geografía económica.

La celebración del Día de Muertos en el Lago de Pátzcuaro, Michoacán, es una de las más representativas de México. Del 1 al 2 de noviembre, recibe una gran afluencia de gente, entre locales y turistas, quienes durante esos dos días viven esta tradición que desde 2008 fue reconocida por la Unesco como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.

Dentro de esta zona lacustre se encuentra Janitzio, una de sus islas principales en la que habitan alrededor de 2,500 personas y cuyo panteón es de los más visitados en esos días. Es la temporada en que el turismo se vuelve una de sus actividades económicas principales, además de la pesca.

En Janitzio, la celebración de Muertos empezó a tener tintes turísticos a inicios de la década de 1930. Antes era una actividad privada en la que “el cementerio permanecía cerrado durante el festejo y solamente las mujeres podían estar adentro”, refiere la doctora Sandra Iraís Romero Gallardo, posdoctorante del Instituto de Geografía de la UNAM.

Sin embargo, durante la época del gobierno de Lázaro Cárdenas se buscó atraer turismo a Michoacán y el Día de Muertos en Janitzio empezó a tomarse como una celebración muy representativa de la cultura mexicana.

“Hay algunas descripciones de las décadas de 1920 que ya hablan de Janitzio como un lugar único, especial, atrapado en el tiempo y donde todavía se podía ver la forma en que vivían los auténticos grupos originarios”, recuerda la doctora Ilia Alvarado Sizzo, investigadora del Instituto de Geografía.

-

Estar en contacto con la muerte.

Aunque el Día de Muertos es diferente en cada sitio del territorio mexicano, el turismo y los medios de comunicación han creado una imagen estandarizada de esta festividad; en la actualidad es posible ver que se celebra de manera muy similar en todo el país.

“La forma en que se celebra en Janitzio es muy diferente a la que se celebra en Yucatán, en Oaxaca o en Mixquic. Aunque coinciden en algunos elementos, cada lugar tiene sus peculiaridades. Recientemente, por ejemplo, la película Coco presentó un Día de Muertos muy inspirado en lo que pasa en Michoacán, pero aparecen elementos artesanales como los alebrijes que son más bien de Oaxaca. Entonces se va realizando esta estandarización de la festividad y tienen mucho que ver los medios de comunicación y el propio turismo”, agrega la doctora Alvarado Sizzo.

Un elemento importante de esta celebración es el aspecto visual, ya que es una festividad que integra diferentes elementos como flores, veladoras, luz, comida, fotografías, color, que la hacen única en el mundo. Además, el poder pasar toda la noche en el cementerio es un aspecto que atrae a muchos turistas nacionales y extranjeros.

La doctora Alvarado puntualiza que lo atractivo para los visitantes es poder estar en un espacio asociado a la muerte, en el que normalmente no se puede pasar mucho tiempo ahí, pero que por unas horas se convierte en un lugar festivo, lo cual atrae a la gente local que busca reafirmar su idea de lo tradicional mexicano y a los extranjeros que ven el toque exótico de esta tradición, que perciben como auténtica y única.

Este comportamiento es parte de lo que se conoce como tanatoturismo, un fenómeno contemporáneo relacionado con la experiencia de estar en contacto con la muerte de forma explícita o simbólica. Es algo más histórico y cultural, se relaciona con visitar lugares donde ocurrieron eventos de muerte en el pasado y algunos se han convertido en Patrimonio de la Humanidad, comenta la doctora Romero Gallardo.

El tanatoturismo es parte del turismo oscuro: viajes que un turista realiza para vivir una experiencia en contacto con la muerte, con el riesgo o el morbo. Un ejemplo es asistir a sitios como los campos de concentración o a donde asesinaron a un personaje destacado.

La doctora Romero Gallardo explica que tanto tanatoturismo como turismo oscuro son clasificaciones que se hacen en el mundo académico para tratar de entender las motivaciones de los turistas, cómo se desarrollan los espacios turísticos, los eventos y flujos turísticos.

Consumo turístico del espacio.

En el marco de un proyecto sobre turismo oscuro en México dirigido por el doctor Álvaro López, investigador del Instituto de Geografía y quien ha sido pionero en el tema, la dinámica que se vive durante la Noche de Muertos en Janitzio fue analizada por las doctoras Romero y Alvarado, a partir de lo que se conoce como el consumo turístico del espacio; es decir, qué hace el turista cuando se encuentra en el lugar, cómo varían sus actividades según si es de día o de noche, cuánto tiempo se quedan y hacia dónde se dirigen.

Uno de los aspectos que encontraron es que en Janitzio además de vivirse una celebración tradicional ritual para la comunidad, también se ha convertido en un espectáculo turístico.

El antecedente principal fue el propósito de impulsar en esta región el turismo a inicios de la década de 1930. Asimismo, con la influencia de las producciones cinematográficas como Maclovia (1948) se “popularizó el imaginario de la isla”, porque se introdujeron elementos como hacer la velación en el cementerio por la noche, pues era visualmente más atractivo.

Más recientemente, se ha observado que se ha convertido en un espectáculo turístico porque también se han introducido otros elementos, como la realización de festivales, bailes, conciertos musicales, pintarse el rostro o disfrazarse de catrina.

“Se ha pasado de ser una celebración más ritual, comunitaria, íntima, a ser ahora algo muy público, de fiesta”, explica la doctora Alvarado.

Esta investigación también identificó que los turistas tienen un consumo del espacio que consiste en caminatas por la zona comercial, la llegada al embarcadero, la visita al panteón de la isla y subir al mirador.

Una problemática que empezó a detectarse es que cuando la gente llegaba al mirador había venta de alcohol y las actividades giraban más en torno al consumo de bebidas que a la propia celebración del Día de Muertos, lo cual empezó a generar una imagen negativa de Janitzio.

Por ello, la población local empezó a diversificar sus espacios a fin de que hubiera otras actividades culturales como bailables y música, o incluso muestras gastronómicas, con el fin de que las actividades se enfocaran más en la conmemoración de la Noche de Muertos.

Algo de lo que encontraron las geógrafas en su investigación es que se viven distintas dicotomías, por ejemplo, la Noche de Muertos sigue siendo una tradición solemne para las personas locales y al mismo tiempo, es un espectáculo atractivo para el turismo.

-

Asimismo, aunque esta celebración es parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, reconocida por sus valores culturales, tradicionales y rituales, también existe una banalización del evento por parte de los visitantes, pues a pesar de que éstos acuden al lugar para disfrutar de la festividad tradicional, también buscan actividades lúdico-festivas, que muchas veces no tiene que ver con el ritual.

A pesar de los cambios provocados por el turismo o los medios de comunicación, las investigadoras coinciden en que el Día de Muertos en Janitzio mantiene el sentido principal: la creencia de que las personas fallecidas regresan por unas horas, en espíritu, a este plano terrenal a estar con sus familiares.

“Sí ha cambiado, pero esto también es como lo natural. Una tradición no se queda estática ni fija, necesariamente con el contacto con la sociedad, ya sea extranjera o local, el cambio del tiempo, se va transformando. Eso es inevitable”, concluye la doctora Romero.

Por: María Luisa Santillán.

Sitio Fuente: Ciencia UNAM