La economía española, en el epicentro de la crisis climática europea

ECONOMÍA.-

Un estudio del BCE cifra en 12.200 millones las pérdidas para España solo en 2025 por sequías y olas de calor.

Más de 3.000 hectáreas calcinadas en Toledo este verano en plena ola de calor / Efe.

El verano de 2025 no fue solo una estación de récords meteorológicos en Europa, sino el momento en que la economía española recibió una de las facturas más abultadas de la crisis climática, inicio de una sangría económica incontenible que podría alcanzar los 35.000 millones anuales en 2029.

El verano de 2025 grabó a fuego y agua una advertencia a la economía europea, y España se situó en el epicentro de la tormenta: es uno de los países más perjudicados por una combinación de sequías extremas y olas de calor extremas, fenómenos cuyo costo económico ha sido analizado de una forma original en un estudio elaborado por economistas vinculados al Banco Central Europeo.

Al analizar 279 de las regiones estadísticas más pequeñas de la UE (conocidas como NUTS3), el informe revela un mapa detallado de la vulnerabilidad europea. De ellas, 130 sufrieron sequía, 53 inundaciones, 31 olas de calor y 65 una combinación de sequía y calor extremo.

Solo en 2025, se estima que las regiones españolas afectadas perderán 12.200 millones de euros en actividad económica. Esta factura se agravará hasta alcanzar una pérdida anual de 34.800 millones de euros para 2029, lo que equivale a un mordisco del 2,4% a su Valor Añadido Bruto (VAB), según este informe.

Sequía impecable.

El principal responsable de esta sangría económica fue la sequía, que se extendió de forma implacable por el territorio. Este fenómeno por sí solo representa una pérdida de 10.700 millones de euros en 2025, una cifra que se disparará a 27.600 millones anuales en 2029.

El informe detalla casos paradigmáticos como el de Andalucía, donde todas sus provincias sufrieron una aridez de severa a extrema. Se calcula que la economía andaluza, un pilar agrícola y turístico, perderá 2.200 millones de euros este año y 5.700 millones para 2029. Los autores del estudio subrayan una preocupante disparidad: las inversiones anunciadas por el gobierno regional para mitigar la crisis hídrica, de unos 517 millones de euros, son sustancialmente inferiores a la magnitud del desastre económico proyectado.

El drama se repitió en Castilla y León, donde la sequía no solo afectó a sus nueve provincias, sino que además actuó como acelerante de los masivos incendios forestales, dejando pérdidas estimadas en 782 millones para 2025 y 2.000 millones para 2029. A la falta de agua se sumó el calor extremo.

España, reflejo de Europa.

Las olas de calor supusieron un golpe adicional de 1.500 millones de euros en 2025 para la economía española, un daño que se prevé aumentará a 7.200 millones para 2029, situando a España como el segundo país europeo más afectado por este fenómeno.

El duro panorama español es, en realidad, el reflejo de una crisis climática que asoló toda Europa con una virulencia sin precedentes. El mismo estudio calcula que, en todo el continente, los desastres del verano de 2025 provocarán una pérdida combinada de 43.000 millones de euros este año, y dejarán un impacto persistente que reducirá la actividad económica europea en 126.000 millones de euros anuales para 2029.

Estas cifras, que los propios autores califican de conservadoras al no incluir el efecto de los incendios, se obtuvieron a través de una metodología que va más allá de los daños materiales directos, midiendo costos indirectos como las horas de trabajo perdidas, la caída de la productividad o la interrupción de las cadenas de suministro.

Europa rota.

El mapa de los desastres dibuja una Europa rota en dos. Mientras el sur se seca, el norte se anega. La sequía se cebó con los países meridionales, con Grecia siguiendo a España en el ranking de los más perjudicados. Las olas de calor, por su parte, castigaron con especial dureza a Francia, que registraron pérdidas de 4.800 millones de euros en 2025 y se enfrenta a una proyección de 20.300 millones para 2029.

Como una cruel paradoja climática, las inundaciones repentinas trajeron la ruina a otras latitudes. Italia fue una de las principales víctimas del exceso de agua, con pérdidas estimadas en 4.600 millones en 2025 y 14.200 millones para 2029, siendo la región de Lombardía, una de sus motores económicos, una de las zonas más devastadas.

Escenas similares se vivieron en Eslovenia o en el norte de Alemania, donde las lluvias torrenciales desbordaron cualquier registro histórico.

Por: Eduardo Martínez de la Fe / T21.

Sitio Fuente: Levante / Tendencias21