La sorprendente mutación que permite a estos insectos tolerar grandes cantidades de alcohol sin sufrir resaca

CIENCIAS DE LA VIDA / ZOOLOGÍA.

Los avispones orientales pueden haber desarrollado una mutación genética que les permite tolerar el alcohol gracias a una relación beneficiosa con la levadura.

Borracho, achispado, ebrio como una cuba... No importa cómo lo llames, los humanos suelen beber alcohol para divertirse y reducir el estrés. Pero cuando los animales se emborrachan, se trata más bien de las calorías.  

En la naturaleza, las frutas, el néctar y otras plantas pueden producir etanol al pudrirse y fermentar. Y muchos animales, desde los elefantes africanos hasta unas 55 especies de aves, han aprendido que los alimentos fermentados son fuentes eficientes de nutrientes. De hecho, el etanol contiene casi el doble de calorías que el azúcar. La salvedad, por supuesto, es que comer demasiado puede producir algunos efectos secundarios indeseables.  

Pero, aparentemente, no es el caso del avispón oriental. Los experimentos de laboratorio revelan que esta especie, presente en gran parte de Asia, África y Europa, puede soportar concentraciones de etanol de hasta un 80 %.

En comparación, la mayoría de los vertebrados sufren efectos nocivos tras consumir concentraciones de etanol superiores al 4 %.

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Entonces, ¿por qué estos insectos tienen una tolerancia tan alta? Puede que sea porque tienen una relación mutuamente beneficiosa con la levadura de cerveza silvestre, la misma que utilizamos para elaborar cerveza y hornear.

La levadura no puede sobrevivir al frío, por lo que vive y se reproduce en el estómago de las avispas y los avispones durante el invierno. A cambio, la levadura proporciona energía a los avispones al fermentar la fruta de la que se alimentan.

Para hacer frente a las habilidades de fermentación de la levadura, los avispones pueden haber evolucionado para llevar múltiples copias de un gen conocido por permitir la tolerancia al alcohol, según el estudio, publicado en octubre de 2024 en Proceedings of the National Academy of Sciences.

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Tres obreras adultas de avispón oriental se alimentan de un higo maduro, una fuente potencial de etanol natural. Fotografía de Eran Levin.

Aunque embriagar a los insectos pueda parecer trivial, hay numerosas razones por las que los científicos los estudian: tanto los insectos como los primates probablemente hayan consumido fruta fermentada durante millones de años.

De hecho, la llamada “hipótesis del mono borracho” sugiere que la dieta rica en etanol de nuestros antepasados podría estar vinculada con la complicada relación que los seres humanos tienen con esta sustancia hasta el día de hoy. 

Por eso, comprender la genética que permite a los avispones orientales digerir tanto etanol podría conducir, en última instancia, a mejores tratamientos para los trastornos relacionados con el consumo de alcohol.

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Aunque estos avispones resisten al etanol, las abejas melíferas no lo consiguen.

Cuando la directora del estudio, Sofia Bouchebti, ecóloga conductual de la Universidad Ben Gurion de Israel, y sus colegas alimentaron a más de 2000 avispones orientales con esa solución de etanol similar al absenta al 80 %, “no podían volar correctamente ni caminar en línea recta”, señala.

Por supuesto, eso nos pasa a todos. Pero lo que realmente sorprendió a los investigadores fue cómo se recuperaron los insectos.

“Una vez incluso vi a algunos individuos tumbados boca arriba. Estaba bastante segura de que iban a morir, pero cuando volví a mirar unos minutos más tarde, se habían recuperado por completo”, recuerda Bouchebti. 

Lo realmente notable es que, mientras que los avispones ebrios metabolizaron el etanol y reanudaron la construcción de su nido sin ningún impedimento, las abejas melíferas europeas alimentadas con la misma dieta alcohólica no solo no pudieron funcionar, sino que murieron en menos de 24 horas. 

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Las bajas concentraciones de etanol son beneficiosas para los animales, explica la ecóloga, pero en concentraciones más altas, el alcohol se vuelve tóxico, como ilustran las abejas muertas.

Por eso los científicos solo utilizaron concentraciones de etanol del 20 % en sus experimentos iniciales, que es el límite de lo que la levadura de cerveza puede producir de forma natural.  

“Nos sorprendió tanto la ausencia de efectos negativos a esta concentración que decidimos aumentarla para determinar la concentración máxima que podían soportar los avispones”, que acabó siendo del 80 %.

“Lo que realmente me gustaría entender ahora es por qué (los avispones orientales) se adaptaron a concentraciones tan altas”, comenta la directora del estudio.

Por ejemplo, es posible que la ingesta de etanol, que tiene propiedades antimicrobianas, mantenga a los insectos sanos y limpios, especialmente porque se sabe que los avispones orientales recogen trozos de carne en descomposición para alimentar a sus larvas. 

Todavía queda mucho por aprender sobre el efecto del etanol en los avispones orientales.

“¡Qué estudio tan interesante!”, dice la entomóloga Chris Alice Kratzer, a quien no le sorprende en absoluto que algunas avispas hayan desarrollado la capacidad de metabolizar el etanol. Los avispones son la especie de avispa más grande.

“Muchas frutas maduran en otoño, lo que coincide con el pico de desarrollo de las colonias de avispas en climas templados”, afirma Kratzer, autor de The Social Wasps of North America, en un correo electrónico. “La capacidad de ingerir líquido de la fruta podrida es importante para su supervivencia”.

"A partir de observaciones personales, la mayoría de las especies de avispas sociales no pueden ingerir etanol sin emborracharse demasiado", dice Kratzer.

Las avispas comunes son particularmente borrachinas habituales, pasan el rato en los huertos y consumen fruta podrida hasta que no pueden volar en línea recta e incluso a veces chocan entre sí, en pleno vuelo.

Sin embargo, lo fascinante es que los avispones orientales parecen hacerlo sin mucho alboroto, subraya.

“Este estudio es solo el comienzo”, comenta Bouchebti. “Aún queda mucho por descubrir”.

Por: Jason Bittel.

Sitio Fuente: National Geographic en Español