Así se preparan los fósiles para su conservación científica y exhibición pública
ANTROPOLOGÍA E HISTORIA / PALEONTOLOGÍA.
Cada fósil cuenta una historia de millones de años. Sin embargo, antes de que estos testigos del pasado lleguen a manos de científicos o sean exhibidos en museos, deben pasar por un meticuloso proceso de preparación y conservación.
Este trabajo, muchas veces invisible al ojo del público, combina ciencia, paciencia y técnica especializada.
La preparación de fósiles es el conjunto de técnicas utilizadas para extraer, limpiar, estabilizar y conservar restos fósiles desde su descubrimiento en el campo hasta su almacenamiento o exposición. El objetivo es proteger el material fósil sin alterar su estructura ni su contexto científico.
Fase 1: La excavación cuidadosa.
Todo comienza en el yacimiento. Los paleontólogos utilizan herramientas como pinceles, espátulas y cinceles para exponer los fósiles sin dañarlos. Una vez identificados, se documentan en su posición original mediante fotografías, croquis y sistemas de coordenadas GPS. Esta información contextual es crucial para interpretar el entorno geológico y la edad del fósil.
Antes de ser retirados, muchos fósiles se recubren con una mezcla de papel húmedo y yeso que protege la pieza durante el transporte al laboratorio. Este envoltorio rígido evita roturas o fracturas causadas por vibraciones o impactos.
Fase 2: Limpieza y consolidación en laboratorio.
Ya en el laboratorio, comienza la parte más delicada. Los técnicos de preparación paleontológica eliminan las capas de sedimento que aún recubren el fósil utilizando herramientas de precisión: desde microcinceles neumáticos hasta agujas, bisturís y chorros de aire con abrasivos finos como bicarbonato de sodio.
Durante esta etapa también se realiza la consolidación del fósil, aplicando adhesivos o consolidantes (como Paraloid B-72) para fortalecer las zonas frágiles. Estos productos son reversibles y estables a largo plazo, cumpliendo con los estándares de conservación.
Fase 3: Restauración y montaje (cuando es necesario).
Algunos fósiles llegan fragmentados o incompletos. En esos casos, se recurre a la restauración: se reensamblan fragmentos y, si es necesario, se reconstruyen partes ausentes con materiales sintéticos (resinas o yeso) que se diferencian claramente del original. Todo debe ser documentado para no confundir los elementos reales con los añadidos.
En piezas destinadas a exhibición, se diseñan soportes especiales y estructuras de montaje que distribuyen el peso del fósil sin dañarlo. Estos montajes permiten que los especímenes se presenten de manera educativa y segura.
Fase 4: Conservación preventiva y almacenamiento.
Una vez preparados, los fósiles son almacenados en condiciones controladas: temperatura y humedad estables, ausencia de luz solar directa, y protección contra plagas o contaminantes. Las instituciones científicas emplean sistemas de catalogación digital para registrar cada pieza, facilitando su acceso a investigadores de todo el mundo.
El mantenimiento no acaba aquí: se realizan inspecciones periódicas para detectar cualquier signo de deterioro y aplicar medidas correctivas a tiempo.
Tecnología al servicio de la paleontología.
Las técnicas modernas han revolucionado la preparación de fósiles. El uso de micro-CT (tomografía computarizada) permite visualizar estructuras internas sin dañar el espécimen. También se emplean escáneres 3D para digitalizar fósiles, creando réplicas exactas para estudio o exhibición.
La conservación digital se está convirtiendo en una herramienta clave, permitiendo compartir los fósiles virtualmente con museos y universidades de todo el mundo.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings