Así es cómo los ciclones tropicales influyen en el agua que bebemos y las sequías, según la ciencia

CIENCIAS DE LA TIERRA / METEOROLOGÍA.

En mayo de 2025, el Servicio Meteorológico Nacional de México informó que mantiene la vigilancia en una zona de baja presión en el Pacífico. Ante esto, vale la pena conocer cómo influyen los ciclones tropicales en el ciclo del agua.

Un ciclón tropical, también llamado huracán o tifón según la región, es “una tormenta de rotación rápida que se origina en los océanos tropicales y puede variar en velocidad, tamaño e intensidad”, define la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

De acuerdo con el organismo meteorológico, los ciclones representan el segundo riesgo natural más peligroso, después de los terremotos. Por el cambio climático, su poder destructivo y la probabilidad de que ocurran se ven exacerbados. Pero, además de generar destrucción, los ciclones son importantes en el ciclo del agua en algunas regiones, asegura la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de México.

El organismo informó el lunes 26 de mayo de 2025 que mantiene bajo vigilancia una zona de baja presión en el océano Pacífico con probabilidad de desarrollo ciclónico que podría evolucionar a ciclón tropical a mediados de esta semana. Ante esta situación, vale la pena conocer más sobre los efectos provocados por un ciclón.

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Esta imagen satelital muestra al huracán Gilbert el 13 de septiembre de 1988. En el momento de la captura de esta imagen, Gilbert era un huracán de categoría 5 con vientos máximos sostenidos de 260 km/h. En México, Gilbert ayudó a incrementar el almacenamiento de algunas presas del noreste del país, pero también provocó severos daños. Fotografía de National Oceanic and Atmospheric Administration Dominio Público.

Cómo los ciclones impactan en el ciclo del agua.

Tal como señala la Conagua, las lluvias provocadas por los ciclones durante su trayecto ayudan a llenar las presas y recargar los acuíferos, en especial en zonas áridas, “facilitando con ello el suministro de agua para el consumo humano, la agricultura y la generación hidroeléctrica”.

Además, “algunos ciclones que se mueven sobre regiones afectadas por periodos prolongados de sequía, pueden llegar a producir cantidades de lluvia de hasta unos 10 centímetros, que pueden ser importantes para mitigar las condiciones de aridez”, agrega un fascículo sobre ciclones elaborado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de México.

Sumado a eso, los ciclones tropicales pueden contribuir a limpiar las bahías y los cuerpos de agua. Muchos de estos beneficios, completa el fascículo, pueden durar varios años.

No obstante, es preciso aclarar que los ciclones tropicales también pueden provocar graves daños materiales, inundaciones y pérdidas humanas. El huracán Gilbert de 1988, por ejemplo, ayudó a incrementar el almacenamiento de agua en algunas presas del noreste del país, en especial en la ciudad de Monterrey, “de modo que se mitigaron los riesgos por falta de abastecimiento de agua potable en años posteriores”, indica el documento de la Secretaría mexicana.

Sin embargo, el ciclón también produjo serios daños en el país. Un artículo de 2018 del Centro Nacional de Prevención de Desastres recuerda que ese ciclón provocó la muerte de 225 personas, más de 140 000 evacuados y daños en servicios urbanos e infraestructura, generando pérdidas económicas de aproximadamente 76 millones de dólares.

Por eso, es recomendable seguir las medidas preventivas, estar atentos a las alertas oficiales, atender a sus recomendaciones y mantener la comunicación entre las autoridades y la población.

Por: Redacción.

Sitio Fuente: National Geographic en Español