Sulfuro de dimetilo extraterrestre, ¿indicador de vida en otros mundos?
ASTROBIOLOGÍA.
Se ha detectado por vez primera sulfuro de dimetilo en el medio interestelar.
Descubrimiento del sulfuro de dimetilo (DMS) en la nube molecular G+0.693-0.027, ubicada en la región central de nuestra galaxia. Imagen: Ian Heywood (Oxford U.), SARAO / Juan Carlos Muñoz-Mateos (ESO) / V. M. Rivilla (CAB) & M. Sanz-Novo (CAB).
Hasta la fecha, se pensaba que el sulfuro de dimetilo terrestre provenía exclusivamente de la actividad biológica marina, generado por el fitoplancton y las bacterias presentes en los océanos. Por ello, esta molécula se había considerado un biomarcador o “biofirma” en las atmósferas de exoplanetas potencialmente habitables, es decir, un indicio molecular de la presencia de vida basada en carbono. Por definición, los biomarcadores implican un origen exclusivamente biótico, es decir, solo se pueden generar gracias al metabolismo de los seres vivos. Recientemente, un grupo de astrónomos de Cambridge anunció una posible detección de sulfuro de dimetilo en la atmósfera de K2-18b, un planeta de otro sistema solar. Este planeta es 8,6 veces más masivo que la Tierra y orbita alrededor de su estrella dentro de la zona orbital habitable, o sea donde el calor recibido de la estrella permite la existencia de agua líquida. El grupo sugirió que K2-18b podría albergar un océano en su superficie y que la presencia de sulfuro de dimetilo podría ser un indicio de vida marina alienígena.
Sin embargo, esta detección que ahora se ha hecho de sulfuro de dimetilo en el medio interestelar demuestra que el sulfuro de dimetilo puede formarse de manera abiótica en el espacio, lo cual limita su fiabilidad como biomarcador en la búsqueda de vida extraterrestre en exoplanetas.
Esta detección de sulfuro de dimetilo en el medio interestelar es obra de un equipo internacional liderado por el Centro de Astrobiología (CAB), entidad mixta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), en España todas estas instituciones. El equipo lo ha liderado Miguel Sanz-Novo, del CAB.
Este hallazgo de sulfuro de dimetilo constituye la detección en el medio interestelar de la molécula con azufre más compleja de entre todas las descubiertas hasta el momento, junto con su isómero el etanotiol, previamente detectado también por investigadores del CAB y coautores del nuevo estudio. El sulfuro de dimetilo es el compuesto orgánico volátil con azufre más abundante en el agua superficial del mar y desempeña un papel clave tanto en el ciclo del azufre como en la regulación del clima en la Tierra. Además, en pequeñas cantidades, esta molécula contribuye al inconfundible “olor del mar” que sentimos al acercarnos a la costa.
Este nuevo descubrimiento de sulfuro de dimetilo extraterrestre se ha hecho en una nube molecular ubicada en el centro de nuestra galaxia, concretamente en la nube molecular G+0.693-0.027. El equipo de investigadores utilizó datos astronómicos de un gran proyecto observacional liderado por el CAB, obtenidos con el radiotelescopio IRAM de 30 metros de diámetro de Pico Veleta (Granada) y el de 40 metros del Observatorio de Yebes del Instituto Geográfico Nacional (Guadalajara), ambos emplazados en territorio español.
La detección de sulfuro de dimetilo en una nube molecular “inerte” confirmando que este compuesto químico se puede generar por vías abióticas va en la misma dirección que la identificación de sulfuro de dimetilo a finales de 2024 en la coma del cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko (ubicado dentro de nuestro sistema solar) por la sonda espacial Rosetta, así como con recientes estudios que demuestran su formación en el laboratorio mediante reacciones fotoquímicas, sin implicar la presencia de seres vivos.
En conjunto, estos resultados sugieren que el sulfuro de dimetilo (DMS) no es un buen biomarcador. “Nuestros resultados aportan una evidencia observacional concluyente de que la química del cosmos puede producir de manera eficiente y, sobre todo, abióticamente, grandes cantidades de DMS en el medio interestelar. El espacio interestelar alberga una química lo suficientemente rica como para formar compuestos de complejidad creciente, y el DMS es una muestra evidente de ello” señala Sanz-Novo.
Este estudio representa un avance significativo en el conocimiento del inventario químico del medio interestelar y, en particular, de la química del azufre, un elemento esencial para la vida. En este contexto, se piensa que una parte significativa de los ingredientes esenciales para la vida pudo haber llegado a la Tierra primitiva a través de cometas y meteoritos formados en la misma nebulosa que dio origen a nuestro sistema solar. “El azufre está presente en todas las principales clases de biomoléculas: proteínas, azúcares, ácidos nucleicos y vitaminas”, explica Víctor M. Rivilla, investigador Ramón y Cajal en el CAB y coautor del estudio, quien añade: “Sin embargo, debemos ser muy cautelosos al interpretar la presencia de estas moléculas como evidencia de vida “per se”. Más que un biomarcador, que implicaría la presencia organismos vivos, el DMS puede considerarse una "biosemilla", es decir, una molécula que, junto con otras, y en un ambiente adecuado, puede tener el potencial de generar una química que pueda dar origen a la vida.”
El estudio se titula “On the Abiotic Origin of Dimethyl Sulfide: Discovery of Dimethyl Sulfide in the Interstellar Medium”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal Letters.
La detección de DMS en el medio interestelar se suma a las numerosas contribuciones que ha hecho el CAB dentro de la astroquímica, incluyendo las primeras detecciones en el espacio de diversas moléculas de gran interés astrobiológico, como la etanolamina o la glicolamida, primer isómero de la glicinia (aminoácido más sencillo) detectado hasta la fecha. (Fuente: CAB).
Sitio Fuente: NCYT de Amazings