¿Podemos sentir empatía por robots y otras máquinas?
PSICOLOGÍA.
Diversos estudios han demostrado que los humanos pueden experimentar respuestas emocionales hacia robots y máquinas, aunque estas respuestas suelen ser más débiles y mediadas por procesos de antropomorfización y condicionamientos culturales.
1. El fenómeno de la empatía humana hacia las máquinas.
1.1 Antropomorfismo y construcción social.
La tendencia a atribuir cualidades humanas a objetos inanimados, conocida como antropomorfismo, es un motor clave para que sintamos empatía por robots. Sherry Turkle sostiene que tratamos a máquinas —desde muñecos hasta agentes digitales— como interlocutores emocionales, a pesar de que “no han vivido el arco de una vida humana” ni poseen experiencias biográficas reales. De manera similar, Herbert Goldberg destaca que el apego a mascotas robóticas se basa en la proyección de emociones propias sobre entidades diseñadas para imitar respuestas sociales.
1.2 Correlatos neuronales de la empatía.
Estudios de neuroimagen muestran que regiones como la ínsula anterior y la corteza cingulada anterior se activan cuando observamos imágenes de robots “sufriendo”, aunque con una intensidad menor que ante humanos. Investigación reciente de Frontiers in Neurorobotics confirma que estas mismas áreas se implican en procesos de cuidado y empatía hacia autómatas, lo que sugiere un sustrato biológico para estas respuestas.
2. Evidencias experimentales de empatía hacia robots.
2.1 PARO y la interacción terapéutica.
El robot PARO ha sido ampliamente estudiado por su capacidad de inducir efectos terapéuticos. Un ensayo controlado de Nature Scientific Reports reveló que tocar a PARO reduce la percepción del dolor y mejora el estado de ánimo, correlacionándose con percepciones de comunicación positiva. Un metaanálisis en BMC Geriatrics resume que PARO disminuye la ansiedad y comportamientos disruptivos en pacientes con demencia, promoviendo un mayor bienestar emocional.
2.2 Experimentos de dolor simulado.
En un estudio con EEG, participantes que observaron un androide recibir una fuente de calor reportaron activaciones cerebrales similares —aunque amortiguadas— a las generadas al observar dolor humano, evidenciando un mecanismo de “perspectiva” que facilita la empatía hacia entes no conscientes.
3. ¿Es empatía auténtica?
3.1 Robots con respuestas empáticas programadas.
Los robots sociales modernos se diseñan para reconocer emociones humanas y responder con gestos o palabras que imitan la empatía. Un protocolo reciente documenta un modelo de inteligencia emocional para interacción paciente–robot que busca mitigar la agitación en personas con demencia. Sin embargo, estas “respuestas” son conductuales y no implican experiencia subjetiva.
3.2 Perspectiva filosófica y moral.
El debate filosófico cuestiona si “empatizar” con autómatas es legítimo. Algunos autores defienden que la empatía requiere reciprocidad y una historia vital compartida, algo imposible para las máquinas. Sherry Turkle argumenta que los robots realizan actos de cuidado, pero no sienten; confundir simulación con sentimiento puede erosionar nuestras habilidades emocionales genuinas.
4. Implicaciones éticas y de diseño.
4.1 Beneficios potenciales.
La capacidad de los robots para “mostrar empatía” aporta beneficios claros en contextos de salud y cuidado. Proyectos como Stevie, un robot social en residencias de ancianos, han mejorado la interacción y aliviado la carga de cuidadores humanos al fomentar la participación en actividades grupales.
4.2 Riesgos y debates.
Sin embargo, cultivar vínculos emocionales con máquinas programadas podría derivar en dependencias poco saludables. Turkle advierte contra la “intimidad artificial” con chatbots, que genera expectativas irreales y puede desplazar relaciones humanas auténticas. Además, el diseño de robots con empatía simulada plantea dilemas sobre transparencia y consentimiento: ¿debemos informar a los usuarios de que la “empatía” es un algoritmo?
Sitio Fuente: NCYT de Amazings