El salvaje mundo del cortejo de los insectos: incluye danzas, combates y traición
CIENCIAS DE LA VIDA / ZOOLOGÍA.
Escarabajos que mantienen combates de sumo. Luciérnagas que asesinan a sus parejas. Estos son algunos de nuestros comportamientos de apareamiento favoritos entre insectos y arácnidos.
Los borregos cimarrones chocan sus cuernos cuando llega el momento de aparearse. Los pavos se pavonean por sus territorios. Las ranas toro se gritan unas a otras en tono de barítono. Quizá conozcas las distintas maneras en que los animales grandes señalan que están listos para el amor. Pero, ¿cómo es el cortejo de los insectos?
Al fin y al cabo, los escarabajos, las arañas y las moscas también tienen que encontrar pareja. Y que el escenario sea más pequeño no significa que haya menos drama.
Con una nueva temporada de Bichos: Una verdadera aventura en miniatura en streaming en Disney+, echamos un vistazo a otros fantásticos y extraños comportamientos de apareamiento de insectos y arácnidos.
Un macho de lucano ciervo (Lucanus cervus) monta a una hembra por detrás en una rama. Una vez que se enfrenta a otros machos, estos insectos pueden empezar a aparearse. Fotografía de Martin Gabriel, Nature Picture Library
Combate de sumo entre escarabajos lucanos ciervo.
Aunque los ciervos volantes están armados con gigantescas piezas bucales de aspecto medieval, cuando dos machos se enfrentan en un combate ritual, es probable que ninguno de los dos muera.
"Los biólogos los llaman armas naturales", dice Ainsley Seago, conservadora asociada de zoología invertebrada del Museo Carnegie de Historia Natural de Pittsburgh (Estados Unidos). "Y lo bueno de ellas... es que si las usas bien, nadie sale herido".
Pero seguro que alguien sale despedido.
Curiosamente, Seago dice que cuando los escarabajos macho se enfrentan, no están luchando por una hembra individual. Más bien defienden un recurso o una zona en la que es probable que haya hembras, como los flujos de savia.
"Es un alimento gratuito, delicioso y azucarado, en el que a menudo crece levadura. Esa combinación de comida azucarada y levadura deliciosa es como un batido muy saludable", asegura. "Y siento tener que decir esto, pero ese batido es un imán para todas las chicas".
Cuando varios machos quieren reclamar una zona, las cosas pueden llegar a las manos. En lugar de correr unos contra otros como caballeros con lanza, Seago dice que los escarabajos se enfrentan en algo parecido a un combate de sumo.
Es "básicamente una prueba de fuerza, intentando tirar al otro del tronco", dice.
Un macho de libélula azul, o caballito del diablo verde, (Calopteryx splendens) agarra a una hembra con las pinzas de la cola, algo que los machos suelen hacer para obligarlas a aparearse con ellos. Fotografía de Nick Upton, Nature Picture Library.
Un peligroso cara a cara con los caballitos del diablo.
Si alguna vez has pasado tiempo cerca de un estanque, lago o río y has visto a los caballitos del diablo haciendo la forma de un corazón con su cuerpo, habrás presenciado lo que los científicos llaman la rueda copulatoria.
Pero puede que no sea tan romántico como crees.
Para convencer a una hembra de que se aparee con ella, el macho utiliza unas pinzas especializadas para agarrarla por la parte posterior de la cabeza. Y permanecerá pegado a la hembra aunque ella intente huir volando.
"En realidad, es una forma de acoso", dice Jessica Ware, conservadora del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York y experta en el orden de insectos Odonata, que incluye libélulas y caballitos del diablo.
Cada momento que pasa pegada a un macho es tiempo que la hembra podría dedicar a alimentarse, poner huevos o aparearse con otros machos. Pero esa es también la razón por la que los machos lo hacen: para asegurarse de que su material genético es el que se utiliza para crear la siguiente generación.
Incluso después de que una hembra haya aceptado a una pareja y colocado su abdomen en posición para recibir su esperma, el macho puede mantener su agarre durante media hora o más. A veces, incluso la arrastra y la mantiene bajo el agua mientras ella deposita sus huevos en un trozo de vegetación. (Mientras está bajo el agua, una burbuja que se forma alrededor de la cabeza de la hembra le permite respirar).
"Yo diría que no siempre es voluntario", comenta Ware. "Porque en cuanto la suelta, puede venir otro macho y sacarle su esperma".
Los caballitos del diablo macho pueden ser tan persistentes, que algunas hembras del género Ischnura incluso han evolucionado una forma de esconderse de ellos.
"De hecho, las hembras cambian su color para parecerse al de los machos", detalla Ware.
Una luciérnaga oriental (Photinus pyralis) levanta el vuelo por la noche, mostrando su estela luminosa bioluminiscente. Los machos deben tener cuidado con las hembras caníbales del grupo de especies Photuris versicolor, que emiten señales de apareamiento engañosas para atraer a sus presas. Fotografía de Ripan Biswas, Nature Picture Library.
El cortejo de las luciérnagas.
Cuando una luciérnaga parpadea por la noche con su cola bioluminiscente, intenta indicar a otros miembros de su misma especie que está soltera y dispuesta a emparejarse.
No hay coacción. No hay prueba de fuerza. Ni siquiera un sonido. Solo suaves volutas de luz.
Pero las hembras de las luciérnagas del grupo de especies Photuris versicolor se aprovechan de esa sutil estrategia.
"Sus hembras imitan los destellos de las hembras de otras especies y atraen a los machos para aparearse", explica Seago. "Cuando los machos se acercan, ella se da vuelta y se lo come".
Los científicos creen que las hembras Photuris, conocidas como femme fatales, se comen a los machos de otras especies para robarles sus compuestos defensivos, es decir, las sustancias químicas de la sangre que hacen que las luciérnagas resulten desagradables a los depredadores. (Las femme fatales infunden esos compuestos en sus huevos).
Una araña pavo real (Maratus volans) muestra el colorido aleteo de su abdomen, parte de la elaborada danza que los machos de esta especie hacen para impresionar a las hembras. Fotografía de Elias Damian, Nat Geo Image Collection.
Las arañas pavo real hacen increíbles bailes durante su cortejo.
En Australia hay un grupo de arácnidos diminutos conocidos como arañas pavo real. A primera vista, parecen arañas saltarinas. "Tienen el cuerpo diminuto, patas robustas y grandes ojos delante de la cara", explica Sebastián Echeverri, científico especializado en arañas de la Sociedad Xerces y autor de Spiders of the United States & Canada (Arañas de Estados Unidos y Canadá).
"Pero hay algo muy especial que ocurre cuando un macho adulto de esta especie ve a una hembra", añade.
Con una hembra a la vista, el macho levanta la grupa en el aire y la abre, como un abanico de colores brillantes, convirtiendo su abdomen en una hipnotizante mini-pantalla. Según Echeverri, algunas especies de arañas pavo real también tienen estructuras pilosas en las patas que agitan como un código de señales.
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Los colores y los dibujos dependen de la especie, al igual que los movimientos que realiza con las patas, pero la exhibición no es nada menos que un número de baile coreografiado... ¡con música! Los machos también pueden tamborilear vibraciones en el suelo, que la hembra evalúa junto con el resto de la actuación.
"Las arañas saltarinas son especiales porque han desarrollado unos ojos muy grandes que ven muy bien los detalles", explica Echeverri. "Por eso, su cortejo también evolucionó para utilizar el lenguaje visual, el movimiento, la danza y los colores de una forma que no hacen muchas otras arañas".
Por Jason Bittel.
Sitio Fuente: National Geographic en Español