Planificación financiera debe ser parte de la vida cotidiana

ECONOMÍA / EMPRESAS.-

- La banca tradicional enfrenta grandes retos, entre ellos la competencia de las Fintech, un nuevo modelo de institución crediticia, afirma Maricruz Jaén Figueroa.

- La Asamblea General de la ONU designó el 4 de diciembre como el Día Internacional de los Bancos.

Debemos asumir nuestra educación financiera y estar conscientes de los productos que consumimos en ese ámbito; hay que explorar y, en caso de ser necesario, acercarnos a expertos sin miedo a preguntar, señala la académica de la Facultad de Economía de la UNAM, Maricruz Jaén Figueroa.

Con el avance de la tecnología “todo lo tenemos a un clic de distancia”, por lo que hay que ser responsables con nuestras finanzas y en el modo en que nos endeudamos, alerta.

Una tarjeta de crédito no es una extensión de nuestro salario, y hay que pagarla. Hay que aprender a planificar: la elaboración de un presupuesto familiar es un buen punto de partida para la toma de decisiones y, por supuesto, para la selección de los instrumentos financieros acordes con las necesidades de cada uno, recalca.

La mayoría de las personas recurre a los bancos más famosos, pero en México hay más opciones, como las sociedades financieras populares donde es posible ahorrar y tener acceso a productos, que en ocasiones ofrecen condiciones más atractivas o ad hoc a nuestros requerimientos, refiere la docente.

Con motivo del Día Internacional de los Bancos, que se conmemora el 4 de diciembre, la experta en Economía Financiera y Educación Financiera precisa que esta fecha debe servir para explorar las alternativas de esas instituciones, planear qué vamos a hacer con la AFORE o las próximas vacaciones de verano, y que poco a poco esta planificación se vuelva parte de nuestras vidas cotidianas.

Responsabilidad.

La especialista en Economía de la Empresa, con estudios de maestría y doctorado en Administración y Educación, explica:

Hay diferentes tipos de bancos, según el consumidor: especializados en el financiamiento a empresas; de inversión; para microcréditos; consumo; y de desarrollo, esta última dedicada a financiar sectores estratégicos para los gobiernos. A nivel internacional existen instituciones multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo.

Las instituciones crediticias contribuyen a mejorar el nivel de vida de diversas maneras: capitalizan los proyectos de inversión de sus clientes, desde las empresas más grandes hasta los consumidores privados que piden dinero para comprar una computadora, casa, auto, ropa, etcétera.

Son receptoras del ahorro de los integrantes de una sociedad y destinan esos recursos a diferentes tipos de proyectos con el objetivo, por supuesto, de obtener rentabilidad para ellas y para sus clientes.

La banca, detalla la universitaria, debe ser responsable. Es decir, cuidar las exigencias de capitalización para cubrir la demanda de sus ahorradores y evitar un problema de descalce financiero, o sea, de desequilibrio entre las operaciones de captación de ahorro y de financiamiento de proyectos.

Además de tener ciertos niveles de cobertura de sus operaciones activas más riesgosas, deben financiar, por ejemplo, actividades que contribuyan al desarrollo sustentable, que cumplan con los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la Organización de las Naciones Unidas, como otorgar créditos hipotecarios “verdes” para la adquisición de casas que utilicen energía renovable.

En suma, el tema de responsabilidad para la banca y las empresas implica criterios ambientales, económicos, financieros, sociales y de gobernanza.

Jaén Figueroa puntualiza que las entidades bancarias enfrentan grandes retos: la competencia que representan las llamadas Fintech, un nuevo modelo de institución financiera que ofrece los mismos servicios, pero a través del uso de la tecnología. Aunque es parecido, en este caso es más dinámico y se requiere menos dinero.

Las instituciones tradicionales tienen instalaciones físicas, sucursales, a las cuales la gente acude a dejar su ahorro o a pedir un crédito; en cambio, firmas como NU o Plata operan a través de internet. Esa competencia ha crecido en los últimos años, y aunque no llega a ser tan relevante como las convencionales, su crecimiento es considerable cada año.

Otra ventaja es que ofrecen tasas de interés más atractivas con respecto a los productos de ahorro: hasta 15 por ciento, lo cual resulta llamativo porque este rendimiento, incluso, está por encima de los Cetes, el bono más confiable en nuestro país.

La experta recomienda tomar precauciones: que la Fintech a la que le vamos a confiar nuestro ahorro o a pedir un préstamo esté regulada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores; y leer todo el contrato, incluidas las “letras chiquitas” porque la facilidad, el dinamismo, también se presta para que ocurran fraudes.

De acuerdo con Jaén Figueroa, los bancos tradicionales deben ser conscientes de que son instituciones esenciales para el desarrollo económico y social del país. Además, aunque el financiamiento empresarial va en mejoría, el sector micro, de los negocios más pequeños, no resulta ser interesante para las instituciones tradicionales porque tienen gran probabilidad de mortandad en los primeros dos años de existencia y pocos logran sobrevivir 10, entre otras cuestiones.

También es fundamental la creación de productos que se adapten a las necesidades de financiamiento de ese sector, como lo hacen las Fintech al otorgar créditos sin tantos requisitos y exigencias.

Otro aspecto que menciona la universitaria es llevar a cabo más acciones con respecto a la inclusión y educación financieras, porque demasiada gente sigue ahorrando “debajo del colchón”, elabora un “guardadito” o participa en tandas, esquemas que se utilizan por encima de las opciones que ofrece la banca, ya sea por desconocimiento o desconfianza en esta. Ahí está otro reto, finaliza.

Cabe recordar que el 19 de diciembre de 2019 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución que designó el 4 de diciembre como el Día Internacional de los Bancos, en reconocimiento al potencial de esas instituciones multilaterales y otras internacionales a la hora de financiar el desarrollo sostenible. La efeméride se celebra a partir de 2020.

Sitio Fuente: Boletín UNAM-DGCS-900