Esperanza Martínez Romero: sus hallazgos sobre las bacterias fijadoras de nitrógeno
CIENCIAS GENÓMICAS.
“Es un proceso muy interesante, porque todos los seres vivos dependemos de eso”, destaca la investigadora del Centro de Ciencias Genómicas.
Desde 1998 se otorga el Premio L’Oréal-UNESCO “La Mujer y la Ciencia” a las científicas más reconocidas en diversas áreas del conocimiento. Dentro de la región Latinoamérica sólo seis investigadoras mexicanas lo han recibido, una de ellas es la doctora Esperanza Martínez Romero, pionera en el estudio de la diversidad bacteriana y su impacto en el ambiente y la productividad agrícola.
Su trayectoria inició con los estudios de licenciatura en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, a los que siguieron la maestría y el doctorado en el recién formado Centro de Investigación sobre Fijación del Nitrógeno (CIFN) hoy conocido como Centro de Ciencias Genómicas (CCG).
La investigadora relata que la genómica es un área de estudio fascinante, pues ha permitido investigar sobre los genomas de las bacterias y ha penetrado en distintas áreas del conocimiento como la ecología, la evolución, la medicina, la paleogenómica y las ciencias forenses.
“La genómica empezó a cuenta gotas; se publicaban pocos artículos; salía un artículo de una bacteria y era como: ‘ah, qué maravilla’. [Sin embargo] Hoy se publican por miles y la cantidad de información genómica ahora es un tsunami”.
Bacterias benéficas.
Una línea de investigación de la doctora Esperanza Martínez ha sido el estudio de las bacterias fijadoras de nitrógeno, las cuales permiten a las plantas poder aprovechar éste de mejor manera y tener una mayor productividad agrícola.
“Me parece un proceso muy interesante, porque todos los seres vivos dependemos de eso, necesitamos este elemento para todas nuestras moléculas. La fijación de nitrógeno es el aporte neto más importante para los sistemas biológicos, y aparte es un tema siempre muy actual porque necesitamos producir alimentos en grandes cantidades para una población creciente, y no se puede producir de manera sustentable si no se considera la fijación biológica de nitrógeno, [ya que] es la manera más limpia para la producción de productos agrícolas”.
Asimismo, durante su trayectoria ha trabajado con agricultores respecto del uso de biofertilizantes. En este aspecto, realizó un manual e impartió distintas conferencias sobre este tema y las desventajas de usar en exceso fertilizantes químicos nitrogenados.
La doctora Martínez Romero ha trabajado con bacterias que llaman “benéficas” para las plantas, incluso ha clasificado y nombrado a varias de ellas. Un ejemplo es la especie Rhizobium tropici, una de las bacterias fijadora de nitrógeno; la investigadora descubrió que el microorganismo vive en simbiosis con algunas leguminosas como el frijol.
“Es un tema de mucho interés porque se ha descubierto que las bacterias tienen un papel muy importante no sólo en las plantas sino también en la salud, y es justamente la genómica la que ha dado muchas herramientas para el estudio de estas bacterias”.
En la actualidad se sabe que las bacterias inhiben hongos patógenos, es decir, tienen una ventaja en la defensa de las plantas mismas. Además, si están asociadas con ciertas bacterias pueden requerir de menos fertilizantes.
Fijación de nitrógeno en animales.
En 2005 le fue otorgado a la doctora Martínez Romero el Premio Universidad Nacional en el área de investigación en ciencias naturales “por su valiosa experiencia en el estudio de la diversidad bacteriana, por sus contribuciones a la ecología de las interacciones moleculares planta-bacteria en simbiosis y en sus aplicaciones prácticas, y por el peso alcanzado como autoridad mundial en sistemática y taxonomía de rhizobia”.
Asimismo, se ha hecho acreedora al Premio de Ciencias Naturales de la Academia Mexicana de Ciencias. A la vez, su trayectoria como docente inició hace tres décadas y durante este tiempo ha impulsado la enseñanza tanto a nivel licenciatura como posgrado.
Gracias a sus aportaciones ha sido parte de múltiples comités editoriales de revistas de gran prestigio como Nature, Journal of Bacteriology, Molecular Plant-Microbe Interactions y Applied and Environmental Microbiology, entre otras.
En la actualidad, el grupo que dirige es uno de los pocos en México que trabaja con fijación de nitrógeno en animales. Este trabajo lo iniciaron al saber que las termitas tienen en sus intestinos bacterias fijadoras de nitrógeno. Por lo tanto, empezaron a buscar qué otros animales pudieran hacerlo y después de analizar las heces de varios de ellos encontraron que la tortuga del safari de Taxco también lo hacía.
Dicha tortuga es africana, por lo que la doctora Martínez Romero y su grupo de investigación decidieron enfocar sus análisis a una especie mexicana, así que estudiaron la tortuga conocida como galápagos tamaulipeca y encontraron que también fija el nitrógeno en sus heces.
“Son bacterias que también ya conocíamos porque las habíamos aislado del interior de unas plantas, y con otros datos de mi laboratorio empezamos a aterrizar que las bacterias de plantas y del intestino se parecen en buena medida porque nosotros estamos comiendo bacterias de plantas todo el tiempo, y terminan viviendo en nuestro intestino”.
Además, buscaron este tipo de bacterias en la cochinilla del carmín, que es nativa de México y que se alimenta de nopales, los cuales son ricos en carbono y tienen bajas cantidades de nitrógeno, desbalance que justamente favorece la fijación.
“Pensamos que tanto la tortuga como la cochinilla pudieran fijar nitrógeno de manera natural con bacterias asociadas y estamos estudiando estas bacterias fijadoras para que nos enseñen cómo los animales podríamos fijar nitrógeno”, concluye la investigadora.
Por: María Luisa Santillán.
Sitio Fuente: Ciencia UNAM