Latinos, pilar absoluto de la economía estadounidense
INVESTIGACIONES SOBRE AMERICA LATINA Y EL CARIBE.
- Para 2050 una de cada tres personas en EUA tendrá ese origen: David Maciel
- La Unión Americana enfrenta la paradoja de la escasez de mano de obra y no lograr la reforma migratoria.
Es impactante la latinoamericanización de los Estados Unidos, en particular en las últimas dos décadas. Los latinos en la Unión Americana somos cerca de 65 millones, es decir, una de cada cuatro personas; en dos estados, California y Nuevo México, somos mayoría y hemos desplazado a la población anglosajona, destacó el académico de la Universidad de California, David Maciel.
En el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM, refirió que los latinos son el grupo poblacional que crece más rápido. Se calcula que para 2050 una de cada tres personas en EUA tendrá ese origen.
Ese crecimiento demográfico se debe a la inmigración (porque las políticas antiinmigrantes no han servido, y las migraciones centroamericanas y sudamericanas siguen constantes por miles), y a la natalidad. “Tenemos el doble de hijos que los anglosajones, que tienen 2.5 en promedio, contra cuatro de los latinos”. Y no hay algo que indique que ese incremento deje de continuar en años futuros.
En la conferencia magistral La latinoamericanización de los Estados Unidos, añadió que realizan trabajos que nadie más, incluyendo la población afroamericana, aceptaría; y “son un absoluto pilar de la economía estadounidense”.
En casi toda la Unión Americana hay tres sectores dominados por indocumentados y la clase trabajadora de origen latino: agricultura, servicios y construcción, y es así por los salarios que les pagan que, aun siendo bajos, son mayores de lo que ganarían en sus países de origen.
En la sesión moderada por Rubén Ruiz Guerra, director del CIALC, Maciel recalcó que ahí se encuentra con una paradoja difícil de entender: hay escasez de mano de obra, pero no se puede concretar una reforma migratoria que permita incorporar a los migrantes que buscan una vida mejor.
Este sector es parte fundamental de la economía y de la vida social y cultural de EUA. “Me parece una infamia que no se les legalice”, a pesar de que los empresarios están a favor porque requieren de obreros. A un industrial o granjero no le importa de dónde vienen los trabajadores, lo que quieren es alguien que levante la cosecha o lave los platos, sostuvo el académico.
Antes, detalló, la opinión pública se “tragaba” el discurso racista de republicanos y conservadores de que los indocumentados les quitaban empleos a los estadounidenses, pero eso cambió porque la falta de mano de obra es terrible.
Todos los ámbitos.
La latinoamericanización tiene varios sentidos: en lo político, hoy más de siete mil puestos de elección están ocupados por latinos, entre ellos alcaldes, gobernadores, senadores y miembros de la Cámara de Representantes.
En lo económico todo tipo de comercios son manejados y dirigidos por latinos, y eso “está creciendo”. Según una investigación de un periódico local de San Pedro, en Los Ángeles, hay más restaurantes de comida mexicana que pizzerías en el vecino país del norte.
El peso de los latinos equivale a la séptima economía del mundo, de acuerdo con un estudio de la Universidad de California, en Los Ángeles, ya que producen dos billones 750 mil millones de dólares al año. De ahí que se registre crecimiento en las remesas que cada año envían a México.
También social y culturalmente aportan de manera considerable. La influencia latina se nota en la comida, los medios de entretenimiento, la música, el cine y la literatura. Esta población está en todos los estados de EUA; esta nación es la segunda del mundo en donde más español se habla, sólo después de México. Más de 400 periódicos se editan en ese idioma: La opinión, en California, y La Prensa, en San Antonio, son los de mayor trayectoria.
Del otro lado de la frontera, a una universidad no le importa si un aspirante es indocumentado: si cursó la preparatoria, tiene el promedio necesario y califica, puede estudiar. Incluso, hay profesores con esta condición migratoria. Además, se observa incremento anual de latinos en posgrado -pero no en las carreras tradicionales, que eran de humanidades o ciencias sociales como economía y derecho-, sino en ciencias. “En educación, todavía tenemos grandes retos, por ejemplo más becas”, señaló.
Votos sustanciales.
De los 65 millones de latinos que viven en la Unión Americana, casi siete millones, son indocumentados. Ellos, junto con los residentes, no pueden votar en las elecciones; sólo pueden hacerlo los ciudadanos.
El sufragio de ese sector pesa mucho más. “Cada año, 800 mil jóvenes latinos cumplen 18 años, la edad de votación, y más de 70 por ciento de esa población emite su sufragio en favor del Partido Demócrata; eso tiene aterrorizados a los republicanos”. Joe Biden no hubiera llegado a la presidencia si no hubiera tenido un récord de voto latino, que fue decisivo para su triunfo, consideró David Maciel.
En este tema se encuentra la respuesta al por qué la reforma migratoria no se ha llevado a cabo; los republicanos saben que si ocurre, esa gente va a votar. El país está polarizado, recalcó.
Al mismo tiempo, cada vez más integrantes de ese sector optan por una carrera política. Recientemente algunas chicanas, en Texas, se “lanzaron” como candidatas para las elecciones de noviembre, con una agenda antiinmigrante y antimexicana. El cambio de tendencia hacia la derecha es alarmante, alertó.
Estados Unidos está en un dilema, con dos visiones de cómo será esa nación en las décadas futuras: una es la de Donald Trump y la supremacía blanca -que es poderosa y tiene abundante dinero- de mantener a los inmigrantes a cierta distancia y ponerles trabas para que siga el statu quo. Y la otra, la de un país multilingüe y multiétnico, donde se respetan las diferencias y se aprovechen para crear una sociedad más justa, liberal y abierta. “Las dos posiciones están en una lucha feroz y no puedo predecir cuál será triunfante en las elecciones de noviembre y los próximos años”, finalizó.
Sitio Fuente: Boletín UNAM-DGCS-824