Voltaire: El genio ilustrado que desafió reyes, dogmas y cambió la historia del pensamiento moderno
HISTORIA DE LA CIENCIA.
François-Marie Arouet, conocido universalmente como Voltaire, fue mucho más que un filósofo francés del siglo XVIII: fue un símbolo de la libertad de pensamiento, un defensor feroz de la razón y un crítico incansable de la intolerancia y el absolutismo. Su influencia traspasó fronteras y siglos, inspirando desde la Revolución Francesa hasta la concepción moderna de los derechos humanos.
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Los orígenes de un espíritu rebelde.
Voltaire nació en París el 21 de noviembre de 1694, en el seno de una familia burguesa acomodada. Educado por los jesuitas, pronto mostró un talento precoz para la escritura y la ironía. Sin embargo, su carácter mordaz le costó caro: a los 24 años fue encarcelado en la Bastilla por satirizar al regente de Francia. Este primer enfrentamiento con el poder marcaría el inicio de su carrera como crítico del autoritarismo y defensor de la libertad de expresión.
El exilio en Inglaterra: el despertar de la Ilustración.
Durante su exilio en Inglaterra (1726–1729), Voltaire entró en contacto con el pensamiento de John Locke y Isaac Newton, y con el sistema político británico, donde la libertad religiosa y de prensa eran mucho mayores que en Francia. Fascinado por este contraste, escribió sus “Cartas filosóficas” (1734), una obra que elogiaba el modelo inglés y denunciaba la intolerancia francesa. El libro fue censurado, y Voltaire tuvo que huir una vez más. Sin embargo, el mensaje ya había prendido: la Ilustración había comenzado.
Filosofía, ciencia y razón.
Voltaire creía en un universo regido por leyes racionales, no por dogmas religiosos. Aunque no era ateo, defendía un deísmo racional, según el cual Dios creó el mundo pero no interviene en él. Su famosa frase, “Si Dios no existiera, sería necesario inventarlo”, refleja su convicción de que la religión debía servir a la moral y no al poder.
Fue también un divulgador científico apasionado. Promovió los avances de Newton y defendió la investigación empírica frente al oscurantismo. En un siglo dominado por supersticiones, Voltaire encarnó el espíritu crítico y racionalista que impulsaría la ciencia moderna.
El combate contra la intolerancia.
Su compromiso con la justicia se plasmó en numerosos casos judiciales, siendo el más célebre el del juicio a Jean Calas (1762), un protestante ejecutado injustamente. Voltaire dedicó años a probar su inocencia y logró la rehabilitación póstuma del acusado, convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra el fanatismo religioso y judicial.
De esta batalla nació su célebre lema:
“Écrasez l’infâme” — “Aplastad al infame”, una consigna dirigida contra la intolerancia, la hipocresía y la tiranía.
Vida en Ferney: el sabio europeo.
En sus últimos años, Voltaire se instaló en Ferney, cerca de la frontera suiza, donde vivió como un auténtico patriarca intelectual. Allí recibió a científicos, artistas y políticos de toda Europa. Desde su retiro, continuó escribiendo, apoyando causas humanitarias y consolidando su figura como conciencia moral del continente.
Murió en París el 30 de mayo de 1778, a los 83 años, en medio de un recibimiento triunfal. Medio siglo después, sus restos fueron trasladados al Panteón de París, donde reposan junto a los de Rousseau, Diderot y otros gigantes del pensamiento ilustrado.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings