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Roger Joseph Boscovich: Uniendo ciencia, filosofía y fe en el siglo de la Ilustración

HISTORIA DE LA CIENCIA / FILOSOFÍA.-

Roger Joseph Boscovich (1711–1787), también conocido como Ruđer Josip Bošković, fue uno de los grandes pensadores universales del siglo XVIII.

Físico, astrónomo, matemático, filósofo, poeta y sacerdote jesuita nacido en Dubrovnik (entonces República de Ragusa, hoy Croacia), Boscovich es reconocido como un precursor de la física moderna y un puente entre la ciencia clásica y la revolución científica que daría lugar a la física del siglo XIX.

Foto: Wikimedia Commons.

Un Polímata en Tiempos de Ilustración.

Formado en Roma bajo la tutela de los jesuitas, Boscovich destacó por su capacidad multidisciplinar. A los 23 años ya enseñaba matemáticas en el Colegio Romano, y pronto empezó a desarrollar teorías que desafiaban los paradigmas de su época. En un siglo dominado por figuras como Newton, Euler y Kant, Boscovich sobresalió por su enfoque innovador y sintético de la ciencia.

La Teoría Unificadora de las Fuerzas.

Su obra cumbre, "Theoria Philosophiae Naturalis" (1763), es considerada por muchos historiadores de la ciencia como una anticipación a la teoría atómica moderna. En este tratado, Boscovich propuso que la materia está compuesta por puntos sin extensión —es decir, partículas puntuales— que interactúan mediante fuerzas de atracción y repulsión. Esta idea prefigura los conceptos de campo y partícula que dominarían la física dos siglos después.

Lo sorprendente es que su teoría no sólo era física, sino también filosófica y matemática, articulando una visión coherente del universo donde lo continuo y lo discreto se entrelazan. Esta aproximación holística ha llevado a científicos contemporáneos como Werner Heisenberg a considerar a Boscovich como uno de los precursores intelectuales de la mecánica cuántica.

Astrónomo y Observador del Cielo.

Además de sus teorías físicas, Boscovich realizó importantes contribuciones a la astronomía. Participó en la determinación precisa del diámetro terrestre, elaboró métodos para calcular órbitas planetarias y diseñó instrumentos astronómicos innovadores. Fue miembro de prestigiosas instituciones científicas como la Royal Society de Londres y la Academia de Ciencias de París.

Uno de sus mayores logros fue la planificación y diseño del Observatorio de Brera en Milán, uno de los centros astronómicos más avanzados de Europa en su tiempo.

Diplomático, Poeta y Hombre de Fe.

Lejos de limitarse a la ciencia, Boscovich también se desenvolvió como diplomático y poeta. Fue enviado como mediador por el Papa en varias misiones diplomáticas, y su dominio del latín le permitió escribir poesía que aún hoy se estudia.

Como sacerdote jesuita, nunca vio conflicto entre ciencia y fe. Al contrario, su pensamiento refleja una profunda armonía entre ambas, en una época en la que empezaban a surgir tensiones entre el dogma religioso y el avance científico.

Aunque Boscovich no es una figura tan conocida como Galileo o Newton, su influencia ha sido reconocida por muchos científicos modernos. Su visión de un universo dinámico, interconectado y regido por leyes matemáticas anticipó muchos conceptos clave de la física contemporánea, desde la relatividad hasta la teoría cuántica.

En los últimos años, su figura ha comenzado a resurgir, especialmente en Croacia, Italia y comunidades científicas interesadas en la historia de la física teórica. Universidades, cráteres lunares y calles llevan su nombre como tributo a un pensador cuya amplitud de conocimientos y profundidad filosófica lo convierten en uno de los grandes sabios olvidados de la historia.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings