Exposición muestra a la milpa como patrimonio biocultural

MUSEOS.

- México aporta, a través de la milpa, al menos 15 por ciento de las especies que alimentan al mundo entero: Diego Prieto, secretario técnico del INAH
- Piezas arqueológicas y contemporáneas, así como fósiles de semillas prehispánicas conforman la muestra inaugurada en el Museo Regional de Querétaro.

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Recorrido inaugural. Foto Héctor Montaño INAH.

La milpa es parte de la historia de México desde por lo menos hace nueve mil años, cuando los grupos que habitaban lo que hoy es la América Central empezaron a domesticar y diversificar plantas que dieron lugar al maíz, y junto con éste a la triada que complementan el frijol y la calabaza, expuso Diego Prieto, secretario técnico y encargado de la Dirección General del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En la inauguración de la exposición Milpa, pueblos de maíz, con sede en el Museo Regional de Querétaro, el antropólogo mencionó que de ese tiempo a la fecha, los mexicanos han producido más de 100 razas diferentes de maíz, así como un sistema agrícola que lo mismo funciona en las llanuras costeras, que en la península de Yucatán y en la Meseta Central, a nivel del mar o en el semidesierto queretano.

Esta forma de cultivo constituye una de las más agrandes aportaciones bioculturales de México al mundo, especies como el jitomate, frecuentemente utilizado en la cocina italiana, o el cacao, materia prima de la chocolatería belga o francesa, surgieron de la milpa mexicana.

“México aporta, a través de la milpa, al menos 15 por ciento de los productos (vegetales y semillas) que alimentan al mundo entero. Se trata de un valioso patrimonio biocultural que no es sólo el maíz, aunque éste es su centro articulador”, resaltó.

Diego Prieto refirió que esta exposición, integrada por un conjunto de piezas prehispánicas y contemporáneas que muestran la continuidad histórica de este sistema de cultivo, celebra dicha aportación de México al mundo y busca advertir de la existencia de diversas amenazas que atentan contra esa biodiversidad que representa la milpa y las múltiples razas de maíz que han producido el pueblo indígena y campesino en México.

El antropólogo adelantó que con la inauguración de la exhibición se da inicio a un año de jornadas sobre las culturas milperas, que el INAH realizará junto con la Dirección General de Culturas Populares, instancias que forman parte de la Secretaría de Cultura, donde se abordarán temas relativos a la importancia del maíz como sustancia, símbolo primigenio y destino del pueblo mexicano.

Rodolfo Rodríguez Castañeda, director del Museo Nacional de Culturas Populares, uno de los recintos que colaboró en la realización de la muestra, destacó la importancia de la milpa como método de cultivo creado por los antiguos mexicanos, que no es sólo un proceso agrícola, sino a través de ella el campesino se relaciona con sus semejantes y los elementos de la naturaleza, integrando así el patrimonio biocultural de México.

La milpa tiene un papel central en la cosmovisión de los pueblos indígenas y campesinos del país. Reproduce la vida al reunir recursos naturales, espacios, personajes y ciclos vitales para las comunidades, en un acto que implica no sólo la producción y consumo del maíz, también incluye significados y valores culturales.

Luis Felipe Crespo, curador de la muestra, explicó que el maíz es una semilla cuya planta fue domesticada en Mesoamérica, que no se presenta de manera natural como el resto de los cereales, sino que es producto de su transformación genética por parte del ser humano, aproximadamente hace nueve mil años, y se cree que proviene de la manipulación del teocintle.

“Se dice que Mesoamérica fue el punto de origen y diversificación del maíz, proviene de la cuenca del Río Balsas, espacio donde se dio la agricultura inicial. Esta semilla se empieza a diversificar por todo el territorio mesoamericano; en Norteamérica llegó a lo que ahora es Canadá, con los iroqueses, y se extendió por Centroamérica y Sudamérica, mucho antes de la llegada de los españoles”.

La exposición, organizada por el INAH y que forma parte de las actividades por el 80 aniversario del museo queretano, está divida en tres temas principales: “La milpa, un bastión biocultural”, que la sitúa como punto nodal en el sistema de saberes y creencias de los pueblos indígenas y campesinos; “Milpa, cuerpo y cosmos entre los ñäñhö de Querétaro”, que ahonda en la tríada cruces-agua-cerro como la fórmula primordial para hacer milpas; y “Amenazas a la diversidad biocultural”, que aborda los peligros que corre por fenómenos como la siembra de maíz transgénico, entre otros factores.

Por primera vez, se muestran alrededor de 50 fósiles de semillas prehispánicas (maíz, calabaza, aguacate, chuspata, algodón, amaranto) procedentes de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico del INAH, que datan de aproximadamente nueve mil años antes del presente, encontradas en las cuevas de Coxcatlán en Tehuacán (Puebla) y de Guila Naquitz (Oaxaca); se trata del origen de la agricultura en el país.

La exposición presenta también 23 piezas arqueológicas provenientes de diversos recintos museísticos del INAH, como los museos nacionales de Antropología y de las Culturas. Destacan cuatro esculturas de deidades relacionadas con el maíz: Chicomecóatl, diosa madre de esta semilla; Xilonen, divinidad joven; el señor del maíz de Cacaxtla (forma parte de los 11 señores de Cacaxtla) y una urna del dios Pitao Cozobi, señor de las cosechas y el maíz.

Se incluyen nueve obras plásticas entre las que destacan un árbol de la vida con la que abre la muestra y un cuadro de gran formato hecho con semillas donde se observa a san Isidro Labrador sembrando desde la nubes, ambas provenientes de Metepec (Estado de México). Del destacado pintor y artista plástico oaxaqueño, Francisco Toledo, se exhibirán dos carteles de su autoría y un textil denominado Quipu, de la colección que creó en su campaña contra la siembra del maíz transgénico en México.

En el acto inaugural estuvieron Alfredo Botello Montes, secretario de Educación de Querétaro; los coordinadores nacionales de Centros INAH y de Museos y Exposiciones del instituto, José Muñoz Bonilla y José Enrique Ortiz Lanz, respectivamente; Paulina Aguado Romero, directora general del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes; Marcos Aguilar Vega, presidente municipal de Querétaro; Manuel Naredo, director del Centro INAH Querétaro, y Bernardo Sarvide Primo, director del Museo Regional de Querétaro.

La exposición se podrá apreciar hasta enero de 2017, en el Museo Regional de Querétaro, ubicado en Corregidora Sur 3, Centro Histórico, Santiago de Querétaro, Querétaro. Horario: martes a domingo de 9 a 18 horas. Costo de acceso: 55 pesos; los domingos la entrada es gratuita.

Sitio Fuente: INAH