Un recorrido por la prehistoria de Europa en 11 cuevas
MUSEOS.
El norte de España y Francia ofrecen oportunidades increíbles para observar las mejores obras de arte rupestres.
Unos turistas observan las pinturas rupestres en la réplica de las Cuevas de Altamira, situada en la localidad cántabra de Santillana del Mar. EFE
El arte prehistórico representa la única ventana abierta para comprender el mundo simbólico, incluso cotidiano, de nuestros antepasados remotos, que llegaron a Europa hace unos 40.000 años y que inmediatamente empezaron a pintar en las paredes de las cuevas. Nunca sabremos lo que significan, pero sus pinturas transmiten una emoción intensa, por su belleza pero también porque son un viaje a lo desconocido. Por razones de conservación, las cuevas más importantes (Chauvet, Altamira y Lascaux) no pueden visitarse, aunque cuentan con réplicas excelentes. Sí existe un puñado de grutas abiertas al turismo, todas ellas bajo reserva, que permiten entrar en contacto con un mundo a la vez cercano y extraño, un universo húmedo y frío, con paredes sobre las que flotan grandes animales, signos y, solo en muy raras ocasiones, humanos. Aquí ofrecemos un panorama de las cuevas más importantes, en Francia y España, para comprender la prehistoria europea.
Altamira.
Cantabria (España). Obra clave: los bisontes. Unos 15.000 años. Se puede visitar la réplica.
Bisonte de Altamira.
El techo de los bisontes de Altamira representa una de las cumbres del arte parietal europeo y la cueva más importante de cuantas se han descubierto en Cantabria. Por problemas de conservación es imposible visitar la cueva en sí, aunque la réplica y el museo son excelentes. Fue descubierta en 1879 por Marcelino Sanz de Sautola (su hija María vio los bisontes en el techo), aunque al principio se la acusó de haber preparado una falsificación. Altamira fue la cueva gracias a la que se descubrió el arte prehistórico y donde empezó nuestra comprensión del pasado remoto de la humanidad.
Lascaux.
Perigord (Francia). Obra clave: Sala de los toros. Unos 17.000 años. Se puede visitar una réplica facsímil
La sala de los toros de Lascaux.
Descubierta durante la II Guerra Mundial por cuatro adolescentes, Lascaux integra, junto a Altamira y Chauvet, las cuevas más importantes que existen en Europa. Ninguna otra cueva ofrece tantos dibujos y grabados: en apenas 243 metros se concentran 1.963 figuras, entre ellas 364 caballos. Tras unas décadas de intensas visitas, las pinturas estuvieron a punto de perderse y la cueva está totalmente cerrada. Se puede visitar, en cambio, una réplica realizada con las técnicas más modernas, un auténtico facsímil.
Chauvet.
Ardèche (Francia). Obra clave: Panel de los leones. Unos 36.000 años. Se puede visitar una réplica facsímil
Los leones de la cueva de Chauvet.
Descubierta hace ahora 25 años, Chauvet cambió por completo el relato sobre la prehistoria. Las pinturas eran las más antiguas conocidas hasta el momento en Europa y, sin embargo, resultaban extraordinariamente sofisticadas. Se dibujaron poco después de la llegada de los homo sapiens al continente y son espectaculares. Animales como felinos o rinocerontes, de los que apenas había dibujos, se mezclaban en grandes paneles que parecen dotados de movimiento. La cueva no es visitable, pero existe una réplica tan sofisticada como la de Lascaux, que reproduce de manera perfecta el original.
Tito Bustillo.
El caballo de Tito Bustillo.
Asturias (España). Obra clave: Caballo violeta. 17.000 – 12.000 años. Visitable previa reserva con un cupo diario: abierta de marzo a noviembre
Tras un largo recorrido por las galerías de la cueva y, tras contemplar grabados, algunos tan poco habituales como una ballena, se llega a una de las obras de arte más emocionantes que puedan ver en España: un caballo violeta dibujado hace miles de años. Aunque en cupos reducidos, Tito Bustillo es la cueva con arte parietal más importante que se puede visitar en España. Conviene reservar con tiempo porque solo abre unos meses al año, por motivos de conservación, y se llena muy pronto.
El Castillo / Las Monedas.
Cantabria (España). Obra clave: Panel de las manos. 40.800-36.000 años. Visitable bajo reserva, abiertas todo el año.
Panel de las Manos (El Castillo).
Situadas en Puente Viesgo, a apenas unos metros la una de la otra, el Castillo y las Monedas se pueden visitar en una mañana, siempre bajo reserva y con un cupo diario. El Castillo estuvo habitada durante decenas de miles de años, primero por neandertales y luego por homo sapiens y la datación de sus pinturas más antiguas sigue siendo objeto de debate científico, porque podría indicar que algunas obras fueron realizadas cuando los sapiens acababan de llegar a Europa o incluso por otra especie humana. En cualquier caso, el panel de las manos es sobrecogedor. Las Monedas es una cueva muy diferente, con algunos dibujos extraordinarios y muy raros, como el de un pequeño zorro subiendo una pendiente.
El Pendo.
Cantabria (España). Obra clave: Panel de las ciervas. 20.000 años. Visitable bajo reserva, abierta todo el año.
Panel de las ciervas en El Pendo.
Fue la primera cueva que descubrió Marcelino Sanz de Sautola, en 1878, y las excavaciones revelaron todo tipo de objetos prehistóricos que pueden verse en el Museo Arqueológico de Santander. Sin embargo, las pinturas no se descubrieron hasta los años noventa, casi un siglo después de que se comenzase a trabajar en la cueva. Se trata de un panel de 25 metros de largo con varias ciervas de color rojo. Como ocurre en todas las cuevas decoradas, la belleza se mezcla con el misterio. Las técnicas de las pinturas se repiten en yacimientos que se encuentran a miles de kilómetros de distancia.
Font-de-Gaume / Combarelles.
Perigord (Francia). Obra clave: Bisonte policromado. 15.000 – 12.000 años. Visita con cupo sin reserva
Bisonte policromado de Font-de-Gaume.
Solo queda una cueva en Europa en la que se puedan contemplar bisontes policromados: la de Font-de-Gaume que forma parte del conjunto parietal más rico de Francia, en la localidad de Les Eyzies-de-Tayac-Sireuil (considerada la capital de la prehistoria francesa). Fue allí donde empezaron los estudios de la prehistoria y sigue atrayendo a miles de visitantes cada año. El problema es que en esta cueva y en la de Combarelles, que se visitan con la misma entrada, entran muy pocas personas (78 en la primera y 42 en la segunda) y no se admiten reservas: hay que ir antes que los demás y estar allí cuando abra la taquilla. La aventura, eso sí, merece la pena.
Roufignac.
Un mamut en Roufignac.
Perigord (Francia). Obra clave: Panel de los mamuts. 13.000 años. Visita con cupo sin reserva
Aunque tiene un cupo, es bastante más amplio que el de otras cuevas de Perigord. Y nada nos prepara para lo que nos vamos a encontrar: la cueva es muy larga y se visita en un tren eléctrico, que se va adentrando en las galerías. Primero se pasa por una zona llena de agujeros en los que hibernaban los osos de las cavernas, luego se contemplan algunos dibujos con carboncillo, pero, de repente, en la sala final, el visitante se topa con un techo lleno hasta los topes de animales no muy frecuentes en el arte prehistórico, sobre todo los mamuts y rinocerontes lanudos. Se ven bastante cerca. La sorpresa ante la destreza de los trazos no reduce la emoción que provocan.
Cosquer.
Marsella (Francia). Obra clave: Pingüinos y focas. 19.000 años. Imposible de visitar.
Uno de los pingüinos de la cueva Cosquer.
Nuestros antepasados dibujaron y grabaron durante casi 10.000 años en esta cueva, que ofrece dibujos nada habituales de la fauna marina, como focas y pingüinos, que habitaba en lo que hoy es Marsella durante la última glaciación. Sin embargo, al final de la Edad de Hielo, subió el nivel del mar y solo se puede entrar buceando por una larga galería submarina. Los expertos consideran que con el calentamiento global toda la cueva está actualmente en peligro por la nueva subida del nivel del mar. Se anunció hace años la construcción de una réplica, pero todavía es un proyecto en marcha.
Por: Guillermo Altares.
Sitio Fuente: El País