Celebran en el Museo Nacional de Antropología 20 años de etnografía en el noroeste de México

MUSEOS: ANTROPOLOGÍA / ETNOGRAFÍA.-

- Con un coloquio y una exhibición se comparte con el público la riqueza de una región por muchos años olvidada por la antropología mexicana
- Es fundamental que el INAH se haga cargo, en el presente siglo, de que la condición pluricultural de México sea motivo de encuentro entre culturas.

El coloquio dio inicio con la conferencia “La pesca artesanal entre los comcaac. Continuidades y transformaciones”, de Milton Gabriel Hernández García. Foto INAH.

En el momento presente, una tarea fundamental para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) es recuperar la visibilidad, presencia, el reconocimiento y las particularidades culturales, simbólicas, lingüísticas, sociales y étnicas de los distintos pueblos y culturas originarias de nuestro país, y en el caso de la región del norte del país, la labor es aún más importante puesto que durante mucho tiempo, la antropología y arqueología mexicanas invisibilizaron a ésta.

Dijo lo anterior, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, al inaugurar el Coloquio El Noroeste de México, llevado a cabo en el Museo Nacional de Antropología para celebrar los 20 años del Programa Nacional de Etnografía de las Regiones Indígenas de México en el Nuevo Milenio, en el marco de las conmemoraciones por el 80 aniversario del instituto.

“En primer lugar, a 20 años tenemos que hacer un balance de lo que ha significado el Programa Nacional de Etnografía para el INAH, iniciativa propuesta por la antropóloga Gloria Artís, a la que varios colegas se sumaron desde un principio, en su coordinación e impulso, lo que ha permitido su crecimiento.

“Un programa que hoy representa para el INAH la oportunidad de cumplir con la tarea de reconocer la condición pluricultural de nuestro país, que desde 1992 aparece en el texto constitucional pero, sin embargo, todavía no significa mucho para la mayoría de mexicanos, que siguen en la idea de una nación mestiza y con percepciones de atraso, discriminación y subestimación para lo indígena”, señaló el titular del instituto.

“Es fundamental entonces que el INAH se haga cargo, en el presente siglo, de que efectivamente esa condición pluricultural de México sea motivo de encuentro intercultural, diálogo fructífero entre los diferentes universos culturales, lingüísticos, étnicos y regionales que forman este heterogéneo mosaico que es México”, dijo el antropólogo.

En el caso particular del noroeste de México, y en general del norte, sin duda alguna que el concepto Mesoamérica acuñado por los antropólogos a mediados del siglo XX, entre las décadas de los 30 y 40, ayudó mucho al desarrollo teórico y metodológico de la antropología mexicana, pero también constituyó una especie de bloqueo, de negación del norte del país, de lo que estaba más allá del mapa de Paul Kirchhoff, que tenía que ver con cazadores-recolectores, con seminómadas.

“En el norte se trabajó muy poco hasta el último cuarto del siglo pasado, por eso construir un equipo dentro de este Programa Nacional para la comprensión del amplio noroeste y que existe desde un principio, me parece muy importante que haya continuado hasta el presente y es digno de reconocimiento y felicitación; la publicación del Atlas Etnográfico de los pueblos Indígenas del Noroeste de México me parece un gran acontecimiento”.

Sin embargo, dijo Diego Prieto, aún queda mucho por hacer, no sólo en el trabajo etnográfico, sino también en el diálogo con comunidades y pueblos de esta amplia región; “la experiencia que tuvimos con el peritaje del Acueducto Independencia, nos acercó mucho a los pueblos que integran la tribu yaqui, lo que habla de cómo el INAH con este programa no nada más ha producido conocimientos etnográficos, sino también ha ganado un prestigio, acercamiento y confianza en muchas comunidades y pueblos que ahora nos buscan para acompañar sus procesos de lucha, de reivindicación social, sus demandas y requerimientos en el ámbito lingüístico, antropológico, etnográfico y arqueológico”.

El coloquio, organizado conjuntamente por Claudia Hariss, quien por muchos años estuvo al frente del equipo que investiga la Región Noroeste del Programa Nacional de Etnografía; y Donaciano Gutiérrez Gutiérrez, curador de la Sala de las Culturas del Norte, del Museo Nacional de Antropología, permite atestiguar los avances que se han tenido en el conocimiento de esta región y de la diversidad de culturas, pueblos comunidades, tribus que pueblan esta parte fundamental y grandísima de la geografía de México, que ocupa un tercio del país.

La antropóloga Claudia Hariss explicó que el equipo de la Región Noroeste actualmente está conformado por seis investigadores, quienes abarcan Sinaloa, Sonora y Chihuahua. Es un proyecto sumamente productivo, con muchos resultados, entre ellos, el Atlas Etnográfico, cientos de publicaciones y conferencias nacionales e internacionales, colaboraciones con otras instituciones y los peritajes.

Las líneas de trabajo que han abordado se refieren a la estructura social, que ve las relaciones de estructuras comunitarias; territorialidad, identidades indígenas, cosmovisión, ritualidad, chamanismo y, recientemente, se abrió el tema de pueblos indígenas y discriminación en México, “así como patrimonio biocultural que es una cuestión trascendental en nuestro tiempo para las comunidades indígenas, lo que se ve reflejado en el programa del coloquio, pues varias de las conferencias están relacionadas con esta línea de investigación”.

Precisamente, el coloquio dio inicio con la conferencia La pesca artesanal entre los comcaac. Continuidades y transformaciones, de Milton Gabriel Hernández García, quien luego de ofrecer una introducción al territorio comcaac (seri) y hacer un recorrido por las formas de pesca tradicionales, se refirió a las acciones de ciertas instituciones para fomentar prácticas de pesca responsable y sustentabilidad en el manejo y aprovechamiento de recursos marinos, significativas y loables, pero —dijo—, que no se puede perder de vista que éstas ya se vienen desarrollando ancestralmente por los pueblos indígenas.

En los comcaac son dispositivos culturales que han configurado históricamente en la racionalidad ambiental de su pueblo y de las cuales podrían aprender académicos, promotores de ONG´s, funcionarios y pescadores de la región. Una muestra contundente de esta racionalidad ambiental sustentable, señaló, es sin duda el hecho de que el territorio continental, insular y marítimo de los comcaac es uno delos mejor conservados del desierto de Sonora y Golfo de California, tanto en su biodiversidad como biomasa marina.

En este sentido, dijo, las alternativas de manejo para la conservación de los bienes comunes marinos que lograrán tener viabilidad social, pertinencia cultural y sostenibilidad, no será aquellas dirigidas de manera vertical, sino las que emerjan de los pescadores ribereños o las validadas por ellos.

El antropólogo destacó que la sociedad comcaac ha desarrollado una capacidad sorprendente para adaptarse creativamente a la vorágine de la modernidad sin renunciar a la tradición, poniendo en práctica desde hace mucho tiempo el diálogo de saberes que cada vez cobra más fuerza en el mundo académico y en los discursos sobre la interculturalidad.

Otra ponencia estuvo dedicada a los ténabaris utilizados para la danza de pascola y venado, tradicionalmente elaborados con capullos vacías de mariposa y por cambios en la naturaleza los han tenido que ir sustituyendo por plástico o aluminio.

Al final del coloquio será inaugurada la exposición El Noroeste de México, en la Media Luna del vestíbulo del Museo Nacional de Antropología; permanecerá abierta al público hasta finales de mayo.

Sitio Fuente: INAH