¿Es bueno hacer ejercicio durante el embarazo?

CUIDADO DE LA SALUD.-

Durante décadas, la idea de que una mujer embarazada debía evitar el esfuerzo físico estuvo profundamente arraigada en la cultura popular. Sin embargo, la ciencia moderna ha desmentido muchos de esos mitos. Hoy sabemos que el ejercicio durante el embarazo —siempre que se realice de forma segura y adaptada— no solo es beneficioso, sino que puede ser clave para la salud de la madre y del bebé.

¿Por qué es importante moverse durante el embarazo?

El embarazo conlleva profundos cambios hormonales, cardiovasculares y musculares. El ejercicio ayuda al cuerpo a adaptarse mejor a ellos. Diversos estudios publicados en revistas como Obstetrics & Gynecology y British Journal of Sports Medicine confirman que las mujeres activas tienen menos riesgo de desarrollar diabetes gestacional, hipertensión y preeclampsia.

Además, mantenerse físicamente activa mejora la circulación sanguínea, fortalece los músculos que sostienen la espalda y el abdomen, y contribuye a una mejor postura —lo que reduce dolores comunes como la lumbalgia—. También favorece el bienestar mental, al disminuir la ansiedad y mejorar el sueño gracias a la liberación de endorfinas.

¿Qué tipo de ejercicio es recomendable?

No se trata de entrenar para un maratón, sino de mantener el cuerpo en movimiento de manera saludable. Los expertos del American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG) recomiendan al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana, distribuidos en varios días.

Algunas opciones seguras y efectivas son:

- Caminatas a paso ligero. Mejoran la circulación y son aptas para casi todos los niveles de condición física.

- Natación o ejercicios acuáticos. Alivian la presión sobre las articulaciones y reducen la hinchazón.

- Yoga prenatal. Mejora la flexibilidad, la respiración y ayuda a reducir el estrés.

- Bicicleta estática o elíptica. Activan el sistema cardiovascular con bajo impacto.

Eso sí: se deben evitar los deportes de contacto, el levantamiento de pesos excesivos y cualquier actividad con riesgo de caídas o golpes abdominales.

Beneficios para el bebé.

El impacto positivo del ejercicio también se extiende al feto. Investigaciones recientes muestran que los bebés de madres activas tienden a tener un peso saludable al nacer, mejor desarrollo neuromotor y menor riesgo de obesidad infantil.

Incluso se ha observado que el ejercicio regular mejora el flujo sanguíneo placentario, lo que favorece una óptima oxigenación y nutrición del bebé.

Precauciones importantes.

Antes de comenzar cualquier rutina, es esencial consultar al médico o matrona. Cada embarazo es único, y existen situaciones en las que el ejercicio debe limitarse o modificarse, como en casos de placenta previa, sangrado vaginal o hipertensión no controlada.

Escuchar al cuerpo es fundamental: si aparecen mareos, dolor abdominal, sangrado o falta de aire intensa, se debe interrumpir la actividad inmediatamente y buscar asesoramiento médico.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings