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¿A qué edad deberíamos dejar de conducir?

CUIDADO DE LA SALUD / SEGURIDAD VIAL.-

Conducir es sinónimo de independencia. Sin embargo, llega un momento en la vida en que la seguridad al volante empieza a ponerse en duda. Según la Dirección General de Tráfico (DGT) y varios estudios científicos, la edad avanzada puede afectar a la capacidad de reacción, la visión y la atención sostenida, factores clave para prevenir accidentes.

El impacto de la edad en la conducción.

La conducción requiere un conjunto de habilidades cognitivas, sensoriales y motoras que, con el paso de los años, pueden verse deterioradas. Entre los cambios más comunes a partir de los 65 años se encuentran:

- Reducción del campo visual y mayor sensibilidad al deslumbramiento.

- Disminución de la rapidez de reacción ante imprevistos.

- Pérdida de fuerza y movilidad en brazos y piernas.

- Mayor fatiga mental en trayectos largos o con tráfico intenso.

Un estudio publicado en la revista Accident Analysis & Prevention indica que, a partir de los 75 años, el riesgo de accidente mortal por kilómetro recorrido aumenta de forma significativa en comparación con conductores de mediana edad.

¿Existe una edad límite para conducir?

No hay una cifra universal. La mayoría de los países, incluida España, no fijan una edad tope, sino que exigen revisiones médicas periódicas para renovar el carné.

- De los 65 a los 70 años, la renovación suele ser cada 5 años.

- A partir de los 70 años, se reduce a cada 2 años (en España).

La decisión final depende más del estado de salud que de la edad cronológica. Un conductor de 80 años en buen estado físico y mental puede ser más seguro que uno de 60 con enfermedades no controladas.

Señales de alarma: cuándo plantearse dejar el volante.

Los expertos recomiendan prestar atención a las siguientes situaciones:

- Dificultad para mantener la atención o desorientación en trayectos conocidos.

- Incremento de roces, multas o pequeños accidentes.

- Reacciones lentas ante semáforos, peatones o maniobras de otros coches.

- Evitación de conducir de noche o en autopistas por inseguridad.

Si estos síntomas aparecen con frecuencia, puede ser el momento de considerar alternativas como el transporte público, vehículos adaptados o el acompañamiento familiar.

Tecnología y futuro de la movilidad sénior.

La llegada de los coches autónomos y los asistentes avanzados a la conducción promete prolongar la independencia de las personas mayores. Sistemas como la frenada automática, el control de fatiga o la asistencia de mantenimiento de carril ya están reduciendo los riesgos.

Por tanto, más que hablar de una edad fija para dejar de conducir, debemos poner el foco en el estado de salud, las capacidades cognitivas y la responsabilidad personal. Reconocer los límites a tiempo no solo protege al conductor, sino también a peatones y otros usuarios de la vía.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings