Salubridad y calidad del agua

1800 millones de personas en todo el mundo utilizan fuentes de agua con contaminación fecal.

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World Bank/Allison Kwesell © via Flickr under Creative Commons license

La salubridad y la calidad del agua son fundamentales para el desarrollo y el bienestar humanos. Proporcionar acceso a agua salubre es uno de los instrumentos más eficaces para promover la salud y reducir la pobreza.
Como autoridad internacional en materia de salud pública y de calidad del agua, la OMS dirige los esfuerzos mundiales por prevenir la transmisión de enfermedades transmitidas por el agua. Con ese fin, promueve la adopción por los gobiernos de reglamentación sanitaria y trabaja con sus asociados para fomentar las prácticas de gestión de riesgos eficaces entre los proveedores de agua, las comunidades y los hogares.

Directrices sobre la calidad del agua potable.

La Organización Mundial de la Salud elabora normas internacionales sobre la calidad del agua y la salud de las personas en forma de directrices que sirven de base para la elaboración de reglamentos y normas en todo el mundo.

La tercera edición, titulada Guías para la calidad del agua potable, está disponible en español. La cuarta edición está disponible en inglés.

Estas directrices promueven la protección de la salud pública al abogar por la elaboración de normas y reglamentos pertinentes a nivel local (basadas en objetivos sanitarios), la adopción de modelos de gestión preventiva de los riesgos desde la captación hasta el consumidor (planes de gestión de la salubridad del agua) y la vigilancia independiente para garantizar que estos planes se aplican y son eficaces, y que se cumplen las normas nacionales.

Planificación de la salubridad del agua.

Las Directrices de la OMS para la calidad del agua potable recomiendan los planes de salubridad del agua como el instrumento más eficaz para garantizar permanentemente la salubridad y la aceptabilidad del suministro de agua potable.
Evaluación de los riesgos

En estos planes se lleva a cabo una evaluación de riesgos que incluye todas las etapas del suministro de agua (desde su captación hasta el consumidor), seguida de la aplicación y el seguimiento de medidas de control de la gestión de los riesgos, especialmente de los que requieren mayor prioridad.

En el caso de que no se puedan prevenir estos riesgos, la aplicación de los planes permite obtener mejoras progresivas que se aplican de forma sistemática con el tiempo. Los planes de salubridad del agua se deben aplicar en el contexto de la salud pública y respondiendo a objetivos sanitarios claros, y su calidad se debe comprobar mediante actividades independientes de vigilancia.

Estos planes se deben adaptar a todos los tipos de suministro de agua, con independencia de la cantidad suministrada, y adaptarse eficazmente a todos los contextos socioeconómicos.

La planificación de la salubridad del agua se está aplicando de forma creciente en todo el mundo como la práctica óptima para el suministro de agua potable.

Reglamentación en materia de calidad del agua para bebida.

La reglamentación por la que se garantiza la salubridad del agua potable es un instrumento poderoso para proteger la salud pública tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.

Los sistemas completos de reglamentación en materia de agua potable permitirán agilizar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al facilitar que todas las personas tengan acceso equitativo y universal a agua potable inocua y asequible.

Sitio Fuente: OMS