De la cultura también se emprende

EMPRENDIMIENTO CULTURAL.

El emprendimiento cultural es un modelo empresarial que promueve la creación artística. Beatriz Rodríguez, Directora de No Solo Poetry (NSP), espacio multimedia para las nuevas formas de difusión cultural, y Cofundadora de la editorial Musa a las 9, acerca a Universia su experiencia emprendedora en el sector cultural.

En el siguiente vídeo, Rodríguez ofrece su visión sobre el emprendimiento cultural e incide en un aspecto que en ocasiones pasa desapercibido, pese a ser fundamental tanto para la empresa como para el usuario final: la importancia de la cadena de valor para los productos culturales, y cómo esto afecta a las posibilidades de financiación.

Por qué emprendimiento cultural y no solo emprendimiento.

Los factores implicados desde la concepción de la idea hasta la salida al mercado hacen que cada proyecto emprendedor sea único. ¿Entonces por qué se considera que el emprendimiento cultural es especial si se puede decir que todos lo son? Porque la materia prima con la que se crea el producto es un intangible que tiene sus propios códigos y herramientas. El core del producto es artístico y eso lo hace tan especial como complejo.

La cadena de valor del emprendimiento cultural no es comparable, por ejemplo, a la que se puede presentar en un proyecto tecnológico. En este caso entran a escena variables propias como la propiedad intelectual, los derechos de autor o el concepto de mecenazgo. Estas obligan a depurar la propuesta y comunicarla correctamente para que usuarios, patrocinadores y mecenas, conozcan cuál es el proceso y las implicaciones de un proyecto artístico. Algo fundamental a la hora dotar de valía a la oferta.

Rodríguez comenta que en el mundo editorial la cadena de valor está muy bien explicada y, por tanto, quienes adquieren un libro entienden que el precio lleva asociado una serie de intermediarios que hacen posible ese producto: escritor, editor, corrector, distribuidor…

Dentro de la actividad cultural, en cambio, todavía se debe trabajar para conseguir una cadena de valor respetada. De lo contrario es posible que los usuarios no aprecien a la oferta y consideren que no deben pagar por ella. Esto puede suponer un problema a la hora de monetizar, así como a la hora de conseguir financiación, un punto clave para que el proyecto pueda desarrollarse y conseguir rentabilidad.

Financiación: la primera piedra de un proyecto (también en el mundo cultural).

Quienes emprenden lo tienen claro: buscar la financiación necesaria para poner en marcha el proyecto es el punto más complejo de la fase inicial. Es crucial en cualquier sector, pero en el ámbito cultural supone un reto mayor ya que como se exponía anteriormente la cadena de valor es más compleja y, por tanto, no todos los inversores deciden apostar por ella.

Ante el desafío de conseguir capital los emprendedores culturales recurren principalmente a las siguientes opciones:

- Financiación a través de instituciones y empresas que ofrecen apoyo para poner en marcha empresas culturales. Muchos países cuentan con una red de soporte específica para estos casos a través de un sistema de ayudas y becas para las industrias culturales y creativas (ICC).
- Colaboración de empresas privadas que se relacionan con el mundo de la cultura o de particulares que desean colaborar con donaciones como son las vías de mecenazgo o crowdfunding. La tecnología apoya este tipo de iniciativas y facilita las microinversiones. Un ejemplo es Patreon, una plataforma en la que los usuarios pueden apoyar proyectos culturales a cambio de contraprestaciones ligadas al proyecto (en el caso de un artista, por ejemplo, pueden recibir entradas a conciertos o un disco en primicia).

Esto no significa que quienes trabajan con proyectos culturales no obtengan fondos a través de vías más tradicionales como pueden ser los concursos orientados a emprendedores o los Business Angels, que invierten su experiencia, su red de contactos y su capital en proyectos con gran proyección. Esta figura es más habitual en desarrollos tecnológicos, pero también tiene cabida en propuestas creativas.

Financiación sí pero ¿y qué más?.

¿Qué debería tener en cuenta quien desee emprender en el sector cultural para conseguir lanzar un producto? Beatriz aporta su aprendizaje tras años de experiencia: la clave es rodearse de las personas adecuadas. Al principio puede resultar complicado contar con los mejores pero es hacia donde hay que dirigir los esfuerzos ya que construir una agenda que permita contar con los mejores de cada campo es fundamental tanto para emprender como para ser un experto en la gestión cultural.

Sitio Fuente: Universia México