¿Es posible conocer el historial de exposición a virus de una persona?

CIENCIAS DE LA SALUD.-

Durante los últimos años, el interés por conocer la historia inmunológica de las personas —es decir, qué virus han infectado a alguien a lo largo de su vida— ha crecido notablemente.

Desde el punto de vista médico y epidemiológico, disponer de ese tipo de información permitiría anticipar riesgos, mejorar vacunas y personalizar tratamientos. ¿Es realmente posible conocer el “historial de exposición a virus” de una persona? La respuesta es: sí, en parte, gracias a tecnologías emergentes como la serología masiva y la secuenciación del sistema inmunitario.

Cómo el cuerpo conserva la “memoria” de los virus.

Cada vez que nuestro organismo entra en contacto con un virus, el sistema inmunitario genera anticuerpos específicos y células T de memoria. Estas moléculas y células actúan como una huella biológica: incluso años después de la infección, pueden seguir detectándose en sangre.

El análisis de anticuerpos, conocido como serología, es la herramienta clásica para determinar si una persona ha sido expuesta a un virus concreto, como el SARS-CoV-2, el VIH o el virus de la hepatitis B. Sin embargo, los test tradicionales solo analizan uno o unos pocos virus a la vez.

La nueva frontera: los “viromas personales”.

En la última década, varios proyectos científicos han desarrollado tecnologías capaces de mapear de forma simultánea las respuestas inmunológicas frente a miles de virus. Uno de los más destacados es VirScan, creado por investigadores de la Universidad de Harvard y el MIT.

VirScan utiliza microarrays que contienen fragmentos de proteínas virales procedentes de más de 1.000 cepas distintas. Cuando se mezcla con una muestra de sangre, el sistema detecta a qué fragmentos se unen los anticuerpos del individuo. Así, es posible construir un perfil casi completo del “viroma pasado” de una persona, es decir, de todos los virus a los que ha estado expuesta a lo largo de su vida.

Los resultados son asombrosos: según estudios publicados en Science y Cell, un adulto promedio podría haber sido expuesto a entre 10 y 30 virus distintos, aunque algunos llegan a mostrar rastros de más de 50.

Aplicaciones médicas y de salud pública.

Conocer el historial viral de una persona tiene implicaciones profundas:

- Medicina personalizada: permite ajustar vacunas o tratamientos antivirales según la inmunidad previa del paciente.

- Epidemiología avanzada: ayuda a rastrear patrones de exposición en comunidades y detectar brotes pasados.

- Investigación sobre enfermedades crónicas: algunos virus podrían estar relacionados con patologías autoinmunes o neurológicas, y un mapa inmunológico detallado ayudaría a establecer esas conexiones.

Limitaciones y dilemas éticos.

A pesar de su potencial, esta tecnología plantea retos importantes:

- Privacidad inmunológica: el historial de infecciones de una persona podría revelar información médica sensible.

- Coste y complejidad: las técnicas actuales aún son caras y requieren infraestructura avanzada.

- Interpretación científica: no todos los anticuerpos implican una infección activa o inmunidad duradera; distinguir exposición de protección es un desafío.

Hacia el “pasaporte inmunológico”.

Algunos científicos imaginan un futuro en el que cada individuo disponga de un “pasaporte inmunológico”, un documento digital que registre sus exposiciones virales y vacunaciones. Esto podría revolucionar la medicina preventiva, aunque también abre debates éticos sobre el uso de esa información por aseguradoras, empleadores o gobiernos.

Por ahora, estamos solo en las primeras etapas de esta revolución biotecnológica. Pero si algo está claro es que la inmunología de precisión se perfila como una herramienta clave del siglo XXI: una ventana al pasado de nuestro sistema inmune y una guía para nuestro futuro en salud.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings