Cuando los animales se vuelven adictos

CIENCIAS DE LA VIDA / ZOOLOGÍA / CONDUCTA ANIMAL.-

Cuando pensamos en adicciones, solemos imaginarnos comportamientos humanos ligados al alcohol, las drogas o incluso la tecnología.

Sin embargo, la ciencia ha demostrado que el fenómeno de la adicción no es exclusivo de nuestra especie. Desde delfines que buscan estados alterados hasta abejas que prefieren el agua con cafeína, el mundo animal ofrece sorprendentes ejemplos de dependencia y búsqueda compulsiva de placer.

Adicciones naturales: cuando el cerebro busca placer.

El cerebro de muchos animales comparte con el humano un sistema de recompensa basado en la dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la motivación. Ciertos estímulos, como la comida o el apareamiento, activan este sistema. Pero también pueden hacerlo sustancias externas o conductas repetitivas, generando un ciclo de dependencia muy similar al de las adicciones humanas.

Por ejemplo, los elefantes salvajes en África y Asia han sido observados consumiendo frutos fermentados de marula o durazno silvestre, cuyo contenido alcohólico puede ser suficiente para provocar signos de embriaguez. Al igual que los humanos, algunos individuos muestran una búsqueda compulsiva de estos frutos incluso cuando hay escasez de alimentos.

Delfines, renos y abejas: los casos más curiosos.

- Delfines y el pez globo (fugu): Diversas investigaciones han documentado cómo grupos de delfines manipulan cuidadosamente peces globo para liberar pequeñas dosis de tetrodotoxina, una potente neurotoxina. En dosis mínimas, parece producir un efecto narcótico leve. Los delfines se pasan el pez entre ellos y luego permanecen en un estado de trance, flotando cerca de la superficie. Un comportamiento que muchos científicos comparan con el uso recreativo de drogas.

- Renos y los hongos alucinógenos: En Siberia, los renos buscan activamente hongos Amanita muscaria (matamoscas), conocidos por sus propiedades alucinógenas. Estudios etológicos sugieren que los animales muestran signos de excitación y descoordinación tras ingerirlos. Curiosamente, las leyendas locales inspiradas en estos renos podrían estar en el origen del mito de Papá Noel y los renos voladores.

- Abejas y cafeína: Un experimento de la Universidad de Sussex demostró que las abejas prefieren néctar con cafeína frente a soluciones azucaradas normales. La cafeína activa su sistema nervioso central, mejorando su memoria y haciendo que “vuelvan” a las mismas flores una y otra vez. En términos biológicos, es una forma de adicción funcional, beneficiosa para las plantas que garantizan así su polinización.

Cuando los humanos introducen la tentación.

El contacto con entornos humanos también puede desencadenar adicciones en animales. Monos en templos de la India o Tailandia se habitúan a consumir bebidas alcohólicas, refrescos azucarados o incluso tabaco, robándolos de turistas. En reservas naturales, aves y zorros urbanos muestran comportamientos similares con restos de comida ultraprocesada.

Estos ejemplos no solo revelan la plasticidad cerebral de los animales, sino también el impacto de nuestras actividades sobre sus hábitos.

Lo que las adicciones animales nos enseñan sobre nosotros.

El estudio de las adicciones animales no busca ridiculizar ni humanizar a otras especies, sino comprender la raíz biológica del placer y la dependencia. Si el cerebro de un delfín o una abeja puede quedar “enganchado” a una sustancia o conducta, eso nos ayuda a entender mejor cómo los mecanismos de recompensa evolucionaron y por qué la adicción es una consecuencia natural —aunque peligrosa— de la búsqueda de bienestar.

Además, estas observaciones pueden inspirar nuevas líneas de investigación en neurociencia, ayudando a desarrollar tratamientos más efectivos para las adicciones humanas.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings