Cómo los patrones matemáticos gobiernan el comportamiento animal

CIENCIAS DE LA VIDA / ZOOLOGÍA.-

Durante siglos, los científicos han observado asombrados cómo la naturaleza parece seguir reglas invisibles. Desde las manchas de un leopardo hasta la migración de las aves, muchos comportamientos animales se repiten con una precisión que recuerda a las ecuaciones matemáticas.

Hoy, gracias a la combinación de biología, física y matemáticas, sabemos que el mundo animal obedece a patrones numéricos que revelan un orden oculto en el aparente caos de la vida.

1. Los enjambres y la geometría del movimiento colectivo.

Uno de los ejemplos más sorprendentes de patrones matemáticos en el comportamiento animal es el de los enjambres de estorninos. Estos pájaros, cuando vuelan en grupo, generan formas cambiantes y armoniosas en el cielo. Investigadores del Instituto de Física de la Universidad de Roma descubrieron que cada estornino ajusta su posición observando solo a los siete individuos más cercanos, siguiendo una regla matemática de interacción local.

El resultado es una estructura dinámica que puede describirse con modelos de redes complejas y ecuaciones de autorganización, similares a las que se usan para estudiar el comportamiento de partículas en física. Este fenómeno, conocido como murmuración, no solo es visualmente espectacular, sino también un ejemplo vivo de coordinación colectiva basada en leyes matemáticas universales.

2. Fractales en la naturaleza: del coral a los elefantes.

Los fractales, esas figuras que se repiten a diferentes escalas, están presentes en innumerables formas naturales. El crecimiento de los corales, la forma de las ramas de los árboles o los pliegues de la piel de un elefante obedecen a patrones fractales que maximizan el intercambio de energía o la eficiencia estructural.

Un estudio del Journal of Theoretical Biology demostró que los caminos que siguen las hormigas al buscar comida también pueden describirse con trayectorias fractales. Esto permite optimizar la búsqueda de recursos sin necesidad de un control central, lo que sugiere que la inteligencia colectiva puede emerger de simples reglas matemáticas locales.

3. Fibonacci en el reino animal.

La secuencia de Fibonacci, donde cada número es la suma de los dos anteriores (1, 1, 2, 3, 5, 8, 13…), aparece una y otra vez en la biología. Los caracoles construyen sus conchas siguiendo una espiral logarítmica basada en esta secuencia. Los panales de abejas optimizan el espacio con hexágonos perfectos, una forma que minimiza el uso de cera y maximiza la eficiencia, de acuerdo con principios de la geometría computacional.

Incluso el crecimiento de ciertos peces y mamíferos marinos responde a proporciones áureas, manteniendo equilibrio y simetría en su estructura corporal.

4. El caos controlado: depredadores y presas en ecuaciones.

El equilibrio entre depredadores y presas puede parecer impredecible, pero se describe con precisión mediante las ecuaciones de Lotka-Volterra, formuladas hace más de un siglo. Estos modelos muestran cómo la población de una especie afecta directamente a la de otra, siguiendo un ciclo de auge y declive.

Por ejemplo, el número de linces canadienses y liebres árticas fluctúa cada diez años aproximadamente, un fenómeno documentado por los registros de cazadores desde el siglo XIX. Los patrones numéricos de estas oscilaciones revelan que la estabilidad ecológica depende de una danza matemática entre vida y muerte.

5. Del algoritmo natural a la inteligencia artificial.

Comprender los patrones matemáticos del comportamiento animal no solo tiene valor teórico. Inspirados por la naturaleza, los científicos han desarrollado algoritmos bioinspirados, como la optimización por enjambre de partículas o los algoritmos genéticos, que imitan la cooperación de aves o la evolución natural para resolver problemas complejos en robótica, finanzas y exploración espacial.

La naturaleza, en cierto modo, fue la primera programadora.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings