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Las olas gigantes ocultas bajo el océano

OCEANOGRAFÍA.-

A simple vista, el océano puede parecer tranquilo. Sin embargo, bajo la superficie, se desarrollan algunos de los fenómenos más impresionantes y menos conocidos del planeta: las olas internas gigantes, también llamadas olas submarinas. Estas colosales masas de agua pueden alcanzar alturas superiores a los 250 metros, el doble que los rascacielos más altos del mundo, y extenderse a lo largo de cientos de kilómetros.

Aunque son invisibles desde la superficie, su impacto es crucial en la dinámica oceánica, el clima global y la biodiversidad marina.

Las olas internas se generan en el interior del océano, donde se encuentran capas de agua con distintas densidades —una consecuencia de las variaciones de temperatura y salinidad—. Cuando una corriente marina o el viento desplazan una de estas capas, se produce una oscilación similar a la de las olas que vemos en la superficie, pero a una escala mucho mayor.

Según estudios del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), estas olas pueden transportar cantidades masivas de energía y nutrientes a través del océano. Son fundamentales para la ventilación de las profundidades marinas, ayudando a distribuir el oxígeno y mantener el equilibrio térmico global.

Los gigantes invisibles del mar de Andamán y el estrecho de Luzón.

Uno de los lugares donde se observan con más claridad estas olas submarinas es el estrecho de Luzón, entre Filipinas y Taiwán. Allí, los satélites y sensores oceanográficos han detectado olas internas de más de 170 metros de altura, moviéndose silenciosamente a través del mar de la China Meridional.

Otro ejemplo notable se encuentra en el mar de Andamán, al oeste de Tailandia, donde se producen olas internas tan potentes que modifican la temperatura del agua a cientos de metros de profundidad. Estas olas son tan vastas que pueden ser detectadas desde el espacio mediante imágenes satelitales de alta resolución.

Un papel clave en el clima terrestre.

Las olas submarinas no solo son un fenómeno curioso: desempeñan un papel esencial en la regulación del clima global. Transportan energía térmica desde la superficie hacia las profundidades, ayudando a redistribuir el calor del planeta. Sin ellas, los océanos se estratificarían de manera más rígida, afectando la circulación global y, por tanto, el equilibrio climático.

Además, estas olas contribuyen a la fertilización natural de los ecosistemas marinos, al impulsar nutrientes desde el fondo hacia zonas más superficiales donde proliferan el fitoplancton y otras formas de vida microscópica, base de toda la cadena alimentaria oceánica.

El reto de observar lo invisible.

Debido a su naturaleza oculta, estudiar las olas internas es un desafío tecnológico y científico. Los oceanógrafos utilizan boyas instrumentadas, radares de apertura sintética, sensores acústicos y satélites para seguir su evolución. La modelización por computadora, combinada con observaciones in situ, ha permitido comprender mejor su impacto, pero aún queda mucho por descubrir.

Las investigaciones recientes apuntan a que los cambios en el clima y el calentamiento global podrían alterar la frecuencia e intensidad de estas olas, afectando a su vez la circulación oceánica y la distribución del calor en el planeta.

Un recordatorio de la fuerza oculta del océano.

Las olas gigantes submarinas son un recordatorio de que el océano sigue siendo un territorio lleno de misterios. Aunque no rompen contra la costa ni levantan espuma, su fuerza moldea el clima, alimenta la vida marina y mantiene el equilibrio del planeta.

La próxima vez que contemples el mar en calma, recuerda: bajo su superficie, se levantan montañas líquidas que dan forma al futuro de la Tierra.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings