¿Qué es el patrimonio industrial y cómo conservarlo?

CIENCIA UNAM.-

Su protección y restauración contribuye a la cultura y la economía.

Nuestro patrimonio es todo aquello que recibimos del pasado; es tradición e identidad. Normalmente lo asociamos con danzas, monumentos, zonas arqueológicas, rituales o la música. Pero existe otro poco conocido, llamado patrimonio industrial.

Se trata del conjunto de bienes y métodos que datan de la Revolución Industrial, proceso de transformación que inició en Inglaterra en el siglo XVIII. Sin embargo, en México, las primeras máquinas con energía eléctrica y combustibles se utilizaron en el siglo XIX, durante el porfiriato.

La doctora Lucie Crespo Stupková, de la Unidad Académica de Estudios Regionales de la UNAM, durante la conferencia Patrimonio industrial, su importancia y re-valoración, reflexionó sobre la importancia de las hidroeléctricas, fábricas, almacenes y molinos. No solo son evidencia de la vida de nuestros ancestros, del desarrollo de la industria y la tecnología, sino que también pueden convertirse en sitios de visita.-

Aunque siempre es más fácil y barato demoler estos edificios, transformarlos puede ser benéfico para la población. Uno de los ejemplos en México es el Parque Fundidora ubicado en Monterrey. De ser el primer alto horno y la primera planta siderúrgica en 1900, pasó a ser un lugar donde ahora se realizan conciertos, festivales y convenciones.

Ubicar el patrimonio industrial de México.

Una zona de interés para la doctora Crespo es la cuenca del río Duero, ubicada al noroeste de Michoacán. En esta región el patrimonio está vinculado con la agricultura: molinos, generadores de energía, restos de haciendas y diques. 

En Carapan, una localidad purépecha, hay un molino de maíz que se alimenta del agua que nace en el manantial Kuinio. Alrededor de 1930 se instaló una estación educativa, para que los locales aprendieran diferentes oficios que mejorarían las técnicas agroindustriales. Actualmente, es un parque comunal para comer y disfrutar de un tiempo al aire libre.

Por otro lado, en Jacona destaca su hidroeléctrica, que pudo operar gracias al río Celio. La presa Verduzco, es también conocida como presa de La Luz, justo porque ahí se instaló la primera planta de electricidad de la región.

Otro vestigio relacionado con el agua es el bordo de Maltaraña, sus 22 kilómetros de longitud recorren desde Jamay, Jalisco hasta La Palma, Michoacán. Su historia data desde 1857, cuando los hacendados intentaron promover proyectos para desecar el lago de Chapala y así controlar las inundaciones. Sin embargo, esto no fue posible porque hubo resistencia campesina

Fue en el periodo histórico del Porfiriato cuando se dieron concesiones para la desecación y la construcción del dique. La obra estuvo a cargo de Manuel Cuesta Gallardo, entonces gobernador de Jalisco, y sus hijos. Como el dique no se terminó de construir, se instalaron bombas para controlar el flujo de agua.

¿Qué otro atractivo hay en Maltaraña? La famosa mansión La Bella Cristina, propiedad de la familia Cuesta Gallardo construida en 1903. Su nombre lo adquiere de una de las hijas, quien fue apadrinada por Porfirio Díaz. El edificio de estilo francés está abandonado, pero se puede visitar por fuera. Incluso, hay quinceañeras que se toman fotos en la fachada.

Estos son lugares podrían transformarse. Se pretende crear una ruta de educación socioambiental. No se trata de promover paseos masivos, sino de algo más local, dice la investigadora.

Aunque las haciendas o los molinos pueden tener un potencial turístico, hay quienes deciden aprovechar estas estructuras como escuelas o centros comunitarios.  “La comunidad es quien debe tener el control sobre su patrimonio, quien decide sobre su uso y distribuye las ganancias que de él se generan”, propone la especialista en estudios regionales.

Por: Angélica Romero Mota.

Sitio Fuente: Ciencia UNAM