Órbita cementerio: El destino final de los satélites en el espacio exterior
ASTRONÁUTICA.
Existe una región en el espacio conocida como la órbita cementerio. Este inquietante pero crucial concepto astronáutico representa el último destino de muchos satélites artificiales que alguna vez sirvieron funciones vitales en la Tierra.
A medida que el tráfico espacial crece, la órbita cementerio se convierte en un elemento esencial para garantizar la sostenibilidad de las operaciones en el espacio.
Foto: ESA.
¿Qué es la órbita cementerio?
La órbita cementerio, también conocida como órbita de descarte o graveyard orbit, es una trayectoria espacial a la que se envían los satélites cuando ya han finalizado su vida útil. En lugar de dejarlos vagar sin control en sus órbitas operativas, se los traslada a esta región alejada para evitar colisiones y reducir la basura espacial.
Se trata de una órbita ligeramente superior a la órbita geoestacionaria (GEO), que se encuentra a unos 35.786 km sobre el ecuador terrestre. La órbita cementerio está típicamente entre 200 y 300 kilómetros más arriba. Este pequeño aumento en altitud es suficiente para liberar espacio en la GEO, donde operan satélites de comunicaciones, meteorología y navegación esenciales para el mundo moderno.
¿Por qué es necesaria?
Desde que comenzó la era espacial en 1957, más de 6.000 satélites han sido lanzados al espacio, y muchos de ellos han dejado de funcionar. Dejar estos satélites inactivos en órbitas útiles representa un peligro creciente: la posibilidad de colisiones que generen más desechos espaciales.
Este fenómeno, conocido como síndrome de Kessler, plantea un escenario catastrófico en el que las colisiones en cadena hacen inutilizable ciertas órbitas. Por eso, los operadores de satélites están obligados (o altamente incentivados) a reubicar sus satélites retirados a la órbita cementerio al finalizar su misión, si no pueden hacerlos reingresar de forma controlada a la atmósfera.
¿Cómo se traslada un satélite a la órbita cementerio?
El procedimiento es complejo pero bien establecido. Antes de que el satélite agote completamente su combustible, se utiliza lo que queda para elevar su órbita a la región designada como cementerio. Además, se toman otras medidas para evitar futuros riesgos:
- Descarga de baterías para prevenir explosiones.
- Apagado de transmisores para evitar interferencias.
- Liberación de presiones internas en tanques y sistemas.
- Bloqueo de mecanismos móviles, como paneles solares.
Una vez completadas estas operaciones, el satélite queda allí, sin función, pero sin representar una amenaza inmediata para los sistemas activos.
¿Cuántos satélites hay en la órbita cementerio?
Aunque no existe un censo exacto y actualizado en tiempo real, se estima que varios cientos de satélites han sido desplazados a la órbita cementerio desde los años 80. Esta cifra irá en aumento conforme los miles de satélites que actualmente orbitan la Tierra lleguen al final de su vida útil.
Cabe destacar que esta práctica se limita, principalmente, a los satélites geoestacionarios. Los satélites en órbitas bajas (LEO), como los de las constelaciones Starlink o OneWeb, suelen ser desorbitados para que se desintegren al reingresar en la atmósfera.
Riesgos y sostenibilidad futura.
Aunque la órbita cementerio es una solución temporalmente efectiva, no es definitiva. A largo plazo, la acumulación de objetos inactivos podría representar nuevos desafíos. Además, si un satélite no es trasladado correctamente —por fallo técnico o falta de combustible— queda como basura espacial activa en la GEO.
La comunidad internacional, liderada por organismos como la ESA (Agencia Espacial Europea), la NASA y la ONU, promueve regulaciones más estrictas y nuevas tecnologías para limpieza orbital, como satélites recolectores o sistemas de autodesorbitado.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings