Efectos a largo plazo de la obesidad mórbida

CIENCIAS DE LA SALUD.-

La obesidad mórbida, definida como un índice de masa corporal (IMC) ≥ 40 kg/m², se asocia con un aumento significativo de la mortalidad y múltiples complicaciones crónicas que abarcan desde afecciones cardiovasculares y metabólicas, hasta trastornos respiratorios, degeneración musculoesquelética, cáncer y carga psicosocial.

A lo largo de los años, el exceso de tejido adiposo promueve procesos inflamatorios crónicos y disfunciones fisiológicas que comprometen órganos vitales, reducen la calidad de vida y acortan la esperanza de vida.

La obesidad mórbida ha alcanzado proporciones epidémicas, afectando a millones de personas en el mundo occidental y emergente. Este grado extremo de exceso de peso no solo aumenta la carga sobre sistemas de salud, sino que también acelera el desgaste de múltiples órganos a través de mecanismos mecánicos, hormonales e inflamatorios . Comprender sus efectos a largo plazo es crucial para guiar estrategias de prevención, tratamiento y políticas públicas.

Impacto en la salud cardiovascular.

Hipertensión y aterosclerosis.

El exceso de masa adiposa favorece la elevación crónica de la presión arterial, lo que deriva en hipertensión esencial y daño vascular (p. ej., formación de ateromas). Asimismo, la obesidad mórbida contribuye a dislipidemias, con aumento de LDL y triglicéridos, y descenso de HDL, acelerando la aterosclerosis.

Insuficiencia y muerte cardiovascular.

Estudios longitudinales de 20 años demuestran que la obesidad incrementa de manera significativa el riesgo de eventos coronarios, insuficiencia cardíaca y muerte súbita. La sobrecarga hemodinámica por volumen y presión genera remodelado ventricular y posibles fallas mecánicas.

Diabetes tipo 2 y metabolismo.

La obesidad mórbida es el principal factor de riesgo para el desarrollo de resistencia a la insulina y progresión a diabetes tipo 2. El tejido adiposo visceral secreta adipocinas proinflamatorias (TNF-α, IL-6) que alteran la señalización insulínica, promoviendo hiperglucemia crónica. El riesgo de diabetes aumenta de forma lineal con el IMC, y su presencia agrava el pronóstico cardiovascular y renal.

Enfermedades respiratorias.

La acumulación de grasa en el tórax y abdomen reduce la mecánica pulmonar, disminuye el volumen de reserva espiratorio y favorece la hipoventilación obesidad‐relacionada. La apnea obstructiva del sueño y el síndrome de hipoventilación obesidad‐hipoventilación aumentan la mortalidad por insuficiencia respiratoria y eventos cardiovasculares secundarios.

Complicaciones musculoesqueléticas.

El sobrepeso extremo genera una sobrecarga articular que promueve osteoartritis, sobre todo en rodillas y caderas, limitando la movilidad e incrementando el dolor crónico. Además, la obesidad mórbida se asocia con riesgo de fracturas y mala calidad ósea por inflamación sistémica.

Riesgo oncológico.

La obesidad mórbida eleva el riesgo de al menos 13 tipos de cáncer, incluyendo mama postmenopáusica, colon, endometrio, riñón y esófago. El tejido adiposo produce estrógenos y factores de crecimiento que estimulan la proliferación celular y la inflamación crónica, favoreciendo la carcinogénesis.

Complicaciones renales.

El exceso de peso y la hipertensión asociada predisponen a enfermedad renal crónica (ERC), ya que aumentan la carga de filtración glomerular y aceleran el daño nefropático. La diabetes concomitante agrava este proceso, conduciendo a nefropatía diabética y posible necesidad de diálisis.

Impacto psicosocial.

La obesidad mórbida conlleva una carga emocional y social significativa, incluyendo estigmatización, baja autoestima, ansiedad y depresión. Problemas de salud mental como trastornos del ánimo y calidad de vida reducida son comunes, y pueden perpetuar conductas sedentarias y alimentarias desadaptativas.

La obesidad mórbida es pues mucho más que un problema estético: sus efectos a largo plazo abarcan múltiples sistemas y elevan la morbilidad y mortalidad. La prevención y el tratamiento integral —que incluya cambios en estilo de vida, apoyo psicológico, y, cuando corresponda, terapias farmacológicas o cirugía bariátrica— son esenciales para mitigar estas complicaciones y mejorar la supervivencia y calidad de vida de los pacientes.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings