¿El color de las frutas influye en cómo percibimos su sabor?

NEUROCIENCIAS / PSICOLOGÍA.-

Cuando paseamos por el mercado o el supermercado, uno de los primeros factores que nos llama la atención al elegir una fruta es su color.

Una manzana intensamente roja, un plátano de un amarillo vibrante o una fresa con ese tono rojizo tan característico nos invitan, casi automáticamente, a probarlas. Pero ¿es el color simplemente un atractivo visual o también influye en cómo percibimos su sabor?.

El color como “spoiler” del sabor.

Numerosos estudios en neurociencia y psicología sensorial demuestran que el color de un alimento puede alterar significativamente nuestra percepción del gusto. Este fenómeno se conoce como interacción multisensorial, y ocurre cuando el cerebro integra la información de varios sentidos (vista, gusto, olfato, tacto) para construir una experiencia sensorial unificada.

Según un estudio publicado en Appetite (2022), los participantes que probaron jugos de frutas coloreados artificialmente percibieron sabores diferentes dependiendo del color, aunque todos los jugos eran químicamente idénticos. Por ejemplo, un líquido teñido de rojo fue descrito como más dulce, aunque no contenía más azúcar que el mismo jugo sin color.

¿Por qué nos engaña el color?

La explicación está en la expectativa aprendida. A lo largo de nuestra vida, asociamos ciertos colores con sabores específicos. El rojo con lo dulce (como las fresas o las cerezas), el verde con lo ácido (como la lima o la manzana verde), y el amarillo con sabores más tropicales (piña o plátano). Esta asociación se arraiga en nuestro cerebro y condiciona nuestra experiencia incluso antes de probar el alimento.

Este fenómeno tiene un nombre: efecto de priming sensorial. Es decir, el color actúa como un "adelanto" del sabor, preparando a nuestro cerebro para una experiencia concreta.

El impacto del color en la industria alimentaria.

No es casualidad que la industria alimentaria preste especial atención a la coloración de sus productos. El color no solo atrae, sino que también puede modificar la percepción del sabor, haciéndolo parecer más intenso, más fresco o más natural.

De hecho, muchas frutas que vemos en supermercados han sido seleccionadas o manipuladas para tener colores más vivos. Esto se hace no solo para que parezcan más apetitosas, sino también para reforzar la idea de frescura, madurez y dulzura.

¿Y qué pasa con las frutas naturales?

En el caso de frutas frescas y sin procesar, el color sí puede tener una relación directa con su sabor, ya que muchas veces el pigmento indica su grado de madurez. Por ejemplo:

- Una banana verde será más firme y menos dulce que una banana amarilla con manchas marrones.

- Las uvas negras suelen ser más dulces que las verdes, ya que contienen más antocianinas, pigmentos naturales asociados con madurez y concentración de azúcares.

Sin embargo, esto no es una regla absoluta. Algunas frutas pueden tener un color brillante sin estar maduras o incluso sin ser particularmente sabrosas, especialmente si se han recogido antes de tiempo o se han tratado para mejorar su aspecto exterior.

En resumen, el color de las frutas tiene un gran impacto en la percepción del sabor, tanto por razones psicológicas como biológicas. Aunque no siempre es un indicador confiable del sabor real, sí condiciona nuestras expectativas y puede incluso hacernos experimentar sabores que no están presentes en el alimento.

La próxima vez que muerdas una manzana o elijas un racimo de uvas, recuerda: tus ojos ya han influido en lo que crees que vas a saborear.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings