¿Cuándo el colesterol bueno se vuelve malo?

CIENCIAS DE LA SALUD.-

Durante décadas, el colesterol ha sido considerado tanto un villano como un héroe en el campo de la salud. En particular, el colesterol de alta densidad (HDL), conocido popularmente como "colesterol bueno", ha sido el aliado por excelencia en la protección contra las enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, investigaciones recientes han planteado una pregunta inquietante: ¿existe un límite en el que niveles muy altos de HDL dejen de ser protectores y, en cambio, puedan convertirse en un factor de riesgo?.

El rol protector del HDL.

En condiciones fisiológicas, el HDL cumple funciones esenciales:

- Transporte inverso del colesterol: El HDL recoge el exceso de colesterol de los tejidos y lo lleva al hígado para su eliminación o reutilización.

- Propiedades antioxidantes y antiinflamatorias: Ayuda a prevenir la oxidación de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y mitiga procesos inflamatorios que pueden dañar las arterias.

Estas funciones hacen que niveles moderados de HDL se asocien tradicionalmente con un menor riesgo de infarto, accidente cerebrovascular y otras complicaciones cardiovasculares.

El lado oscuro del HDL: ¿cuándo el bueno se vuelve malo?.

Estudios recientes han demostrado que, paradójicamente, unos niveles excesivamente altos de HDL –generalmente por encima de 80 mg/dL– podrían estar vinculados a un aumento del riesgo cardiovascular. En otras palabras, lo que habitualmente se considera "bueno" podría perder su efecto protector en ciertas circunstancias. Entre las posibles consecuencias de un HDL demasiado elevado se han observado:

- Aumento del riesgo cardiovascular: Niveles extremadamente altos de HDL se han asociado con un incremento en la incidencia de eventos cardiovasculares en algunos estudios.

- Efectos en otros sistemas: Por ejemplo, investigaciones australianas han encontrado que personas con HDL muy elevado presentan un 33 % más de riesgo de sufrir fracturas óseas.

Estas observaciones sugieren que la relación entre el HDL y la salud no es lineal, sino que existe una "ventana óptima" en la cual sus efectos son beneficiosos; exceder esta ventana podría reflejar o incluso contribuir a alteraciones metabólicas subyacentes.

¿Por qué puede volverse dañino un HDL elevado?

Los expertos plantean dos posibles explicaciones para este fenómeno:

- Modificaciones estructurales y funcionales: Con niveles excesivos, la estructura molecular del HDL puede alterarse. Estas modificaciones dificultan su capacidad para remover eficazmente el colesterol de las arterias, convirtiéndolo en una forma "disfuncional" que ya no ejerce sus propiedades antiinflamatorias ni antioxidantes.

- Carga global de colesterol: Una elevación extrema del HDL podría ser indicativa de una situación en la que la suma total de colesterol –incluido el transportado por LDL y otras fracciones– alcanza niveles que sobrepasan la capacidad de eliminación del organismo, contribuyendo a la formación de placas ateroscleróticas.

Estos mecanismos aún están siendo estudiados, pero los hallazgos actuales instan a reconsiderar la idea de que “más HDL siempre es mejor”.

Implicaciones para la práctica clínica.

Este nuevo paradigma sugiere que los médicos y especialistas deben:

- Evaluar la calidad y no solo la cantidad: Más allá de medir los niveles numéricos, es importante analizar las propiedades funcionales del HDL para determinar si está actuando de forma protectora o se ha vuelto disfuncional.

- Adoptar un enfoque personalizado: No todos los pacientes responden igual. Un nivel de HDL elevado podría ser benigno en algunas personas, mientras que en otras podría ser un marcador de riesgo adicional.

- Investigar la causa subyacente: Niveles anormalmente altos de HDL pueden estar asociados a condiciones genéticas, procesos inflamatorios crónicos u otros desequilibrios metabólicos que requieran atención específica.

En definitiva, la ciencia nos demuestra que en el complejo mundo del metabolismo lipídico, los extremos rara vez son beneficiosos. Un enfoque integral y personalizado en la evaluación del perfil lipídico podría marcar la diferencia en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares del futuro.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings