Alerta por el iceberg más grande del mundo: está a punto de colisionar con un santuario vital para los animales
CIENCIAS DE LA TIERRA.
Este megaberg pesa un billón de toneladas. Podría detenerse cerca de Georgia del Sur, un refugio vital para la vida salvaje.
Un enorme iceberg conocido como A23a se dirige hacia Georgia del Sur: una remota isla del sur del Océano Atlántico, repleta de focas y pingüinos.
El megaberg de un billón de toneladas ha estado atascado en el océano durante casi 40 años, pero ahora está en marcha. Aunque se desplaza sigilosamente a menos de 3 kilómetros por hora, algunos expertos están preocupados por su posible impacto en este refugio de vida salvaje.
¿Cómo se desprendió el iceberg, cómo podría afectar a las poblaciones de pingüinos y focas, y cómo está esto relacionado con el cambio climático? Aquí tienes todo lo que necesitas saber.
Visto por satélite el 28 de noviembre de 2023, el A23a estuvo atascado en el fondo marino durante décadas. El enorme iceberg se detuvo en aguas poco profundas. Fotografía de Wanmei Liang, Using MODIS data from NASA.
¿Cuál es el origen del iceberg A23a?
En 1986, el iceberg A23a (denominado secuencialmente en función del cuadrante antártico en el que fue visto por primera vez) se desprendió de la plataforma de hielo Filchner. El desprendimiento de icebergs es el proceso natural por el que estos enormes bloques se desprenden de la plataforma de hielo, algo que ocurre constantemente.
El A23a destaca por su tamaño: “Varias decenas de kilómetros de longitud y unos cientos de metros de profundidad”, explica Martin Siegert, científico polar de la Universidad de Exeter. “No es raro, no es antinatural, pero es inusual porque es muy grande; muy, muy grande”.
Con algo más de 3600 kilómetros cuadrados, A23a podría llenar actualmente todas las ciudades de Nueva York, Los Ángeles y Houston juntas. Debido a sus proporciones épicas, el gigante ”se atascó casi inmediatamente” en el lecho marino alrededor de la plataforma continental, que era demasiado poco profunda para que su quilla pasara por encima, dice Siegert.
“Permaneció allí hasta aproximadamente 2020”, explica Andrew Meijers, director científico del programa de océanos polares del British Antarctic Survey. El iceberg se fue derritiendo poco a poco y fue azotado por los vientos y las corrientes oceánicas a medida que los trozos de hielo caían al agua. Finalmente, se liberó en las profundidades del océano.
Una colonia de pingüinos rey durante el amanecer en la bahía de Saint Andrews, en Georgia del Sur. La bahía alberga una de las mayores colonias de pingüinos del mundo. Fotografía de Timothy Laman, Nat Geo Image Collection.
En abril de 2024, volvió a atascarse, dando vueltas en una columna de Taylor, “un fenómeno oceanográfico en el que la rotación del agua sobre un monte submarino atrapa objetos en su lugar”, explica el British Antarctic Survey.
Tras liberarse en diciembre, ahora viaja a lo largo de la corriente circumpolar antártica. “Es la corriente más fuerte de la Tierra”, explica Meijers.
“Se dirigirá más o menos en línea recta hacia Georgia del Sur”, añade el experto. Este paraíso natural alberga focas peleteras, albatros y pingüinos papúa, entre otros.
En su trayectoria actual, el A23a dará un giro brusco en la corriente. "El iceberg pesa un billón de toneladas, así que no gira sobre sí mismo. Si se excede, podría encallar en aguas poco profundas hasta que se derrita lo suficiente como para seguir moviéndose o romperse. "Nadie sabe lo que podría hacer", reconoce.
El iceberg gigante amenaza la fauna de Georgia del Sur.
El encallamiento cerca de la plataforma continental poco profunda próxima a Georgia del Sur podría bloquear las rutas entre las zonas de alimentación y cría de muchas colonias de pingüinos y focas. Esta interrupción "obliga a los adultos a nadar más lejos, quemar más energía y, básicamente, traer menos de vuelta", detalla Meijers, lo que resulta en una mayor mortalidad y potencialmente empeorar el impacto de la gripe aviar en las focas y los pingüinos.
El momento es importante. "En octubre, los pingüinos deciden dónde van a anidar", explica Maria Vernet, ecóloga marina del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos). Un iceberg enorme y escarpado, "más parecido a un edificio de apartamentos", es una amenaza mayor cuando los huevos y los polluelos están en el nido y dependen totalmente de sus padres.
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Un elefante marino descansa sobre hierba, rodeado de pingüinos papúa. Georgia del Sur es un paraíso para los mamíferos y las aves marinas. Fotografía de Keenpress, Nat Geo Image Collection.
"Pero para febrero, todos esos polluelos deberían estar fuera del nido" y podrán buscarse la vida por sí mismos, dice.
Hay otros impactos potenciales.
En 2000, el iceberg B15 se desprendió de la plataforma de hielo de Ross y actuó "como un escudo", dice Vernet, al reducir la cantidad de luz que podía penetrar en el océano y disminuir el crecimiento del fitoplancton, que constituye la base de la red trófica.
Por otro lado, a medida que el iceberg se derrite, deposita el hierro que recogió al deslizarse por el lecho marino y remueve las aguas profundas, lo que lleva nutrientes ricos a la superficie. Esto favorece la proliferación de plancton, "que atrae al krill, que a su vez sustenta prácticamente todo en el Océano Austral", explica Meijers.
"Los icebergs a la deriva generan un pequeño ecosistema con ellos", dice Vernet. Si acerca el krill a las colonias, los pingüinos se darán un festín".
Qué ocurrirá con el iceberg más grande del mundo.
"La corriente oceánica es una serie de remolinos complejos e interconectados", explica Siegert. "El flujo medio va en una dirección determinada, pero es realmente complicado", lo que hace casi imposible predecir hacia dónde derivarán estas grandes masas de hielo flotante.
Varios icebergs han seguido un camino similar: en 2004, el A38 encalló en la plataforma continental de Georgia del Sur con impactos catastróficos para la fauna, el A68 se derritió y no llegó a Georgia del Sur en 2020-2021 y, en 2023, el A76 se rompió en trozos más pequeños en las aguas que rodean la isla.
Si el A23a se rompe, podría ser peligroso para los barcos que navegan por el traicionero Océano Austral. "Es el océano más tormentoso y desagradable del mundo", sostiene Siegert. Es fácil rastrear una placa de hielo del doble del tamaño de Londres, pero seguir una serie de icebergs más pequeños es mucho más difícil. Además, estos pueden volcar de repente.
Un polluelo de albatros errante bate las alas en un nido. Un iceberg del tamaño del A23a puede separar a los animales de las zonas de alimentación. Cuando esto ocurre, los polluelos jóvenes que no pueden cazar por sí mismos son los que más sufren. Fotografía de John Eascott and Momaatiuk, YVA, Nat Geo Image Collection.
¿Puede el cambio climático crear icebergs gigantes?
Este iceberg "no es algo necesariamente provocado por los humanos, un problema climático; no es eso", dice Siegert. "Hay montones de icebergs que se desprenden todo el tiempo".
Pero ayuda a poner de relieve los problemas climáticos de la región. "La Antártida está experimentando una pérdida de masa debido al calentamiento global y a la quema de combustibles fósiles", subraya. Las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida están perdiendo hielo seis veces más rápido que hace 30 años.
"Ha habido una aceleración en la pérdida del número de icebergs", dice Meijers. "Los grandes desprendimientos son importantes, pero gran parte ocurre en trozos mucho más pequeños".
No hace falta mucho para cambiar estos ecosistemas vulnerables, y a Siegert le preocupan las consecuencias de la pérdida de hielo de la Antártida. "Se trata de un entorno frágil", lamenta.
El deshielo de la Antártida tiene un efecto dominó mundial. El Océano Austral ayuda a regular el clima mundial absorbiendo calor y carbono, pero el calentamiento de las aguas dificulta esta tarea. El deshielo también provoca la subida del nivel del mar. "Hay dos metros de subida del nivel del mar", dice Meijers. "No hay nada que podamos hacer".
Para Georgia del Sur, una cosa es segura. "Definitivamente va a cambiar las cosas", asevera Vernet, “pero es demasiado pronto para saber si será positivo o negativo para el ecosistema”.
Y Siegert concluye: "desde una perspectiva científica bastante fría y objetiva, en realidad es un fenómeno bastante interesante".
Por: Melissa Hobson.
Sitio Fuente: National Geographic en Español