El lugar donde se descifra la niebla
CIENCIAS DE LA TIERRA Y EL ESPACIO.
En el desierto de Atacama, uno de los lugares más áridos del mundo, la niebla se constituye como un recurso hídrico de creciente importancia. Varios proyectos de investigación en Chile avanzan resultados prometedores desde los remotos ‘oasis de niebla’.
Panorámica de la Estación Atacama UC en el desierto de Atacama (Chile). Su sistema de cosecha de agua de niebla puede producir 1 000 litros de agua diarios. / Alejandro Muñoz
Pocos lugares hay en el planeta más hostiles para la vida que el desierto de Atacama. Como si de dos grandes murallas se tratasen, los Andes y una cordillera junto al océano Pacífico encajonan al desierto y le ‘roban’ las nubes. Hasta el punto de que en muchas zonas de Atacama no cae ni una sola gota de lluvia durante cientos de años.
Un científico chileno inventó un método para drenar esas nubes que quedan atrapadas por las montañas y no llegan al desierto. Ese desarrollo pasó a la historia con el nombre de ‘atrapanieblas’
Sin embargo, un científico chileno inventó un método para drenar esas nubes que quedan atrapadas por las montañas y no llegan al desierto. Ese desarrollo pasó a la historia con el nombre de ‘atrapanieblas’. En Marruecos, España o Nepal también se usan dispositivos similares.
Una suerte de refugio marciano en el norte de Chile acoge la investigación más pionera para cosechar las nubes. La Estación Atacama UC es el lugar donde se descifra la niebla.
El desafío de atrapar la niebla.
Hace 60 años, el científico chileno Carlos Espinosa creó el primer modelo de captador de niebla para combatir la escasez de agua de la ciudad de Antofagasta. Aquel primer atrapanieblas abrió toda una nueva línea de investigación para comprender y aprovechar dicha bruma.
La tecnología demostró su eficacia en 1987 en la comunidad de Tofo-Chungungo, donde un proyecto de 100 atrapanieblas abasteció más de 90 hogares durante diez años.
La malla del atrapanieblas intercepta la nube y captura las gotitas de agua que son empujadas por el viento. El agua decanta por gravedad y se almacena en un depósito
Su funcionamiento es simple. La malla del atrapanieblas intercepta la nube y captura las gotitas de agua que son empujadas por el viento. El agua decanta por gravedad y se almacena en un depósito. Para que el sistema funcione, solo hace falta niebla y viento.
“Nosotros hemos mantenido el atrapanieblas sencillo, con cierta dosis de tecnología en la configuración de la malla y la canaleta. Está hecho de materiales disponibles en cualquier parte del mundo y la malla es fácil de mandar”, explica Pablo Osses a SINC, profesor del Instituto de Geografía de la Universidad Católica y director de la Estación Atacama UC.
Atrapanieblas de la Estación Atacama UC al amanecer. / Alejandro Muñoz
Un oasis para la ciencia.
En este sector del norte de Chile, a una hora de la ciudad de Iquique, la Cordillera de la Costa se podría entender como un brutal acantilado que asoma el continente a la playa. Encaramada en sus más de 800 metros de desnivel se ubica la Estación Atacama UC.
Desde 1997 en esta infraestructura se estudia el oasis de niebla que se genera cada mañana cuando las nubes estratocúmulo que provienen del Pacífico colisionan con el cerro
Desde 1997 en esta infraestructura adscrita al Centro UC Desierto de Atacama y a la Pontificia Universidad Católica de Chile se estudia el oasis de niebla que se genera cada mañana cuando las nubes estratocúmulo que provienen del Pacífico colisionan con el cerro. Con tan solo ocho metros de largo, su atrapanieblas puede llegar a producir unos 1 000 litros de agua diarios.
“Aquí abordamos la niebla desde diferentes perspectivas: imagen satelital, modelización de la niebla, ecosistemas asociados, ingeniería de la corrosión, energía solar, arquitectura de lugares extremos, agricultura con agua de niebla… La cantidad de disciplinas que convergen en este lugar se ha ido expandiendo”, señala Osses.
El mapa del agua de niebla de Chile.
Este particular tipo de niebla es común a lo largo de más de 2 500 km de la costa centro-norte de Chile. Y gracias a la existencia de la Cordillera de la Costa, además es cosechable.
“Uno de los grandes problemas que hemos tenido con los atrapanieblas en Chile es que, antes de instalarlos, hay que saber dónde hacerlo. Si se colocan en un lugar erróneo vamos a tener malos resultados y parecerá que la tecnología no sirve”, explica Felipe Lobos Roco, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Este particular tipo de niebla es común a lo largo de más de 2 500 km de la costa centro-norte de Chile
Para dar respuesta a este problema, el Centro UC Desierto de Atacama ha liderado la creación de un Mapa del Agua de Niebla. Se basa en el modelo AMARU –serpiente de agua en quechua– impulsado por el profesor Lobos y que utiliza datos de las 25 estaciones de la Red de Monitoreo de Agua de Niebla de Chile.
“El mapa estará disponible a finales de mayo en una web interactiva para consultores, tomadores de decisiones y usuarios del agua. Muestra los lugares y momentos del año en que se puede colectar agua de niebla en la costa de Chile, permitiendo hacer evaluaciones de factibilidad de esta agua para futuros proyectos de recolección”, explica a SINC Lobos, primer autor del modelo.
Vista del océano Pacífico y la ruta 1 de Chile desde el Alto Patache, emplazamiento de la Estación Atacama UC en plena Cordillera de la Costa. / Alejandro Muñoz
Niebla para ciudades más sostenibles.
Otra de las investigadoras asociadas a la Red de Monitoreo de Agua de Niebla, la profesora Virginia Carter de la Universidad Mayor, estudia el potencial de colecta en la ciudad de Alto Hospicio.
“Nuestra próxima publicación muestra la primera evaluación del potencial hídrico de la niebla en una ciudad. Esta agua tiene el potencial de servir como fuente alternativa para la población sin acceso al agua potable y debe ser reconocida dentro de las políticas hídricas de Chile”, señala Carter.
"Nuestra próxima publicación muestra la primera evaluación del potencial hídrico de la niebla en una ciudad. Esta agua tiene el potencial de servir como fuente alternativa para la población sin acceso al agua potable. Virginia Carter (Universidad Mayor)".
La experta ha sido reconocida recientemente con un fondo NatGeo Explorers para estudiar el papel de la niebla en la conservación de los ecosistemas y como recurso hídrico complementario en zonas de escasez hídrica. En este proyecto, participan también Camilo del Río, director del Centro UC Desierto de Atacama, y Felipe Lobos.
Una técnica tan antigua como la sed.
La cosecha del agua de niebla no es una solución contemporánea. La geógrafa Pilar Cereceda recordó en el monográfico Agua de Niebla que en las Islas Canarias ya se utilizó el árbol garoe para recolectarla en el siglo XVI, y que en Omán todavía se hacía lo propio mediante con olivos en 1990.
Este tipo de cosecha no es una solución contemporánea. Entre los acantilados del Alto Patache aún se encuentran los vestigios de la cultura prehispánica de los changos, presuntos bebedores de agua de niebla
Justo entre los acantilados del Alto Patache aún se encuentran los vestigios de la cultura prehispánica de los changos, presuntos bebedores de agua de niebla. Numerosos fragmentos de antiquísimas cerámicas y conchas recuerdan que estos cazadores-recolectores de guanacos se valieron del roquerío –y posiblemente el cuero de sus presas– para decantar la niebla y saciar su sed, como investigó el arqueólogo Horacio Larraín.
No debe ser casualidad que, en el mismo sitio, la ciencia trate de descifrar la niebla para dar de beber al mundo.
Agua de niebla ‘cosechada’ por el atrapanieblas al amanecer. / Alejandro Muñoz
Por: Alejandro Muñoz.
Sitio Fuente: SINC