¿Es innato el miedo a las arañas y serpientes?

PSICOLOGÍA.-

El miedo a las arañas y a las serpientes es una de las fobias más comunes en los seres humanos, presente en personas de diversas culturas y edades. Este temor, que en algunos casos llega a ser una fobia debilitante, ha suscitado preguntas entre los científicos: ¿Nacemos con miedo a estos animales, o lo desarrollamos a lo largo de la vida?.

La respuesta a si el miedo a las arañas y serpientes es innato no es sencilla. Los estudios indican que hay una predisposición biológica a sentir aversión hacia estos animales, pero la intensidad y manifestación de este miedo pueden estar influidas por factores culturales, sociales y personales.

La teoría evolutiva: Un miedo ancestral de supervivencia.

Desde un punto de vista evolutivo, el miedo a las serpientes y arañas podría haber sido ventajoso para nuestros antepasados. En tiempos prehistóricos, las serpientes venenosas y las arañas representaban un peligro real y mortal. Esta amenaza potencial habría ejercido una presión evolutiva sobre los seres humanos, favoreciendo a aquellos que evitaban a estos animales y, por lo tanto, reducían el riesgo de ser mordidos o picados.

Este "miedo adaptativo" no solo se observa en humanos, sino también en otros primates. Investigaciones con macacos y chimpancés han demostrado que estas especies pueden reaccionar con temor ante la imagen de serpientes, incluso si nunca antes han tenido contacto con una en la naturaleza. Estas respuestas sugieren que el miedo a las serpientes y, en menor medida, a las arañas podría estar "cableado" en nuestro cerebro, es decir, ser un instinto de supervivencia básico.

Estudios con bebés: Evidencias de una reacción innata.

Varios estudios han explorado el miedo a las arañas y serpientes en bebés y niños muy pequeños, que aún no han tenido experiencias directas o negativas con estos animales. Un estudio realizado en 2017 en la Universidad de Rutgers mostró imágenes de serpientes y arañas a bebés de seis meses, comparándolas con imágenes de animales no peligrosos. Los resultados mostraron que los bebés reaccionaban con una aceleración en el ritmo cardíaco y una mayor atención hacia las imágenes de serpientes y arañas, en comparación con imágenes de flores o peces.

Estos resultados no indican necesariamente miedo, pero sí sugieren una reacción de atención o "alerta", lo que podría implicar que existe un mecanismo innato que nos hace percibir a estos animales como potencialmente amenazantes. La respuesta de alerta o aversión podría entonces ser el precursor de lo que, con experiencias negativas o factores sociales, se convierte en miedo o fobia en la edad adulta.

El papel del aprendizaje y la influencia social.

Aunque las bases de una respuesta de alerta ante serpientes y arañas pueden ser innatas, la intensidad del miedo parece estar influida en gran medida por el aprendizaje y las experiencias. Muchos estudios sugieren que la observación de reacciones de miedo en otros, como los padres o hermanos, puede reforzar o desencadenar el miedo en los niños. Este fenómeno, conocido como aprendizaje vicario, puede contribuir a que los niños desarrollen un temor persistente hacia las serpientes y arañas al observar reacciones de miedo o aversión en su entorno.

Además, los factores culturales también desempeñan un papel. En culturas donde las serpientes y las arañas son comunes y no representan una amenaza significativa, el miedo a estos animales tiende a ser menos frecuente. En cambio, en culturas donde estos animales se asocian con el peligro, el miedo suele ser más intenso y frecuente. Por ejemplo, en algunas regiones de África y Asia, las serpientes son veneradas o consideradas animales sagrados, y en estas culturas es menos común que las personas sientan miedo extremo hacia ellas.

Respuestas del cerebro: El sistema de amenaza y el miedo.

El cerebro humano cuenta con un sistema especializado para identificar y responder a las amenazas, en el cual participa la amígdala, una estructura pequeña ubicada en el lóbulo temporal. La amígdala se activa rápidamente en respuesta a estímulos percibidos como peligrosos, y estudios han demostrado que las imágenes de serpientes y arañas activan esta región cerebral más intensamente que las imágenes de otros animales.

Este mecanismo de amenaza rápida es particularmente útil en situaciones en las que la velocidad de respuesta es crucial para la supervivencia, como ante la presencia de un animal venenoso. La activación rápida de la amígdala puede entonces estar en la base de nuestras respuestas de miedo, aunque no todos los estímulos activan esta respuesta de la misma manera. La intensidad de esta reacción también parece depender de factores como la genética y las experiencias previas.

Fobia vs. miedo adaptativo: ¿Qué diferencia hay?.

Es importante distinguir entre el miedo adaptativo y la fobia. El miedo adaptativo es una respuesta de alerta razonable que permite a los seres humanos evitar posibles amenazas. Este tipo de miedo es moderado y no interfiere con la vida cotidiana. Sin embargo, cuando el miedo se convierte en fobia, puede resultar debilitante y afectar significativamente la calidad de vida de una persona.

Las fobias específicas, como la aracnofobia (miedo a las arañas) y la ofidiofobia (miedo a las serpientes), se consideran trastornos de ansiedad que requieren tratamiento en casos graves. Las terapias de exposición gradual, por ejemplo, pueden ayudar a las personas a desensibilizarse y superar su miedo excesivo a estos animales.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings