Resuelto el misterio del criptograma oculto en un vestido de seda de la época victoriana

CRIPTOLOGÍA.-

Habría sido escrito el 27 de mayo de 1888, como parte de un código perdido hace mucho tiempo.

Una de las hojas de papel encontradas en el vestido de seda, etiquetada con el número 1. / Crédito: Sara Rivers-Cofield.

Un criptograma hallado en un vestido de la época victoriana fue considerado uno de los 50 principales códigos y cifrados sin resolver del mundo durante una década: ahora, una nuevo investigación ha revelado que se trataba en realidad de una forma de código telegráfico utilizada durante el siglo XIX, con el propósito de compartir pronósticos meteorológicos de las ciudades de la forma más económica posible.

Un estudio publicado en la revista Cryptologia por el analista informático Wayne Chan, de la Universidad de Manitob, en Canadá, ha descifrado finalmente el mensaje oculto del denominado “criptograma del vestido de seda”, uno de los mayores enigmas en torno a códigos sin resolver en los últimos años. A pesar de la gran cantidad de hipótesis que se barajaron, finalmente se trataba de un pronóstico meteorológico en clave.

Oculto en un vestido.

De acuerdo a un artículo publicado en IFL Science, la curadora arqueológica Sara Rivers-Cofield compró un vestido de seda del siglo XIX en un centro comercial de antigüedades en Maine, en 2013. Al inspeccionar la prenda luego de adquirirla, Rivers-Cofield descubrió un bolsillo interno que estaba completamente oculto a la vista: en su interior, encontró una serie de mensajes en papel con frases sin un sentido aparente, que parecían parte de un misterioso código secreto.

Durante 10 años, el código escondido en el vestido desafió los esfuerzos por descifrarlo, dando lugar a múltiples hipótesis y conjeturas: ¿se trataba de un mensaje en el marco de prácticas de juego ilícito? ¿Eran datos codificados por acciones de espionaje? Ahora, el nuevo estudio no solamente ha resuelto el enigma, sino que además ha determinado la fecha exacta en la que fue escrito el mensaje.  Al parecer, el motivo del mismo era menos romántico y mucho más terrenal.

Para muchos especialistas, el "criptograma del vestido de seda" fue considerado uno de los 50 códigos y mensajes sin resolver más intrigantes en todo el planeta desde 2013 hasta hoy. Sin embargo, Chan lo ha resuelto con relativa sencillez. Relacionó la estructura de los mensajes con una forma de código telegráfico que alguna vez fue utilizada por el Ejército y la Oficina Meteorológica de los Estados Unidos en el siglo XIX.

Pronósticos meteorológicos.

El objetivo de este código era compartir pronósticos meteorológicos de las distintas ciudades ahorrando recursos económicos: en esa época, cada palabra de un telegrama en América del Norte podía costar varios dólares, por lo cual usar un código que permitiera ahorrar en cantidad de palabras tenía mucho sentido y utilidad. Según un artículo publicado en Science Alert, algunos códigos telegráficos se utilizaron comercialmente y a gran escala, pero este código en particular solo fue empleado por un grupo selecto de funcionarios gubernamentales que estaban a cargo de crear un mapa meteorológico nacional.

Se trata de uno de los únicos ejemplos encontrados hasta la fecha de este tipo de pronósticos codificados, dentro de una red que cubría varias estaciones estadounidenses y canadienses, desde Calgary hasta San Antonio. Sin embargo, Chan se encontró con una dificultan: advirtió que los códigos meteorológicos de las estaciones canadienses tenían un formato diferente al de las estadounidenses.

En función de las referencias del mensaje y el código utilizado, el investigador logró finalmente decodificar todas las líneas. Posteriormente, buscó datos meteorológicos nacionales de Estados Unidos y Canadá para descubrir exactamente qué día se estaba describiendo en el pronóstico meteorológico. Probablemente fue el 27 de mayo de 1888. A pesar de estos nuevos datos, aún sigue siendo un misterio cómo y por qué apareció el papel con el mensaje en un bolsillo interno y oculto de un vestido de seda de la época victoriana.

Por: Pablo Javier Piacente.

Sitio Fuente: Levante / Tendencias21