Ixcateco, una lengua indígena en alto riesgo de desaparecer

LINGÜÍSTICA / ANTROPOLOGÍA E HISTORIA.-

Sólo quedan 10 hablantes fluidos en Santa María Ixcatlán.

Santa María Ixcatlán es un municipio de México que pertenece a la zona cultural llamada Mixteca alta, en el norte de Oaxaca y en colindancia con Puebla. Está ubicado en un área semiárida que es parte de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán. Para llegar ahí se transitan caminos de terracería; en la actualidad tiene una población de alrededor de 300 habitantes.

Su actividad económica principal es la venta de sombreros de palma que elaboran dentro de unas pequeñas cuevas ubicadas al lado de sus viviendas y los cuales comercializan a precios muy bajos, o incluso, intercambian por mercancías. Desde hace unos años la comunidad empezó a producir mezcal de una manera muy artesanal, además cultiva frijol y maíz a pequeña escala y sobre todo para consumo propio.

Ahí, en ese lugar, viven los últimos 10 hablantes del ixcateco, quienes en su mayoría tienen más de 80 años y son los únicos que pueden comunicarse de manera fluida en todo México, es decir, lo hablan y lo entienden. Algunos otros habitantes pueden saber o entender algunas palabras o incluso frases, pero no son hablantes con un dominio de la lengua.

El ixcateco es una lengua indígena de las que en mayor riesgo de desaparecer se encuentra en México.

El maestro Rafael Alarcón Montero, de la Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) concluye que si una lengua desaparece, “perdemos el conocimiento que poseen los hablantes de ella, su manera de concebir el mundo, su historia, sus narraciones y esto ya no se puede recuperar, es decir, las lenguas no se pueden renovar”.

Frente a los riegos que representa el perder todo el conocimiento que está codificado en el habla de una comunidad, la Unesco estableció la celebración del Decenio de las Lenguas Indígenas (2022 a 2032), cuyo objetivo será “es garantizar el derecho de los pueblos indígenas a preservar, revitalizar y promover sus lenguas, e integrar los aspectos de la diversidad lingüística y el multilingüismo en los esfuerzos de desarrollo sostenible”.

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Política educativa y migración.

Hasta los años 40, el pueblo de Santa María Ixcatlán era bilingüe, se hablaba ixcateco y español, pero de esa fecha a la actualidad la segunda se ha convertido en la primera lengua desplazando a la original.

De acuerdo con el maestro Alarcón Montero, esto ocurrió, según los hablantes originarios, porque la política educativa que se implementó a partir de esos años estaba enfocada en la enseñanza del español y no hubo un interés por parte de las autoridades de mantener las lenguas originales.

“Las políticas lingüísticas de ese entonces consistían en castellanizar, y existía la idea de sacar a los indígenas del atraso, de que dejaran de ser pobres e ignorantes a través del aprendizaje de español y sin respeto a las lenguas originarias. Según los ixcatecos, cuando llegó la escuela al pueblo, el niño tenía que aprender el español y si ocupaba su lengua, incluso era castigado”.

Estas ideas conllevaron a que no se pudiera establecer un diálogo entre la diversidad y la educación, “fue una política avasalladora en ese sentido”.

Asimismo, otro factor que llevó al ixcateco a convertirse en la segunda lengua en Santa María Ixcatlán fue la migración hacia lugares como Puebla y la Ciudad de México, pues además aquellos que migraban tuvieron que aprender español y cuando regresaban también se comunicaban en esta lengua.

        Una de las principales causas por las que una lengua desaparece, es porque otra suple a la originaria, además, la discriminación a la que se enfrentan los hablantes propicia que dejen de usarla y de transmitirla a las nuevas generaciones.

Una tradición oral.

Una lengua es un sistema de comunicación que tiene un fuerte arraigo en la vida social de las distintas culturas, estudiarlas nos permite entender cómo los diferentes grupos sociales han vivido su historia, cómo se interrelacionan entre ellos, con el contexto, con la naturaleza y con el mundo que los rodea.

Los lingüistas son los encargados de estudiar todas esas manifestaciones del lenguaje propias del ser humano, que también son una ventana al mundo de las distintas sociedades.

Existen diversas maneras de acercarse al estudio de una lengua, dependiendo el objetivo que se tenga. Podría ser a través de estudiar su morfología (estructura de la palabra), su sintaxis (frases u oraciones), su semántica (significado de las expresiones) o la pragmática (aquello que tiene relación con la interpretación del contexto).

El maestro Alarcón Montero es uno de los pocos lingüistas mexicanos enfocados en el estudio del ixcateco. Como parte de su trabajo de investigación, se ha centrado en estudiar sus sonidos, así como en determinar cuántas vocales, consonantes y tonos tiene.

Precisa que el ixcateco es una lengua tonal, es decir, que al pronunciar una palabra, dependiendo de si se modifica la altura de la voz, cada una puede traducirse cada una de manera distinta. Está emparentado con otras como el mazateco, el popoloca y el chocho, las cuales se hablan en regiones entre Puebla y Oaxaca.

“Son lenguas primas y lo que uno asume es que en algún momento de la historia fueron una única lengua, pero así como pasó con las lenguas romances que derivaron del latín, estás lenguas se fueron haciendo cada vez más distintas hasta que fueron diferentes”.

Para hacer una recuperación de las palabras en ixcateco, Alarcón Montero acude a la comunidad, establece una relación con los hablantes explicándoles cuál es el interés de su estudio.

Posteriormente graba las palabras o frases dichas por hablantes originarios. En cada visita trabaja de la mano con ellos para poder entender el sonido y  su significado.

“Después regresamos al laboratorio, le damos un poco de limpieza a esos audios que se graban en campo y se van haciendo archivos sonoros de cada una de esas palabras; se van investigando cuáles son los sonidos de esa lengua para poder determinar con mayor precisión cómo se estructura su fonología”.

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    La lingüista mexicana María Teresa Fernández de Miranda, en 1961, publicó el Diccionario Ixcateco, el cual es uno de los trabajos más importantes sobre esta lengua. Una década antes, Doroteo Jiménez, un hablante que trabajó con dicha investigadora, se preocupó por escribir las palabras de su lengua y propuso ciertas reglas; sus ideas son las que actualmente se siguen usando.

Los lingüistas interesados en documentar el ixcateco, transcriben la palabra tal y como la escuchan, usando el alfabeto fonético internacional, que les permite recuperar la manera en la que la está pronunciando el hablante, ya que es una lengua que no tiene un sistema de escritura propio y tradicional.

Con el material recuperado se crean archivos, los cuales son formas de perpetuar una lengua a pesar de que se pierda, ya que el registro que queda de ellas puede ser utilizado para realizar materiales de enseñanza para niños y jóvenes, así como para aquellos que estén interesados en conocerla.

“Una lengua también se aprende con palabras, tienes que tener léxico, sino no puedes hacer oraciones. Después viene el aprender la estructura, como el andamiaje de la gramática, pero si no tienes léxico, qué vas a poner en esas partes, por lo que todo lo que se pueda hacer sobre estas lenguas es valioso, por ejemplo, documentar narraciones, palabras o algunas frases”, concluye el investigador.

Por: María Luisa Santillán.

Sitio Fuente: Ciencia UNAM