Dedican libro a la obra de Yólotl González Torres
C. SOCIALES / ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
- La publicación Los rumbos del pensamiento discurre sobre Mesoamérica, sacrificio humano, religión, estudios comparados en antropología y otros temas que la investigadora emérita del INAH ha abordado en su prolífica labor profesional
- Es una compilación de 13 escritos de varios autores que se presentará en Xalapa, Veracruz, en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario, este martes 26 de abril.
Yólotl González. Foto Mauricio Marat, INAH
Bajo el título Los rumbos del pensamiento. Homenaje a Yólotl González Torres, un abanico de escritos presentados por distintos especialistas celebran la prolífica y señera obra de la investigadora emérita del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), antropóloga experta en Mesoamérica, religión y culturas asiáticas, entre las que destaca la hindú, su preferida.
La compilación abarca el vasto territorio en el que la etnóloga ha sentado cimientos para el desarrollo de nuevos estudios, parte de los cuales dan cuenta los 13 capítulos que componen el volumen. Mesoamérica, sacrificio humano, el culto a los astros, estudios comparados en antropología, religiosidad popular y la mirada a otras culturas, como la hindú y la celta, son algunos de los temas que desarrolla el libro.
Yólotl González reconoce sentirse tan agradecida como abrumada por este homenaje. En sus palabras, todos los textos son de gran calidad y dice que “quizás rebasen la aportación que realmente he hecho, pero sin duda se centran en las cuestiones que me interesan”.
Coordinada por Félix Báez-Jorge e Isabel Lagarriga Attias, la publicación fue editada por el INAH y será presentada este martes 26 de abril en la Feria Internacional del Libro Universitario en Xalapa, Veracruz.
El punto de partida del libro es una semblanza de la investigadora, el retrato de una mujer que nació en 1932, en una familia de médicos de la que hereda su veta intelectual. La madre era especialista en oftalmología, a quien Gónzalez Torres recuerda como una de las pocas mujeres médicas en su tiempo; y su padre, reconocido psiquiatra, contó entre su intensa actividad profesional la labor docente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
De su infancia, la doctora rememora: “En casa teníamos una biblioteca más o menos amplia donde uno de los libros que a mí me encantaba hojear era Las razas humanas, de Pedro Bosch Gimpera, es un libro clásico con ilustraciones en blanco y negro maravillosas; yo me pasaba las horas leyéndolo, creo que de ahí me nació el amor o la atracción hacia la antropología”.
Hizo estudios de danza y pintura, en su decir, “fue otro mundo” que la puso en contacto con personalidades de la vida cultural de nuestro país como Miguel Covarrubias, que posteriormente sería su maestro y entrañable amigo.
Realizó estudios superiores en la ENAH cuando su sede era el actual Museo Nacional de las Culturas, en la calle de Moneda del Centro Histórico. Era la “época de oro”, califica González Torres, porque la formación era de gran calidad e incluía, por ejemplo, materias de protohistoria y prehistoria impartidas por el profesor Pablo Martínez del Río.
Formó parte de la misma generación que Carlos Navarrete; muchos de sus integrantes estaban interesados en los indígenas y la medicina tradicional, “gente que le interesaba la Revolución Mexicana y que la verdad a mí nunca me interesó”, reconoce la etnóloga, “creo que sigue siendo un hueco en mi conocimiento que no sé si llegaré a llenar porque está cubierto de cuestiones orientales y prehispánicas”.
Con esa conciencia y bajo la tutela de Paul Kirchhoff, a la edad de 25 años viajó por primera vez a la India donde iniciaron sus estudios sobre religión y cultura hindú. La imagen que se había hecho con la literatura de Rabindranath Tagore, uno de sus autores favoritos, tomó nuevos matices a través de los viajes que realizó en territorio indio. Entabló relaciones profesionales y amistosas con muchas personas, entre ellas el último secretario de Gandhi, el antropólogo Nirmal Kumar Bose.
“Quizás es la gente lo que hace a uno amar un lugar”, reflexiona González Torres, pero lo que también es cierto es que esta experiencia detonó en ella el estudio sobre la diversidad cultural de la India —adonde regresó en muchas ocasiones, al menos una vez al año—. A partir de aquí, el desarrollo de la metodología comparativa en su campo dio inconmensurables investigaciones que incluso tocaron otros territorios de Asia, así como una destacada bibliografía.
Por otra parte, la trayectoria académico-administrativa de la doctora ha pasado por varias instituciones y organizaciones. Fundó la Escuela de Antropología de la Universidad Iberoamericana y la Sociedad Mexicana para el Estudio de las Religiones AC, a partir de la relación con la International Association for the History of Religions (IAHR), de la que es miembro honorario vitalicio.
En el INAH se ha desempeñado en el Departamento de Investigaciones Históricas, como directora del Museo de El Carmen e investigadora de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS), por mencionar una parte significativa de su amplia experiencia en dicha institución.
Docente en la Facultad de Filosofía y Letras y el Colegio de Historia de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha organizado y coordinado innumerables congresos y coloquios, entre los que sobresale el ciclo de conferencias “El Hombre y lo Sagrado”, que este 2016 cumple 20 años.
Derroteros hacia los que transita el libro homenaje
Como muestra de la amistad y simpatía hacia la etnóloga, y en medio de la inagotable temática que han trabajado juntos, Alfredo López Austin elige abordar la visión panorámica de la religión mesoamericana —con especial acento en la mexica— en el texto que ofrece en Los rumbos del pensamiento. Homenaje a Yólotl González.
Dora Sierra comenta los estudios del sacrificio humano y los alucinógenos en Mesoamérica, en los que la homenajeada observó que, durante los días anteriores al ritual, las futuras víctimas eran intoxicadas con bebidas como el pulque para no sentir la muerte, así el acto previo al sacrificio tenía una función social, política y catártica para todos los asistentes.
Los ensayos de Leonardo López Luján, “Los depósitos rituales y las ceremonias de reconstitución del universo en Teotihuacan”, y de Alfonso Arellano, “La tierra, espejo del cielo”, se vinculan con los estudios astronómicos de la investigadora emérita. En el primero se revisa cómo los depósitos rituales de la Pirámide de la Luna evocaban el acto primordial de la creación del universo; en el segundo, a partir de la observación del Códice Selden, se cree que el pueblo mixteca estaba preocupado “por encuadrar los actos terrestres dentro del acaecer sagrado y celestial, rasgo común en Mesoamérica”.
Respecto a las religiones de otras culturas, Rosa Martínez Ascobereta escribe sobre los cultos de las diosas-madres celtas; en tanto, Benjamín Preciado presenta las cosmogonías acuáticas en el vishnuismo. Complementan el libro escritos de Ana María Velasco, Silvia Ortiz, Blanca Solares, Carlos Garma y Roberto García, además de dos textos de los coordinadores Isabel Lagarriga y Félix Báez-Jorge.
Sitio Fuente: INAH